LA VELOCIDAD DE LOS CENTROS Y EL TIEMPO
Los Centros trabajan a diferentes velocidades.
Este Comentario se refiere a algunas de las ideas
imperantes sobre el Tiempo en el Trabajo.
Empezaremos con la cuestión de la velocidad en los
diferentes centros.
En el Hombre los centros no trabajan con la misma
velocidad.
¿Qué es lo que debe entenderse por el término
"velocidad de los centros"?
Tomemos este ejemplo:
Si fuera a pensar cómo va a moverse mientras baja
corriendo la escalera, es probable que se caiga.
¿Por qué?
Porque su pensar sería más lento que su movimiento.
Nuevamente, si tuviera que pensar cómo manejar un coche,
le sucederá probablemente un accidente.
¿Por qué?
Porque cuando sabe manejar un coche apenas piensa en la
manera de manejarlo.
¿Qué es lo que se hace cargo de usted cuando baja
corriendo las escaleras o conduce un coche?
El Centro Motor.
Su mente está trabajando. La velocidad de ese centro
supera la velocidad de nuestro pensar ordinario y con ello quiero decir nuestro
Centro Formatorio que es una parte del Centro Intelectual —la parte más lenta—.
No estoy hablando del Pensar Emocional, por ejemplo, que
es mucho más rápido, y es comparable a lo que la gente llama intuición.
Ahora bien, comprendemos que una persona lenta capta las
cosas lentamente y rápidamente una persona rápida.
La persona lenta capta las cosas una por vez: la persona
rápida capta dos cosas simultáneamente.
Esta última puede ver conexiones en las cosas que una
persona más lenta no ve.
Algunas personas gustan decir:
"Una cosa a la vez", y creen que esta es una
máxima buena y sensata.
Gusta terminar una cosa antes de empezar otra.
Luego de haber desplegado, digamos, las tropas en el
flanco derecho, se asombran al ver que el enemigo ha dispuesto mientras tanto
su artillería frontalmente.
No pueden pensar en función de la segunda fuerza o fuerza
opuesta, sino sólo en función de lo que desean hacer.
Ahora bien, lo que es más rápido significa lo que se
comprende mejor.
Todos hemos tenido tal vez destellos de otra conciencia
en la cual vimos muchas cosas simultáneamente.
Cabe tener la seguridad que esto se debe al trabajo de
alguna parte de un centro dotado de mayor velocidad y QUE VE "TODO
SIMULTÁNEAMENTE".
Ahora bien, cuando un centro cuya velocidad es grande
está trabajando, experimentamos la situación paradójica que todo va muy
lentamente y también que todo tiene la velocidad de un destello.
A veces nuestra vida se presenta de esta doble manera, y
diría que siempre lo hace así.
Cuando, por ejemplo, estamos en un accidente de coche,
solemos ser conscientes en el Centro Motor.
Este centro trabaja 30.000 veces más rápidamente que la
parte ordinaria del Centro Intelectual que empleamos comúnmente.
Entonces vemos todo a velocidad reducida.
¿Por qué?
Porque recibimos muchas más impresiones.
La velocidad de percepción, cuando estamos
momentáneamente conscientes en el Centro Motor, se acrecienta enormemente a la
razón de 1 a 30.000, hablando idealmente, o al menos en una forma similar.
Es sabido que si se realiza un film cinematográfico de
una carrera de obstáculos corrida por caballos y la pasamos, digamos, a sólo
seis tomas por segundo en la pantalla, los caballos correrán como el rayo y con
toda violencia.
La velocidad normal es de, digamos, 24 tomas por segundo.
Ahora bien, si se la pasa con una velocidad de 40 tomas
por segundo, los caballos parecen navegar lentamente sobre los obstáculos y
saltar sobre las vallas sin esfuerzo alguno, sin violencia alguna —de hecho, se
tiene la impresión que no hacen nada, sino que el medio en que están es lo que
los impulsa, como si se hubieran formado vacíos y presiones que los impulsara
hacia arriba o hacia abajo—.
Ahora bien, cuando llegamos a ser momentáneamente conscientes
en un centro, o en una parte de un centro, que trabaja con mayor velocidad,
vemos las cosas a velocidad reducida.
Tomamos más fotografías por segundo.
Parece transcurrir un tiempo infinito antes que el coche
choque con el otro.
Y empero todo parece terminar en un destello.
Si —para nuestros centros ordinarios todo ocurrió en sólo
medio segundo— más, para un centro trabajando a mayor, velocidad, este medio
segundo se expandió enormemente y así transcurrió al parecer mucho tiempo antes
que se produjera el choque.
Esta doble experiencia del "tiempo" siempre me
interesó.
Ocupémonos ahora del Centro Emocional.
Este centro puede ver muchas cosas simultáneamente si
está trabajando realmente y es tanto lo que puede reunir y conectar en un todo
que parece cosa de clarividencia.
