EL ORGULLO - EL AMOR DE SÍ - Parte 2
El triangulo inferior puede representar los defectos en el Hombre (ira, codicia, lujuria, orgullo, pereza, envidia y gula). Triangulo amarillo.
El triangulo superior puede representar El Trabajo Psicológico, todas las ideas, La Conciencia, El Rayo de la Creación, Los Centros Superiores, etc.
EL ORGULLO
Tracemos una imagen del egoísmo o amor de sí. Tiene una base amplia y un vértice agudo. (triangulo amarillo)
Se lo puede pensar diagramáticamente en la forma de un
triángulo:
La base de este triángulo nos da la extensión del amor de
sí.
A medida que crece desde la base hacia la vida y los
otros, se estrecha hasta llegar a ser un punto.
En estos comentarios sobre el "Amor de Sí"
sugiero que este triángulo puede representar los intereses que se estrechan
rápidamente y que tienen su origen en los propios intereses del amor de sí.
Nuestro interés por las cuestiones que se alejan de
nosotros es cada vez menor.
No nos preocupamos en absoluto por las cosas que están
muy lejos —por las otras personas, por los otros países—. Ni tampoco nos
preocupamos por el mundo en que estamos, por el cosmos, por cosas tan remotas.
Decimos: "¿Qué tiene que ver esto conmigo?"
Tracemos un triángulo similar, el triangulo azul, pero invertido y lo
superponemos:
Este símbolo es muy antiguo.
Como cualquier símbolo contiene muchos significados.
Gurdjeff dijo una vez que "el simbolismo debería
actuar como un choque sobre nuestro conocimiento" y habló de cuatro clases
de símbolos: hebreos, egipcios, persas e hindúes.
El símbolo que estudiamos aquí pertenece al simbolismo
hebreo y es llamado el SELLO DE SALOMÓN.
Representa LA INTERPENETRACIÓN de DOS COSAS o de dos
medios o principios de NIVELES.
Obsérvese que un triángulo termina como un mero punto en
el otro triángulo donde se encuentra el vértice y la base y que hay una zona
intermedia en la forma de un rombo donde los dos se mezclan, y cuatro esquinas
donde no se produce la mezcla de los dos.
Si se cortara un triángulo de vidrio azul y el otro de
vidrio amarillo, habría dos zonas azules y dos amarillas y una zona media verde
donde los colores se mezclan.
Ahora bien, supongamos que el triángulo cuya base está
arriba y cuyo vértice abajo representa un principio que tiene una dirección
contraria al triángulo de amor de sí cuya base está abajo y el vértice arriba.
Y es preciso comprender que el símbolo representa una
interpenetración universal de un principio superior en un principio totalmente
inferior.
RECONOCER QUE HAY DOS ÓRDENES, O PRINCIPIOS, O FUERZAS, O
INFLUENCIAS QUE OBRAN SOBRE LA VIDA ES EL RASGO CARACTERÍSTICO DEL CENTRO
MAGNÉTICO.
Han de recordar que el centro magnético es el poder
discernidor que distingue en nosotros entre las influencias A y B.
No es necesario volver a explicarlo aquí.- Las
influencias A son creadas por la vida y evidentemente se relacionan con el amor
de sí —amor del poder, posesiones, etc.
Pero existen también influencias inusitadas y en verdad
inexplicables, y asimismo aspectos curiosos de la historia y extraños ejemplos
de cosas que no tienen relación alguna con los intereses de dinero.
Esas cosas maravillosas que sobreviven en nuestra
cultura, por cierto no tienen conexión alguna con el mezquino interés de sí, y
son la expresión visible de otra clase de influencias que fueron sentidas y
expresadas por aquellos que poseían un centro magnético, y fueron traducidas en
arquitectura, pintura, poesía, literatura, escultura, santidad, enseñanza,
caballería, sin estar relacionadas con el inmediato afán de lucro personal o la
búsqueda de ventajas.
A menos que esta maravillosa oleada de fuerza, esta luz
extraordinaria, siga siendo transmitida de mil maneras diferentes, no seremos
otra cosa que bárbaros —esto es, no tendremos idea alguna fuera del amor de sí
y su codicia y estrechez de miras—.
En verdad se suele decir que una persona puede reconocerlo
todo teóricamente, sin ver su propia condición a este respecto.
Uno de los objetos de la observación de sí es llegar a
percibir los propios motivos.
Este no es un proceso agradable y fácil.
Basta preguntarse algunas veces a sí mismo:
"¿Por qué estoy haciendo esto?" o "¿Por
qué estoy diciendo esto?" o "¿Por qué estoy comportándome de esta
manera?" o "¿Por qué estoy escribiendo esto?"
