EL ESFUERZO. PARTE II.
A todo lo largo de este Trabajo, en todas sus partes, es
preciso hacer el esfuerzo de recordarse.
La memoria esta en los tres centros.
Supongamos que un hombre llegue a un estado en El Trabajo
en el cual siente la necesidad de tener UN PROPÓSITO, basado sobre lo que ha
observado en sí mismo.
Tiene un propósito y luego RESUELVE CUMPLIRLO.
Pero con el fin de cumplirlo, es preciso que RECUERDE.
NO SOLO DEBE RECORDAR CUÁL ES SU PROPÓSITO, DEBE RECORDAR
POR QUÉ SE HIZO ESE PROPÓSITO, Y QUE LO CONDUJO A QUERER CUMPLIRLO.
Si recuerda simplemente su propósito en la forma de
palabras, a saber, que este propósito no es para hacer esto o aquello, no
para reaccionar de esta manera o de aquella —porque primero nuestros propósitos
habrían de ser no hacer— …no basta.
Solo recuerda con una parte muy pequeña del Centro
Intelectual.
Para recordar de un modo verdadero es preciso que
retroceda y re-cree la situación en la que se hizo su propósito, y reflexione
acerca de su significado Y VUELVA A SENTIR las circunstancias en las que resolvió
cumplirlo, etc.
La plena memoria es una cuestión de los tres centros que
trabajan simultáneamente, y un propósito incluye a los tres. (Intelectual, emocional,
motor)
Porque si un hombre va a TRABAJAR EN CONTRA DE ALGO que está
en sí mismo, la cosa, sea lo que fuere, estará representada en el Centro
Intelectual, y en el Centro Emocional, y en el Centro Motor, y el cumplimiento
de su propósito compromete a los tres; y el recuerdo de su propósito también
compromete a los tres centros.
Al hacer un esfuerzo sobre un aspecto de sí mismo, tal
como alguna forma particular de ser negativo, recuerde que en uno mismo todo se
efectúa en ciclos, es decir, todo acontece repetidamente y a ciertos
intervalos.
No es que esos intervalos sean regulares, sino que las cosas
se repiten o retornan, internamente, a veces antes, a veces después.
Lo importante es que por la observación una persona
observa y recuerda que esto ocurre así, y de este modo LOGRA CIERTA PRESCIENCIA
y PUEDE PRODUCIR UN CHOQUE EN SÍ antes que algún modo de ser o algún estado de ánimo
haya empezado propiamente en sí misma.
Esto pertenece a la idea de HACER EL ESFUERZO EN EL
MOMENTO OPORTUNO.
Una vez que un estado de ánimo o un modo de ser característico,
etc., haya logrado suficiente fuerza, es difícil o imposible detenerlo.
Pero si la observación de sí ha desarrollado en uno mismo
esa MEMORIA ESPECIAL que resulta de ella (y solo puede resultar de ella), luego
si esta nueva memoria es bastante fuerte le dará un punto de ventaja que le permitirá
hacer un esfuerzo sobre algún estado inútil, cuando empiece a regresar.
Es decir, si lo reconoce.
Si en verdad empezó a tenerle antipatía, entonces tendrá
una emoción que podrá ayudar su memoria y pensamiento.
Esto lo ayudará a observar más, a saber, que el estado se
inicia antes de lo que pensaba usted, en pequeñas cosas triviales que antes no había
relacionado con él, tal como comenzar a emplear ciertas frases o un ligero cambio
de sentimiento hacia los otros, y así sucesivamente.
A diferencia de la depresión, la emoción negativa es
siempre causada por otra persona.
No es preciso que la otra persona esté presente.
Si se tiene imaginación esta actúa en lugar de dicha persona.
La imaginación nos hace negativos —la memoria nos hace
negativos— pero es siempre imaginar o recordar una persona.
Cuando la emoción negativa surge de la imaginación o de
la memoria repite por lo general lo que se ha sentido antes respecto de la
persona de que se trata, y al cabo de un tiempo es posible observar cuando se
produce por primera vez, en cuyo caso se lo puede extirpar antes que alcance su
plena fuerza.
Cuando usted es "violentamente negativo", como
dijo alguien, no se puede hacer gran cosa.
¿Por qué?
Porque usted no lo desea, y a todos nos gusta ser
violentamente negativos en algún momento.
Es preciso comprender que a la gente le gusta ser
negativa y sentir que sufre.
Esto es todo lo que se puede decir.
Pero hay que verlo.
ES MENESTER LUCHAR MUCHO Y POR LARGO TIEMPO PARA EMPEZAR
A NO GUSTAR DE SER NEGATIVO.
Es demasiado fácil ser negativo.
Solo usted mismo, en su más hondo pensamiento, comprensión
y sentimiento, puede salir del pozo de los estados negativos, hacia la luz de
la conciencia y del propósito.
