miércoles, 11 de julio de 2012

LA LEY DEL TRES Y LA LEY DEL SIETE...


LOS PRINCIPIOS DE LA RELATIVIDAD Y DE LA ESCALA…
… LA LEY DEL TRES Y LA LEY DEL SIETE…

Debemos hablar DEL LUGAR del hombre en el mundo, porque de ahora en adelante deberemos estudiar siempre al hombre en conexión con su lugar, puesto que hay muchas cosas acerca de nosotros, acerca de lo que es posible para nosotros y lo que es imposible, que están conectadas con esto.

En la primera plática dije que debemos ESTUDIAR AL HOMBRE y, paralelamente con eso, debemos ESTUDIAR AL MUNDO en el que el hombre vive, a fin de tratar de entender por qué el hombre es lo que es y por cómo puede despertar.

No podemos encontrar respuestas a todas estas preguntas si estudiamos al hombre separadamente del mundo en el que vive.

En cierto sentido, el hombre es análogo al universo; LAS MISMAS LEYES operan en él y hallaremos que es más fácil entender algunas de estas leyes, estudiando al hombre, mientras otras leyes las podemos entender mejor, estudiando al universo.

Pero, primero que todo, debemos comprender las limitaciones de nuestra percepción y nuestro poder de pensamiento; de modo que este estudio incluye también EL ESTUDIO DE NUESTRAS LIMITACIONES.

El sistema amplía muchísimo nuestro conocimiento, pero no puede obrar milagros.

Si tratamos de pensar en el mundo aparte de nosotros mismos y VERLO COMO ES, incluso desde el punto de vista físico con la ayuda del telescopio o del microscopio, comprenderemos CUAN LIMITADAS son nuestras capacidades de percepción, pues están limitadas por el tamaño.

Y nuestra CAPACIDAD PARA LA VISIÓN MENTAL es infinitamente más limitada.

Aunque fuéramos a ponernos en contacto con LA FUENTE DEL CONOCIMIENTO PLENO, tales como somos no podríamos tomarlo ni usarlo, pues, aunque podemos saber más de lo que corrientemente sabemos, en nosotros HAY UN LÍMITE definido: en nuestra mente.

De modo que debemos CONOCER TODAS NUESTRAS LIMITACIONES y, entonces, cuando conozcamos el poder de nuestro instrumento, sabremos qué podemos conseguir.

La primera idea del sistema es que, hasta cierto punto, PODEMOS MEJORAR ESTE INSTRUMENTO para adquirir conocimiento: esta es la idea del mejoramiento de sí.

Si recuerdan, dije que, desde el punto de vista de este sistema, sólo EL CONOCIMIENTO DEL TODO puede considerarse como conocimiento, pues el conocimiento de una parte, sin su relación con el todo, no es conocimiento sino ignorancia.

Podemos tener este conocimiento, sólo que no nos damos cuenta y, no entendemos que en relación con todo, el conocimiento empieza con el conocimiento del todo.

Tomen, por ejemplo, esta caja de fósforos.

Si la miro a través de una estrecha ranura sólo veré una partecita de ella y nunca obtendré la idea de la caja de fósforos como un todo.

Lo mismo ocurre con todas las cosas.

Casi todo lo que llamamos conocimiento no es realmente conocimiento, porque es meramente conocimiento de una pequeña parte, sin conocer el lugar de esta parte en el todo.

Hay cierto libro de aforismos que dice: Conocer significa conocerlo todo.

Conocer una parte de algo significa no conocer.

No es difícil conocerlo todo, porque a fin de conocerlo todo uno tiene que conocer muy poco.

Pero a fin de conocer este poco, uno tiene que conocer bastante.

De modo que hemos de empezar con este "BASTANTE", con la idea de llegar a este "MUY POCO" que es necesario para el conocimiento de TODO.

El conocimiento de todo es posible con el uso de dos principios: EL PRINCIPIO DE LA RELATIVIDAD Y EL PRINCIPIO DE LA ESCALA.

