ACRECENTAMIENTO DE CONCIENCIA DE SI
En las recientes disertaciones hemos hecho algunos
comentarios sobre la enseñanza fundamental del Trabajo relativa a la necesidad
de acrecentar la conciencia.
No somos aun propiamente conscientes.
Hablamos y nos comportamos, pensamos, sentimos y juzgamos
SUPONIENDO que no solo nosotros sino los otros son seres plenamente
conscientes.
Al reunir las diferentes partes del Trabajo para formar
un instrumento en la mente listo para RECIBIR las vibraciones más sutiles que
llegan continuamente de los DOS CENTROS SUPERIORES (el centro intelectual
superior y el centro emocional superior) presentes en el Hombre, la idea de no
ser propiamente consciente es una de las principales partes que soportan el armazón
de ese instrumento.
En otras palabras, hay que comprender cada vez más mediante
la experiencia que no es verdaderamente consciente y que las otras personas tampoco
lo son.
Esto produce en nosotros un considerable cambio.
Pero a menos de llegar a ser UNA VERDAD EXPERIMENTADA
no puede ocupar el lugar necesario en dicho instrumento.
Permanecerá meramente sin uso alguno en la memoria.
La verdad de cada parte de la enseñanza debe ser
experimentada antes que pueda ocupar su lugar en la construcción de ese instrumento
que está en el mundo interior de uno mismo.
Afortunadamente, LAS IDEAS DE ESTA ENSEÑANZA son
mutuamente afines, y una vez que las barreras preliminares subyacentes de la negación
han cedido y estas ideas se han vuelto a formar en un nivel más profundo,
tienden a ajustarse de la mejor manera posible en el pequeño lugar que quedó
vacante y que les pertenece.
Al parecer este es un largo proceso segun esta lenta
norma temporal para la cual un día representa toda una vida, y un corto proceso
segun otra norma para la cual toda una vida parece un día.
Ahora bien, hay tres direcciones en las cuales un
acrecentamiento de conciencia puede lograrse por medio de esfuerzos realizados
sin tensión ni prisa.
La primera conduce a un acrecentamiento de conciencia en
uno mismo; la segunda, a un acrecentamiento de conciencia de los otros; la
tercera, a un acrecentamiento de conciencia de la vida.
En comentarios recientes, hemos hablado sobre todo acerca
de un acrecentamiento de conciencia de sí mismo, mediante el cual se logra
imperceptiblemente otro sentido de sí mismo, con gran alivio — porque nadie
puede lograr la paz interior y escapar de la incesante agitación nerviosa
mientras el sentimiento de sí mismo sigue siendo lo que es—.
Ahora bien, el acrecentamiento de conciencia de sí
significa que hay más espacio en el mundo interior de uno mismo.
Pero este ensanchamiento, esta expansión de la
conciencia, solo puede tener lugar a expensas del sentimiento habitual de uno
mismo, el cual está conectado con la Personalidad: y este sentimiento habitual
de uno mismo luchará para retener su poder, del mismo modo que un tirano lucha
para retener su poder.
LO DESDICHADO ES QUE NO SE LO VE DE ESTA MANERA.
Pensamos que yo mismo es Yo y hasta decimos "yo
mismo", así nos aferramos a la fuente de nuestras incomodidades y penas y
resentimiento que nos separan de “ello”.
Si, hasta nos aferramos a toda la amargura, cólera y odio
en nosotros mismos, sin llegar a ser nunca suficientemente conscientes como
para ver que hemos de trabajar sobre nosotros mismos.
Ahora bien, el acrecentamiento de conciencia de sí es,
segun creo, la única forma de trabajar sobre si que pueda librarnos eventualmente
de esa amargura, cólera u odio —y de muchas otras cosas—. ¿Por qué? Porque cambiará
el sentimiento de uno mismo.
Pero ¿por qué ha de librarnos de la amargura, cólera u odio?
Porque lo que los causa y los mantiene vivos es
exactamente el sentimiento que se tiene al presente de uno mismo.
En el último comentario nos hemos referido a un método de
acrecentar la conciencia de sí que estriba en tratar de ver la clase de persona
que se fue en diferentes periodos del pasado, y así a todo lo largo de nuestra
vida, en lugar de recordar meramente distantes escenas o personas.