Uno de los estados negativos más serios resulta de
compadecerse a si mismo durante demasiado tiempo, lo cual suele conducir a la pérdida
del poder de esforzarse.
Hasta la más ligera auto-compasión es negativa por su color.
Puede transformarse en hacer una novela de la propia
vida, pero es negativa y tiene el color y el sabor de la emoción negativa, si
uno se empeña en observarla.
Cuando mi mujer y yo estábamos en Francia, Gurdjeff nos
dijo: "Si ustedes no tienen compasión de sí mismos, yo tendré compasión de
ustedes".
Lo que es preciso comprender es que todos tienden a tener
compasión de si, ricos o pobres, casados o solteros, triunfadores o fracasados.
Cuando un hombre tiene compasión de si, siente que se le
debe algo.
Si usted siente que se le debe algo, nunca empezará a
trabajar verdaderamente sobre sí mismo. ¿Cómo podría hacerlo?
Es preciso que sienta que es usted quien debe algo.
Para hacer el esfuerzo de trabajar sobre usted mismo es
menester que sienta realmente que hay algo equivocado en usted.
Por lo general se necesitan años y años antes que una
persona llegue a estar convencida de ello.
El Trabajo debe atravesar capas y capas de orgullo,
vanidad, ignorancia, satisfacción de si, lenidad de si, amor de si,
merecimiento de si, y así sucesivamente.
Empero, con el tiempo, logra atravesarlas.
Pero antes que llegue a hacerlo, la primera señal de que
una persona de pronto comprende que El Trabajo se refiere a algo real es que
muestra por su manera de pensar que ya empieza a reflexionar sobre las ideas del
Trabajo.
El primer cambio tiene lugar en la mente, por ejemplo,
piensa diferente.
Esto es metanoia, traducido erróneamente en los
Evangelios por "arrepentimiento".
Es llamado en el Trabajo el "despertar del
Cochero".
Empieza con el darse cuenta de la situación en que se está.
Es preciso comprender que no es una cosa muy común.
La gente piensa rara vez en El Trabajo desde sí misma.
Esto se debe a que pocas veces sienten que hay algo
censurable en ellas, aunque están seguras de que los demás están equivocados.
Mientras se sigue pensando de la misma manera y se sigue
sintiendo de la misma manera se es mecánico.
Uno es una máquina, pero se imagina otra cosa.
Nuestra vida no es acción, sino reacción; y reaccionamos
a las cosas de la misma manera mecánica una y otra vez.
ES SOLO AL VER QUE SE ES UNA MÁQUINA, COMO SE PUEDE
LOGRAR LA EMOCIÓN CORRECTA QUE AYUDE A CAMBIAR.
Afortunadamente hay algo en nosotros que odia la
mecanicidad, pero esta cosa esta adormecida por nuestra imaginación que le hace
creer que tenemos plena conciencia y actuamos siempre por la voluntad, y la
conciencia, y que siempre sabemos lo que estamos haciendo, diciendo y pensando.
Es solo por UN ESFUERZO CONSCIENTE como se puede COMPRENDER
nuestra mecanicidad, y es preciso hacer este esfuerzo hacia una cosa definida, una
reacción definida, algo práctico, claro y distinto.
Cuando se comprende que se es mecánico en un grado
definido, se produce un choque.
En realidad, es un momento de recuerdo de sí.
El trabajo contra la mecanicidad exige un esfuerzo de observación
de sí.
La razón por la cual reaccionamos a las cosas del mismo
modo mecánico una y otra vez se debe nuevamente a las conexiones y asociaciones
en y entre nuestros centros.
Pero no tenemos conciencia de ello mientras no observemos
nuestros centros.
Para cambiar es preciso que los centros trabajen en una
forma nueva.
Demos un ejemplo: supongamos que siempre se siente
trastornado al no poder encontrar una cosa. ¿Es mecánico o no?
Si, es una reacción mecánica que se repetirá regularmente
mientras no la ilumine con la luz de la conciencia.
Es la conciencia la que nos cambia.
Primero, se precisa el esfuerzo de observación de sí.
Supongamos que al no encontrar dicha cosa, reacciona
siendo negativo.
Este es el primer esfuerzo y pertenece al esfuerzo
general de observación de sí, es decir, a llegar a ser más consciente,
observarse a sí mismo y no siempre darse a sí mismo por supuesto.
Luego, observe sus pensamientos. ¿Cuál es el pensamiento
que siempre se presenta cuando usted ha perdido algo?
Luego observe la emoción; repare en ella, en su sabor.
Luego examine sus movimientos, su expresión, etc.
La próxima vez no le será tan fácil reaccionar mecánicamente
cuando pierde algo.
¿Qué lo ayudara?
El trabajo que hizo previamente sobre esta reacción mecánica,
a saber, el esfuerzo por ser más consciente.
Todo lo que hacemos conscientemente queda para nosotros:
todo lo que hacemos mecánicamente se pierde para nosotros.
Maurice Nicoll
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