Si hablamos sobre el mundo, es necesario conocerlo todo acerca del mundo, y podemos conocer todo lo que necesitamos conocer acerca de él si tomamos las cosas en diferentes escalas.

Podemos conocer mucho más de lo que conocemos corrientemente si estudiamos las cosas conmensurables con nosotros y que tienen relación con nosotros en una escala, y cosas que están más alejadas de nosotros y que no tienen relación definida con nosotros, en otra escala, más pequeña, de un modo más abstracto.

De esta manera, podemos obtener toda la cantidad necesaria de conocimiento sin aprender demasiado, y este conocimiento incluirá poquísimas cosas inútiles, porque si aprendemos todo indiscriminadamente, no conoceremos las cosas necesarias.

Por ejemplo, conocen su casa en una escala proporcionada a su cuerpo, pero la ciudad en que viven la conocen en una escala mucho más pequeña.

Algunas partes las conocen bien, otras partes no tan bien, pero no hay parte de ella que conozcan tan bien como su propia casa.

Y a Inglaterra la conocen en una escala más pequeña aún, Europa en una escala más pequeña todavía, y así sucesivamente.

Ahora les recordaré lo que dije en la primera plática con respecto al estudio del mundo y las dos leyes fundamentales que lo gobiernan, y puntualizaré lo que deben recordar y cómo deberán recordarlo.

Estas leyes universales están realmente más allá de nuestra mente, de modo que, con todo el deseo de estudiarlas, no entenderán mucho más que palabras.

Pero incluso esto es útil.

Con la ayuda de estas palabras, podrán reconstruir sus criterios del universo y colocar al hombre en el lugar correcto en relación con los diferentes mundos.

Lo primero que hay que recordar es lo que dije sobre la Ley del Tres: que todo en el mundo, todas las manifestaciones de la energía, todas las clases de acción, sea en el mundo o en la actividad humana, internas o externas, son siempre manifestaciones DE TRES FUERZAS que existen en la naturaleza.

Estas fuerzas se llaman activas, pasivas o neutralizadoras, o primera, segunda y tercera.

Debe entenderse que no difieren una de la otra como la actividad y la pasividad difieren en nuestro entendimiento corriente de estos términos.

Las fuerzas activas y pasivas son activas, pues una fuerza no puede ser pasiva.

Pero hay cierta diferencia en su actividad, y esta diferencia constituye toda la variedad de fenómenos que existen en el mundo.

Las tres fuerzas trabajan juntas, pero una de ellas predomina en cada combinación.

Al mismo tiempo, cada fuerza que es ahora activa, puede volverse pasiva o neutralizadora en el momento siguiente, en otra tríada.

Cuando tres fuerzas se encuentran juntas, suceden las cosas.

Si no sobrevienen juntas, no ocurre nada.

Desde este punto de vista, la materia deberá tener también ciertas denominaciones definidas de acuerdo con la fuerza que trabaja a través de ella: ya sea orgánica o inorgánica, elemento químico o compuesto.

¿A qué se llama Carbono?
Cuando la fuerza activa pasa a través de algún género de materia, se llama Carbono.

¿A qué se llama Oxígeno?
Cuando la fuerza pasiva pasa a través de ella, se llama Oxígeno.

¿A qué se llama Nitrógeno?
Cuando la fuerza neutralizadora trabaja a través de ella, se llama Nitrógeno.

¿A qué se llama Hidrógeno?
Cuando la materia es tomada sin relación con la fuerza que trabaja a través de ella, se llama Hidrógeno.

Al principio, estos nombres han de tomarse simplemente como rótulos.

Así, la Ley del Tres introduce la relatividad en nuestra definición de la materia, pues en vez de un hierro tenemos cuatro hierros, en vez de un cobre tenemos cuatro cobres, etc.

El padre, la madre, el hijo; carbono, oxigeno, nitrógeno.

La familia es hidrógeno.

El comienzo de una nueva familia es el hijo.

Al pensar corrientemente comprendemos la existencia de dos fuerzas: la acción y la resistencia, la electricidad positiva y negativa, etc.

