EL PRIMER CHOQUE CONSCIENTE
Seguiremos hablando del Primer Choque Consciente.
Si insisto en este punto se debe a que todo el Trabajo
descansa en el.
Hasta este momento no puse orden alguno en mis
disertaciones.
La última vez hemos hablado del momento en que se
advierte la mecanicidad como de una forma del choque.
Damos por supuesto lo que somos.
Damos por supuesto el hecho de hablar, pensar, movernos, ver
u oír.
No nos damos cuenta de que somos incapaces de explicar
nada y de que simplemente nada sabemos.
Llegar a percibirlo nos hace sentir asombro, impotencia.
En verdad, no hay persona que pueda decir, por más que lo
niegue, que se ha creado a sí misma y que sabe exactamente qué es y cómo
funciona el pensamiento, el sentimiento, etc.
Basta reflexionar un instante para darse cuenta de que no
se sabe nada.
Nos fueron dadas maquinas muy complicadas llamadas cuerpos
y vivimos en otra máquina muy complicada llamada mundo.
Cuando se comprende todo esto emocionalmente se da todo
por sentado, y este es un grado del Primer Choque Consciente.
Meditando sobre la inexplicabilidad de todo, incluso de uno
mismo, se puede llegar a un estado de comprensión muy diferente al de la comprensión
ordinaria.
En la charla anterior, el tema de la comprensión de
nuestra mecanicidad fue examinado sobre todo a la luz de la observación
personal y de la constatación de cómo Ello hace, no uno.
Les recordaré aquí la importancia de la Observación de Si
con respecto a la observación de la Personalidad.
Todas las mañanas se presentan los mismos pensamientos,
la misma manera de tomar las cosas, los mismos sentimientos, las mismas
preocupaciones.
La máquina de la Personalidad a la cual está ligada cada
persona trabaja mecánicamente.
Basta poner una moneda en la ranura y todo anda por
rutina.
Todos saben que esto no es "uno mismo", que no es
esto lo que hay que observar sino la propia Personalidad.
El Sr. Smith tiene que observar al Sr. Smith, no a "sí
mismo".
Creo que nunca se repite bastante que la Observación de
Si tal como la enseña El Trabajo es por completo diferente de lo que comúnmente
concebimos como la observación de uno mismo.
Este es uno de los lugares donde más fácilmente se cae dormido
al significado del Trabajo y donde es preciso despertarnos constantemente.
El Sr. Smith me viene a ver y me habla de sus
dificultades en el Trabajo y me dice que trata de observarse a sí mismo pero
que no sabe lo que ello significa.
Entonces se le pregunta: "¿Ha tratado de observar al
Sr. Smith?"
Se sorprende mucho.
Quizá comprendan lo que esto significa.
Por supuesto es inútil observarse a sí mismo si todo es
uno mismo.
El hombre está atado a una muy complicada maquina que
crea gran parte de su historia.
Sin embargo, el hombre no es esta máquina, porque hay
algo en él que puede librarlo de ella.
Si no fuera así, la Observación de Sí sería pura pérdida
de tiempo.
Veamos nuestra conexión con la maquina, digamos, por un día.
¿Qué se propone hacer? ¿Qué estuvo diciendo? ¿Dónde estuvo? ¿Qué quería? ¿Acaso
le gusta? ¿La justicia?
Estamos más libres de ella si hacemos algo con atención.
Basta observarse de ese modo en este mismo momento.
Cuando comprendemos que la máquina de la Personalidad nos
lleva de un lado para otro y se hace cargo de nosotros en todo momento tenemos
vislumbres de lo que significa darse cuenta de nuestra mecanicidad.
Empezamos a comprender por qué tal concepción es definida
como una forma de Recuerdo de Si.
Se ve que un hombre no puede ir más allá de sus límites
si toma todo en él como "sí mismo". ¿Cómo podrá cruzar la corriente
con todas sus posesiones? ¿Cómo podrá salir de la prisión si se empeña en
llevar todo consigo?
Es preciso evitarse a sí mismo.
Es preciso tener paciencia consigo mismo hasta que el
ruido que hace la Personalidad se haya aquietado y por último se alcance a
estar realmente "consigo mismo".
Existe una frase que se emplea mucho en el Trabajo, y también
en otros antiguos escritos esotéricos, en el sentido de que el Hombre está en
una prisión.
Gurdjeff acostumbraba decir que nadie se da cuenta de su situación.
"Todos ustedes", decía, "están en la cárcel,
y si son personas sensatas, lo único que deben desear es escapar de ella.
Nadie, sin embargo, puede escapar de la prisión sin la
ayuda de aquellos que han escapado antes.
Solo ellos les pueden enseñar de qué modo es posible
escapar".