Pero puesto que el Centro Emocional está ahogado con
emociones negativas y auto-emociones personales, rara vez puede ejecutar
correctamente su tarea y por lo general sólo nos enferma.
Si se entiende que una mayor velocidad de trabajo de un
centro significa una expansión del tiempo y una menor velocidad de trabajo de
un centro una contracción del tiempo, nos ayuda a comprender que nuestro estado
de experiencia del "tiempo" es relativo.
Se puede, por ejemplo, imaginar una vasta composición
musical contraída para una orquesta pequeña, pobre —y luego expandida hasta su
plenitud, cuando todas las octavas interiores y variaciones y sutilezas son
oídas—
Así es nuestra vida en las pequeñas partes de los
centros.
Son muchas las experiencias anotadas, en la literatura
que se remonta a tiempos muy antiguos, de personas que experimentaron un cambio
de tiempo, en el sentido de una expansión del tiempo.
Por ejemplo, han creído que estaban en algún lugar, en
algún otro nivel de vida por días, o años, y empero, al recaer en la ordinaria
velocidad de tiempo, encontraron que sólo habían pasado unos pocos segundos.
Cada segundo de nuestro tiempo contiene muchas escalas de
tiempo.
Los Centros Superiores del Hombre trabajan a enormes
velocidades si se los compara con el Centro Formatorio (parte externa del
centro intelectual), que de todos los centros y partes de los centros en el
Hombre es el que trabaja más lentamente.
Vista desde los Centros Superiores toda nuestra vida
transcurre en un momento.
Sí —pero también, paradójicamente, cada momento de la
vida puede tener la extensión de una vida.
En el sueño es obvio que el tiempo varía.
Los sueños son de distintas clases y provienen de
diferentes centros.
Algunos sueños muy largos transcurren sólo en unos pocos
segundos.
Así se ve que el tiempo psíquico o interior es diferente
del tiempo solar o medido por el reloj —o, para decirlo sencillamente, tiempo
físico o exterior—.
La superficie visible o exterior de nuestro cuerpo está
en el tiempo físico que no varía y transcurre a la misma velocidad para todos,
aunque muchas veces me pregunté si ocurre así, porque en ciertos días parece
haber demasiado "tiempo" y muy poco en otros—.
Empero, si alguna clase de tiempo no transcurriese de la
misma manera para todos, sería molesto, porque de pronto podríamos aparecer o
desaparecer.
Así nuestros cuerpos permanecen en el tiempo.
Nuestra vida mental, los pensamientos, los sentimientos,
en suma, nuestra vida psíquica interior, puede experimentar muchas velocidades
de tiempo.
Ahora bien, cada centro es una mente de una clase
especial, que se relaciona con un aspecto de la vida, y cada centro tiene su
velocidad —y nuevamente, cada parte de un centro es una sub-mente y tiene su
velocidad—.
Ya habrán oído decir que cada centro trabaja con su
propia energía o "gasolina"—.
Esas diferentes materias-energía son llamadas en el
Trabajo HIDRÓGENOS.
La Parte Formatoria del Centro Intelectual, en la cual
mora por lo común nuestra Conciencia, trabaja con el Hidrógeno 48, y este es un
centro muy lento y una gasolina muy pesada.
El Centro Emocional debiera trabajar con
"gasolina" o energía cuya densidad fuera la mitad —a saber, Hidrógeno
24—.
Si lo hace, puede teóricamente trabajar 30.000 veces más
rápidamente que el Centro Formatorio en su punto más alto.
Más, por lo general, trabaja con una gasolina más densa.
Aún así, cabe observar la velocidad del Centro Emocional
en los estados negativos, en los celos, las sospechas, etc.
El Centro Sexual debería trabajar con el Hidrógeno 12,
pero lo hace raras veces, empleando por lo general el 48.
El Centro Motor debería trabajar con el 24 y suele
hacerlo en los momentos de peligro —o, inversamente, deja de trabajar, por así
decir, en la parálisis producida por el miedo—.
Con la práctica se lo puede obligar a emplear el
Hidrógeno apropiado —como en el largo adiestramiento de los prestidigitadores,
cuyos movimientos son tan rápidos que la mente tras el ojo no puede seguirlos—.
Los dos Centros Superiores trabajan con el Hidrógeno 12 y
con el 6.
Si fuéramos conscientes en cualquiera de ellos —si uno o
el otro estuviese tras el ojo— los movimientos de un prestidigitador parecerían
extremadamente lentos, hablando desde ese ángulo.
Cuanto más denso es el material-energía, más lento es el
trabajo.
En el Absoluto —en la cima del Rayo de Creación— la
energía más sutil, a la que podría denominarse Hidrógeno 1, penetra y abarca
todo simultáneamente.
Su velocidad de trabajo está más allá de la comprensión
humana.
La velocidad de la luz, unos 300.000 kilómetros por
segundo, es un movimiento muy, muy lento en comparación.
Maurice Nicoll
No hay comentarios:
Publicar un comentario