Hablamos de utilizar la presente observación de si como
un atisbadero en el pasado, lo cual a veces nos lleva a descubrir que se ha
sido siempre igual a lo que se acaba de observar.
Esto produce una gran profundidad de auto-observación.
No es necesariamente deprimente como algunos suelen
pensar.
Diría más bien que es una experiencia liberadora.
Todo aquello que se hace consciente produce una sensación
de libertad.
Es en realidad liberar una parte de la tiranía de sí
mismo.
Al parecer es una paradoja decir que llegar a ser
consciente de un rasgo desagradable que obró a todo lo largo de nuestra vida, y
que antes se ignoraba, produce una sensación de liberación; pero la razón de
ello la pueden encontrar ustedes mismos.
Ahora bien, el otro método que hemos mencionado es el de
llegar a ser conscientes en lo opuesto.
Somos unilaterales.
Admitimos en la conciencia un lado de las cosas y no el opuesto.
La unilateralidad nos hace, por ejemplo, híper-sensitivos,
fácilmente trastornados, de reacciones demasiado rápidas, y así sucesivamente;
o produce lo inverso —demasiado insensibles, demasiado complacientes, demasiado
indiferentes, etc. —.
Nuestras opiniones y habitos de mente y sentimientos
inculcados son parciales.
Como se dijo, ver sinceramente el lado opuesto, exige y
constituye una expansión de la conciencia.
Pero tal expansión causa asombro u horror a la mente
fija.
¿No se dan cuenta que significa perder el acostumbrado sentimiento
de sí mismo?
Es como sentir que a uno le falta el suelo bajo los pies,
¿no es cierto?
Si, es eso, y es excelente.
Ya uno no se entrega más a ataques de rabia ni es tampoco
tan fanático ni falto de sentido del humor, ni se repiten las mismas cosas
todos los días; y usted, señora, se beneficiará grandemente.
Un ensanchamiento de la conciencia sería una bendición
para todos nosotros.
Se lo puede lograr —a condición de ver inteligentemente
lo que lo impide—.
Ahora bien, ¿qué hacemos con los otros lados —los lados
opuestos— que nuestra conciencia no abarca?
Los vemos en las otras personas.
No los vemos en nosotros mismos, pero los proyectamos a
los otros.
Las otras personas son culpables, las otras personas son
mezquinas, las otras personas son intolerables, las otras personas tienen
mentes desagradables, las otras personas son injustas, las otras personas
tienen un carácter imposible —pero nosotros no—.
El resultado de la no aceptación hace que el mundo sea de
lo mas extraño.
Tan solo viviendo en ese mundo se ve cuan extraño es.
Pero preferimos vivir en la imaginación y en los diversos
infiernos que esta crea.
Ahora bien, en el lugar donde más nos identificamos, allí
está obrando la proyección: y donde la proyección está obrando, allí también está
obrando una conciencia unilateral y nadie puede llegar a convertirse en Hombre Equilibrado
si sigue siendo unilateral.
La tabla de los siete diagramas del Hombre muestra claramente
que en el movimiento hacia la conciencia hay que lograr el estado de Hombre Equilibrado
—esto es, el Hombre No 4—.
Vemos que para lograrlo es, ante todo, necesaria una
conciencia de sí muy acrecentada.
Una manera de lograrlo, y es la más importante, es ser cada
vez más consciente de y en los opuestos en uno mismo, para que eventualmente
nada se proyecte hacia los otros.
Así se libera uno de la amargura, la ira, el recelo, el
odio, y muchas otras cosas que caracterizan el acostumbrado sentimiento de si
—que derivan de la unilateralidad y son destruidas por la bilateralidad—.
En suma, el Hombre No 4 u Hombre Equilibrado, no puede
ser unilateral.
Debe ser consciente de todo en sí mismo y así nada podrá
proyectar.
Si no proyecta cosa alguna a los otros, no podrá
identificarse con ellos.
Logrará así una gran libertad.
Estará en camino para llegar a ser un Hombre No 5, 6 y 7
—esto es, estará en camino para llegar a ser un Hombre Plenamente Consciente—.
Reflexionen, pues, todos ustedes, en el hecho que el
Hombre Consciente está construido sobre el Hombre Equilibrado —no sobre el
Hombre Mecánico— y en la necesidad de llegar a ser conscientes en los opuestos
antes de poder alcanzar el estado de Hombre Equilibrado.
Maurice Nicoll
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