Hubo un tiempo en que su afirmación favorita era que si
un hombre en la prisión tiene alguna posibilidad de escapar, ante todo debe
darse cuenta de que está en la prisión.
Mientras no sea capaz de entenderlo, mientras siga
creyendo que es libre, no tiene posibilidad alguna.
Si nos damos cuenta de nuestra mecanicidad, seguiremos
imaginando que somos libres.
Imaginamos que hacemos todo por nosotros mismos, por
nuestro libre albedrio.
La prisión de la que tantas veces hablo Gurdjeff, es ante
todo nuestra Personalidad.
En el caso del Sr. Smith, su prisión es el Sr. Smith a
quien no observa en absoluto y a quien toma como él mismo. ¿Qué tiene que
hacer? Tiene que dividirse él mismo en 'Yo' y el Sr. Smith.
Esta con el Sr. Smith a todo lo largo del día y tiene muchísimas
oportunidades de observarlo y es en vano que diga que no puede ponerse en comunicación
con el Sr. Smith por teléfono, porque esta tantas veces junto al Sr. Smith que
no lo ve ni tampoco se da cuenta de que el Sr. Smith le hace hacer todo.
Comprenderán por qué, al encontrarse con el Sr. Smith, no
hay que decir tan solo: "¿Como está usted?", sino agregar: "¿Como
está el Sr. Smith?'' Y el Sr. Smith ha de contestar: "Oh, el Sr. Smith
esta en perfecta salud, pero Yo no me siento muy bien".
Ahora bien, es imposible ayudar a ese hombre a que se
separe del Sr. Smith por medio de la persuasión.
Quizá diga que no cree en la existencia de esa persona
llamada el Sr. Smith, pues este es solo un hombre, y discutirá y exigirá
pruebas.
Claro está, esto es imposible, porque él es el único que
puede liberarse a sí mismo.
Es preciso que vea por si mismo lo que significa la propia
mecanicidad.
Debe darse cuenta que si bien imagina que siempre se salió
con la suya, es en realidad el Sr. Smith quien se salió con la suya, y tiene
que llegar a sentir su propia impotencia en presencia del Sr. Smith.
Desde luego, este ha de ser un proceso gradual, intermitente
que se extienda a lo largo de años de estudio de sí.
Pero una vez que ha empezado, una vez que percibe por un
instante la presencia del Sr. Smith, entonces su eventual liberación ya es una
posibilidad.
En lugar de oponerse a la idea de observación empieza a
usarla inteligentemente y entonces su vida se divide en dos corrientes: una será
la vida del Sr. Smith y la otra será la historia y reflexiones del 'Yo' que
observa al Sr. Smith.
Entonces durante largo tiempo llevara una vida doble, lo
cual es muchas veces penoso.
Pero si no se permite ser negativo notará gradualmente
que nuevos significados entran en su comprensión.
Algo tiene lugar en él.
Y ese cambio, por más leve que sea, es debido al choque que
se produce en el punto 6 por medio de las nuevas influencias que llegan a un
hombre.
Hay una forma de Yoga que se basa en la meditación sobre aquello
que se es y a lo que se puede llamar 'Yo'.
En este Trabajo debemos preguntarnos cuando decimos
'Yo,': "¿Qué 'Yo'?"
Al entender que se emplea el término 'Yo' de una manera
completamente equivocada se empieza el trabajo práctico sobre si.
Pertenece al Choque en el punto 6 porque puede acrecentar
la conciencia —acrecienta la propia percepción de sí.
Procura una relación completamente nueva consigo mismo.
Basta decirse a uno mismo en un momento de acción: "¿Que
'Yo'?"
Ahora daré un ejemplo refiriéndome a una persona que ha
empezado a darse cuenta de la mecanicidad.
Ser mecánico significa reaccionar, reaccionar ante las
cosas como se hace siempre.
Es preciso que reflexionen sobre esta observación personal
de lo que significa ser mecánico.
"Siempre recordaré la amplia y gozosa sensación de
libertad que experimenté cuando de pronto, en una reunión, entendí lo que la
frase del Trabajo "NO SE DEBE REACCIONAR" significaba para mí y para
mi vida.
La vida podía ser transformada.
Ya no estaba más a la merced de la vida.
Había encontrado la manera de tratar a la vida.
Ya no necesitaba reaccionar.
Nadie ni nada podría herirme ni tocarme si pudiera hallar
la suficiente fuerza para no reaccionar.
La solución de esta dificultad estaba en mí.
Tenía el poder, si sabia como usarlo, para hacer que la
vida no me dañase.
La vida no era el amo.
Podía vencer las dificultades y las desdichas de la vida
siendo pasivo, no reaccionado contra ellas.
Maurice Nicoll
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