Por más que nos cubramos con los vestidos imaginarios de
la hipocresía, estas cuestiones tienden a desvestirnos.
A este respecto deberíamos comprender que El Trabajo es
terrible y no puede ser negado.
La gente se imagina que puede fingir.
Es imposible.
Sólo lo que es verídico puede permanecer.
Cuando profundizamos más en la observación y el
conocimiento de sí, es preciso renunciar a las manifestaciones del amor de sí,
que se disfrazan de algo genuino.
Recuerden lo que se dice del Trabajo en el Apocalipsis:
"Y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña, la mente y el
corazón, y os daré a cada uno según vuestras obras" (Ap. II, 23).
El objeto de este Trabajo es separarnos de lo que es
falso.
Una vez les dije que cuando yo y mi mujer fuimos al
Instituto de Francia nos advirtieron "Aquí la personalidad no tiene
derecho a existir".
Cuanto mayor sea el amor de sí, menos puede permitirse su
existencia.
Qué viaje tan largo es.
Empero es un viaje real.
Existe. No es una invención.
La enseñanza esotérica no es una cosa imaginaria.
Es una de las cosas más reales en el mundo —más real que
un cheque, más real que una casa, más real que otra persona—.
Por eso hablamos ahora de una honradez más profunda, de
una sinceridad más profunda consigo mismo, que no tiene nada que ver con las
exigencias de la vida.
Regresaremos ahora al triángulo superior que está
invertido con relación al triángulo del amor de sí —esto es, la vida—.
Si se tiene la certidumbre que esta vida es todo, si
todas las significaciones se extraen de ella, y sólo se piensa en función de
ella, luego ningún triángulo superior obra en uno.
Hemos hablado recientemente del significado y de cómo una
cosa visible es una cosa y su significado es otra y cómo, si no se pudiera
verlo, no podría haber un trabajo interior de separación y transformación.
Podemos transformar la vida por medio de una nueva
significación.
No podemos transformar a la gente y las cosas cuya
existencia nos es revelada por los sentidos.
Pero tenemos sentidos interiores.
La mente es el primer transformador.
Al pensar de un modo nuevo nuestras actitudes cambian y
de este modo cambia el significado del mundo.
Pero para pensar de un modo nuevo, es preciso recibir y
reconocer el nuevo conocimiento, las nuevas ideas.
Es en realidad muy sencillo, pero en nosotros surgen
enormes dificultades antes de poderlo hacer, de modo que no es tan sencillo
como parece a primera vista.
Es tal nuestra fijación, tal la identificación con
nuestras opiniones, que en realidad es un trabajo muy dificultoso.
¿Recuerdan la alegoría o parábola de los trabajos de
Hércules? Una de sus tareas era limpiar las cuadras de Augías que estaban
llenas de estiércol.
¿Qué quiere decir el estiércol en el significado de las
parábolas? Todas nuestras emociones negativas, nuestros puntos de vista
mezquinos, nuestros valores personales, nuestro amor de sí.
Hércules desvió un río para limpiar las cuadras y asear
los caballos de la mente.
El agua significa la verdad, como es sabido.
El Trabajo enseña la verdad.
¿La verdad sobre qué? La verdad sobre qué caminos, qué
ideas, qué esfuerzos, son necesarios para este cambio de ser, que nosotros,
creo que todos, anhelamos secretamente en el trasfondo de nosotros mismos.
Esto quiere decir que la verdad esotérica, el
conocimiento esotérico, puede limpiarnos de ese continuo e inquietante
sentimiento de semiculpa, que probablemente toda la gente posee.
Y una persona normal en El Trabajo significa una persona
que tiene un centro magnético.
El ser normal significa esto.
SI ESTÁ CONTENTO CONSIGO MISMO, ENTONCES LE CONVIENE
MUCHO MÁS SEGUIR ASÍ.
Este camino, el Camino del Buen Amo de Casa, es una línea
definida de ascenso al Ser.
En un principio no se ve sentido alguno en el triángulo
superior, sólo hay descontento con el triángulo inferior.
Sin embargo, éste es por lo menos genuino.
El crimen más terrible en El Trabajo es fingir —porque
ello significa falta de sinceridad y El Trabajo se funda en la sinceridad.
Recuerdo lo que Gurdjeff nos dijo a todos en Francia:
"¿Por qué están ustedes aquí?"
Esto nos dio qué pensar.
¿Por qué estábamos todos allí? Podía decirme a mí mismo
profundamente que estaba allí a fin de no perder contacto con el Trabajo, o era
todo vanidad —el triángulo inferior— ¿o qué?