Pero, EN ESTE ESTADO DE LA CONSCIENCIA, no vemos que tres fuerzas están siempre presentes en cada acontecimiento, en cada fenómeno, y que SÓLO UNA CONJUNCIÓN DE TRES FUERZAS PUEDE PRODUCIR UN ACONTECIMIENTO.

Dos fuerzas no pueden producir nada: sólo girarán en torno una de la otra sin resultado alguno.

Lleva largo tiempo empezar a ver tres fuerzas en las cosas: por alguna razón somos la tercera fuerza ciega, aunque podemos observarla en muchas reacciones químicas y fenómenos biológicos.

Aunque entendamos plenamente que nada puede suceder sin la presencia de los tres elementos en total, en relación con nosotros nos inclinamos por olvidarlo o pasarlo por alto.

Ni siquiera observamos plenamente dos fuerzas y, por lo general, esperamos que sucedan las cosas cuando sólo está presente una fuerza.

Después verán que, si quieren producir cierto efecto o cierta acción y falta una fuerza, no obtendrán resultado.

En algunos casos puede existir la fuerza pasiva y entonces no ocurre nada, pues si no hay fuerza pasiva, no hay material.

En otro caso, puede faltar la fuerza activa o neutralizadora, y nuevamente no pueden hacer nada.
Si tratan de encontrar manifestaciones de las fuerzas primera y segunda, a veces podrán hallar manifestaciones de la tercera.

Eso requiere observación, y no puede demostrarse sino por ustedes mismos.

En psicología, muchas cosas pueden explicarse por la necesidad de la tercera fuerza.

Esto explica también por qué no podemos "hacer": no podemos aportar la tercera fuerza.

Y sin la tercera fuerza, no puede ocurrir la acción, u ocurre de manera distinta de la que nos propusiéramos que ocurriera.

A veces vemos a la fuerza neutralizadora, sólo que estamos equivocados sobre su naturaleza.

Por ejemplo, a menudo la vemos como resultado, cuando en realidad EXISTE ANTES de la primera y la segunda.

Cometemos muchos errores acerca de las tres fuerzas, pero es muy útil pensar en esto.

P. ¿Las tres fuerzas son externas, fuera de uno mismo?

R. Están en usted y fuera de usted, en nuestra escala, en la escala planetaria, en la escala universal, en todas las escalas.

P. ¿Podría darnos un ejemplo de cómo trabajan?

R. Suponga que quiere estudiar algo.

Tiene algún material, nuevas ideas, etc., pero al mismo tiempo tiene una resistencia a este estudio, porque algunos "yoes" lo quieren y algunos otros "yoes" no lo quieren.

Representan a las fuerzas activa y pasiva.

Suponga que este estudio produce ALGUNA SUERTE DE EMOCIÓN en usted; esta emoción trabaja como fuerza neutralizadora, y entonces usted puede estudiar.

Si no sobreviene LA EMOCIÓN, esos "yoes" que lo quieren y aquellos que no lo quieren, continuarán discutiendo y no ocurrirá nada.

La Ley del Tres explica muchas cosas que no pueden explicarse del modo corriente, porque habitualmente pensamos acerca de una fuerza sola.

Muy raras veces tomamos en consideración la segunda fuerza, la resistencia, y NUNCA LA TERCERA FUERZA.

Empero, en cualquier cálculo de las acciones es necesario tomar en cuenta las tres fuerzas.



LA LEY DEL SIETE

Una sucesión de acontecimientos procede según la Ley del Siete o la Ley de las Octavas.

La Ley del Siete debe entenderse y recordarse desde el punto de vista de los intervalos.

Planteándolo sucintamente, la Ley del Siete significa que ninguna fuerza trabaja jamás continuamente en la misma dirección:

Trabaja durante cierto tiempo, luego disminuye en intensidad y cambia su dirección o sufre un cambio interior.

En cada octava (esto es, un período entre cierta cantidad de vibraciones y el doble o la mitad de esa cantidad) hay dos lugares en los que las vibraciones o, para ser más exacto, las manifestaciones de energía que siguen en el espacio o el tiempo, o en ambos, sufren cierto cambio, disminuyen y luego empiezan de nuevo.

