miércoles, 18 de julio de 2012

LA RAZÓN DE LA OBSERVACIÓN DE SÍ.



LA RAZÓN DE LA OBSERVACIÓN DE SÍ.

Empecemos ocupándonos de esa IDEA que nos es enseñada en El Trabajo y segun la cual los Centros Superiores siempre nos están hablando y diciendo lo que debemos hacer, pero no podemos oírlos.

Tengamos la seguridad de que, puesto que el objeto del Trabajo finca en CONECTARNOS CON LOS CENTROS SUPERIORES y sus mensajes, una de las primeras cosas que nos es enseñada —a saber, observamos a nosotros mismos— ha de estar relacionada con PONERNOS EN CONTACTO finalmente con esos CENTROS SUPERIORES que en nosotros están completamente formados pero que no podemos oír.

Quiero decir, que debe haber UNA RAZÓN para la observación de sí.

Si tratamos de observarnos a nosotros mismos porque nos han ordenado hacerlo, no nos observaremos a nosotros mismos de un modo correcto.

No comprenderemos por qué debemos hacerlo, o que profundo significado se oculta en esta práctica.

Seremos llevados a decir: "¿Por qué he de observarme a mí mismo?

¿Con qué objeto? ¿Por qué razón?"

Si nuestra aprehensión de las ideas del Trabajo no es bastante amplia y desconocemos cuál es la meta del Trabajo, si todas las escalas ascendentes que se ven en el Rayo y en la Octava Lateral, todas las enseñanzas sobre los niveles superiores e inferiores, sobre el mayor y el menor número de leyes; si todo lo que se dijo sobre la Personalidad y la Esencia no significa nada conceptualmente para nosotros y esta simplemente diseminado en nuestra memoria, careciendo de vida coordinada y emocional, entonces claro está que la observación de si será una pesada tarea que nos fue impuesta.

Pero de seguro es preciso tener una idea mucho más sutil e interior del Trabajo.

Consideremos la observación de si a la luz del por qué nos pidieron practicarla.

NOS DIJERON DE PRACTICARLA PORQUE PUEDE LLEVARNOS A UNA MAYOR PERCEPCIÓN DE LAS INFLUENCIAS DE LOS CENTROS SUPERIORES.

No podemos oír esas influencias porque una ESPECIE DE SUSTANCIA ESPESA se interpone entre ellas y nosotros.

¿Qué es esa espesa sustancia?

Es toda aquella parte de nosotros QUE ES INCONSCIENTE PARA NOSOTROS, de la cual no nos damos cuenta, cuya existencia no percibimos.

Como es sabido, se ha dicho a menudo que el acto de observación de si deja penetrar un rayo de luz en nuestras tinieblas interiores.

Esas tinieblas son lo que se acaba de llamar LA ESPESA SUSTANCIA que no permite transmitir las influencias de los Centros Superiores.

Un hombre, una mujer deben llegar eventualmente a un acuerdo con este oscuro y desconocido lado de sí mismos, y esto es solo posible a través de una larga e inteligente observación de si LLEVADA A CABO POR UNA RAZÓN DEFINIDA y no meramente como una tarea mecánica.

Recuerden que toda observación de si debe ser un ESFUERZO CONSCIENTE.

Estarán de acuerdo conmigo en que todos tenemos en nosotros "Yoes" de los cuales ignoramos todo.

Vivimos en la falsa personalidad, no en una personalidad real.

Estamos llenos de imágenes de nosotros mismos, por ejemplo, y debido a la acción de los topes y justificaciones que nos impiden ver las contradicciones “estamos en paz” con nosotros mismos.

Pero el objeto del Trabajo es provocar UNA LUCHA en nosotros, una lucha con EL FALSO CONTENTAMIENTO Y COMPLACENCIA.

¿Y cuál es el método que se usa?

El método de la observación de si, por el cual llegamos a ser gradualmente más conscientes de lo que está en nosotros y perdemos esas amadas imágenes de nosotros mismos, esas formas de la imaginación.

Es comparable a un cochero que esta bebiendo en una taberna.

Esto significa que vive en la imaginación, en imágenes, en ideas imaginarias sobre sí mismo, en el "Yo" Imaginario.

Primeramente, es preciso que el cochero despierte.

Ahora bien, podemos pensar en esta situación en los siguientes términos.