Por cierto no se debía a ventajas financieras, pero veía
que había en mi muchas cosas espurias.
Este es un ejemplo de CHOQUE, dado correctamente en
cierto momento.
Ahora bien, hablemos del TRIÁNGULO SUPERIOR, que en
principio es lo inverso del TRIÁNGULO INFERIOR, en motivo, dirección,
sentimiento y pensamiento, actitud y propósito.
EL TRIÁNGULO SUPERIOR ES EL TRABAJO.
Son las influencias que provienen psicológicamente del
nivel del Sol, esto es, el nivel del Círculo Consciente de la Humanidad.
Esto es al parecer vago.
Pues bien, intenten descubrirlo por sí mismos.
¿Acaso cambia a la gente?
El triángulo superior es el esoterismo.
Es pensar de una manera por completo diferente.
Es un nuevo significado, una nueva manera de tomar todo
cuanto sucede en la Tierra con todos sus aconteceres recurrentes tal como los
vemos a través de los sentidos.
Es un cielo, puesto sobre la Tierra de nosotros mismos.
Exige un amor muy diferente del amor de sí.
De hecho, está en contra de esa cosa llamada "sí
mismo" y exige que se luche contra esa cosa llamada "sí mismo".
BUSCA ENTABLAR LA LUCHA EN CADA UNO DE NOSOTROS.
Cada IDEA DEL TRABAJO, cada idea de la enseñanza
esotérica, del Antiguo y del Nuevo Testamento, y de un vasto número de otras
fuentes y fragmentos, se refiere a ello.
Siempre se va en contra del amor de sí.
Ello no hace que uno se sienta más cómodo.
En absoluto.
Hace que uno se sienta primero intranquilo y luego
definitivamente incómodo en su fuero interno —pero con una dirección.
Todo esto va en contra de la satisfacción del amor de sí—
de esa persona que sueña que es y no es, de esta quebradiza máscara de vida de
sí mismo.
Si nunca aplica el Trabajo, si nunca se observa a sí
mismo por medio de la enseñanza del Trabajo, si nunca se juzga a sí mismo desde
el Trabajo, seguirá siendo lo que es.
Se necesita una chispa.
Es menester prender fuego.
ES NECESARIO VER QUE ESTAMOS EN PRESENCIA DE ALGO REAL
—SÍ, REAL, PERO BELLAMENTE HECHO, Y MUY GENTIL, MUY DELICADO Y HERMOSO.
Sólo cuando aparecen nuevas emociones, que captan y
transmiten el Trabajo, tienen eficacia los pensamientos y reflexiones
personales sobre El Trabajo.
Si en realidad no necesita el Trabajo, nunca le podrá
ocurrir algo real.
¿Cómo podría ocurrirle? ¿Y cuánta gente necesita en
verdad el Trabajo? Repito esta pregunta: "¿Por qué están ustedes
aquí?" Recuerden lo que se dice en Hebreos:
"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más
cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el
espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las
intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su
presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de
aquel a quien tenemos que dar cuenta"
(Heb. IV, 12, 13).
Como se dijo, ESTOS DOS TRIÁNGULOS INVERTIDOS, este
símbolo hebreo llamado EL SELLO DE SALOMÓN, que pertenece desde luego a la
parte esotérica y no a la literal del hebraísmo, nos transmite la enseñanza de
que siempre hay un nivel superior obrando sobre el nivel inferior.
Pero esto no significa que el nivel inferior lo reciba.
La misma idea está contenida en El Trabajo cuando se dice
que los centros superiores están plenamente desarrollados y trabajan
constantemente aun cuando los centros inferiores no puedan captar su
significado.
Si en algún momento pudiéramos dejar de identificarnos
con nosotros mismos, dejaríamos de seguir las influencias del triángulo
inferior y podríamos recibir las influencias del triángulo superior, pero
durante mucho tiempo no seríamos capaces de comprenderlas.
Los pensamientos y los sentimientos enteramente nuevos,
no serían reconocidos o nos parecerían pura insensatez.
Cuando un hombre posee un centro magnético, cuando este
hecho caracteriza su nivel de ser, ya tiene algún sentido del triángulo.
Pero si está completamente sumergido, por entero
identificado con el triángulo inferior —esto es, con todo lo que pertenece al
amor de sí, su propio interés, todo cuanto pertenece a sus sentidos— todo lo
que es literal, es por entero insensible al triángulo superior y busca
interpretar la vida en función de sí mismo.
Para él no hay nada más.
Maurice Nicoll
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