Si en esos lugares no entra UN CHOQUE adicional, la octava cambia de dirección.

Esta medida irregularidad en la tasa de vibraciones fue calculada y corporizada en cierta fórmula.

Esta fórmula, que expresa una ley cósmica, se aplicó después a la música en la forma de la escala mayor.

La Ley del Siete muestra que ninguna fuerza puede desarrollarse en una sola dirección y muestra los lugares donde ocurren estos cambios o retardos.

P. ¿Eso se debe a obstáculos en los intervalos?

R. Se debe a los intervalos.

Los obstáculos son normales; cada energía se desarrolla entre obstáculos.

P. ¿La línea siempre cambia en una sola dirección?

R. No, en cualquier dirección.

Cuando las cosas "ocurren", uno jamás puede estar seguro de la dirección.

Los hombres n°1, n°2 y n°3 nunca llegan donde quieren; eso sólo puede ocurrir por accidente.

Pensamos que cuando no llegamos donde queremos, es una excepción; no comprendemos que ésa es la ley.

No podemos confiar en la posibilidad de proveer los choques correctos en los momentos correctos.

P. ¿Este proceso es infinito?

R. Usted no puede imaginar una fuerza que trabaje indefinidamente.

Trabaja de acuerdo con la cantidad de energía que haya.

Pero además, las octavas son diferentes; pueden ser descendentes o ascendentes.

Una octava ascendente está entre cierta cantidad de vibraciones y el doble de esa cantidad.

Una octava descendente está entre cierta cantidad de vibraciones y la mitad de esa cantidad.

De modo que al hablar de una sucesión de acontecimientos, tenemos que conocer las octavas descendentes y ascendentes.

Sin conocer si es una octava descendente o ascendente, es imposible entender esto, y esto es lo que ocurre en el pensamiento corriente, porque la gente estudia las octavas ascendentes y las toma como descendentes y viceversa.

P. ¿Podría dar un ejemplo de la gente que toma una octava descendente por una ascendente?

R. Suponga que encontramos salvajes; habitualmente pensamos que son primitivos, y que desde esta gente primitiva empieza a desarrollarse una civilización y una cultura.

Pero no comprendemos que, en la mayoría de los casos, son descendientes de gente culturizada.

Muy a menudo tomamos la degeneración por evolución.

Es más fácil observar la Ley del Siete en las acciones humanas.

Usted puede ver cómo cuando las personas empiezan a hacer algo (estudiar, trabajar), luego de algún tiempo, sin ninguna razón visible, sus esfuerzos disminuyen, el trabajo mengua, y si en un momento dado no se efectúa algún esfuerzo especial, la línea cambia su dirección.

Hay un cambio pequeño pero real en la fuerza interior.

Entonces, luego de algún tiempo, hay otra vez un aflojamiento, y nuevamente, si no hay un esfuerzo especial, cambia la dirección.

Puede cambiar por completo e ir en una dirección diametralmente opuesta, que parece aún ser la misma cosa.

Hay muchas fases de la actividad humana que responden a esta descripción.

Empiezan en un sentido y, luego, imperceptiblemente, continúan en el sentido exactamente contrario.

Si se conocen estos intervalos y si en estos intervalos se usa un método de crear cierto esfuerzo u ordenamiento especial, es posible evitar las rupturas en la octava.

Todo marcha por octavas; ninguna vibración, ningún movimiento, ninguna actividad puede seguir en cualquier otro sentido.

Las escalas varían, de modo que no podemos seguirlas, pero podemos ver sus resultados, los resultados de la Ley del Siete.

Hasta el trabajo físico interior del organismo está bajo esta ley.

Con ciertas clases de esfuerzo podemos producir estos semitonos faltantes, llenar los intervalos y, de este modo, cambiar el trabajo de nuestra máquina.

Por ejemplo, veremos después cómo el esfuerzo para recordarse cambia muchas cosas en la química de nuestro organismo.


Ouspensky



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