Cada cual tiene un lado oscuro, del que no conoce nada, esto es, un lado que no es consciente para nosotros pero que sin embargo actúa.

En esta oscuridad es necesario qua penetre un rayo de luz por medio de la observación de si llevada a cabo de acuerdo con lo que El Trabajo nos enseña a observar, a buscar, a percibir.

Ese lado oscuro de nosotros mismos debe conectarse gradualmente con nuestra idea de nosotros mismos y, por así decirlo, es preciso preparar un modelo, una mezcla de estos dos lados.

Y a menos que ese rayo de luz se filtre en esas tinieblas no es posible hacerlo y, en consecuencia, nunca podremos sentir las influencias de los Centros Superiores porque esas influencias están amortiguadas y obliteradas (cerradas) por ese lado oscuro, ese otro lado de nosotros que por regla general solo vemos en las otras personas y que no atribuimos a nosotros mismos.

Por eso tendemos siempre a reprochar los otros y a acusarlos, digamos, de malos pensamientos, o de conducta sospechosa, o de calumnia, o de falta de bondad, o de mentira, o de indiferencia, o de infidelidad, o de falta de confianza, o de mezquindad, y así sucesivamente.

Es decir, tendemos a ver en los otros el otro lado de nosotros mismos del cual no somos conscientes, y, como comprenderán, esta es una de las principales causas de la desdicha humana y de los constantes roces en los cuales casi todos vivimos los unos respecto de los otros.

Para cambiar este orden de cosas El Trabajo comienza con la observación de si, dejando penetrar ese rayo de luz o de conciencia en las tinieblas interiores.

Cuando estudiamos nuestra tendencia a acusar a los otros, y la registramos y deliberadamente tratamos de observar la misma cosa en nosotros mismos, damos el primero y más importante paso en el trabajo personal, es decir, en el trabajo sobre si.

A menos de hacerlo, no podremos ir a ninguna parte.

Si intentamos ir a algún lugar sin haberlo hecho por mucho tiempo nos asemejaremos a una persona que trata de ver por una ventana cuyos cristales están cubiertos con pintura negra.

Esa pintura negra tiene curiosas propiedades porque de algún modo indescriptible es nosotros mismos.

Es una especie de oscuridad viviente en nosotros mismos que solo puede ser eliminada por la creciente luz de la conciencia que pasa a través de la observación de sí.

La creciente luz de la conciencia resulta de una prolongada, tranquila, sincera observación de si, de haberse observado por mucho tiempo y a solas, de haber observado las propias acciones, la manera en que se habla, los propios pensamientos y la manera de pensar, las propias emociones y la manera como uno siente.

Es claro, pues, que la tarea inicial en El Trabajo radica en llegar a ser más consciente de ese lado desconocido y oscuro de nosotros y esto significa perder poco a poco todas las ideas ordinarias sobre nosotros mismos.


Hallaremos en verdad que nos llegan nuevos pensamientos, sentimientos, percepciones interiores y el significado de todos ellos, y la razón de ello es que empiezan a oírse vestigios de influencias superiores de tal modo que donde antes solo veíamos una cosa, un camino, un significado, la elección entre los que creíamos justo o injusto, vemos ahora una docena o mas de significados y elecciones.

Donde antes creíamos que había un solo paso entre Do y Re y Mi, en una comprensión desnuda, rígida y pomposa, vemos octavas interiores completas que se extienden entre esas notas.

Todo acrecentamiento de comprensión estriba en ver diferencias cada vez más finas, en ver significados cada vez más sutiles y bellos, todos entretejidos y llenos de una calidad mágica propia, que comprendemos son por completo diferentes de los pensamientos y sentimientos crudos y pesados de acuerdo con los cuales vivíamos antes.

Pero esas hermosas visitaciones de comprensión no pueden penetrar en la conciencia y llegar a ser una continua fuente interna de significados siempre viva e inagotable, a menos que ese oscuro y desconocido lado de nosotros sea cada vez más consciente.

Como dije, el hacer consciente el lado oscuro de nosotros mismos, o lado desconocido, conduce inevitablemente a un cambio completo de nuestra idea y estimación de nosotros mismos.

En verdad, parecería que nos estamos perdiendo de vista, y donde acostumbrábamos a estar seguros, convencidos y prontos para hacer y actuar, para hablar y criticar, sentimos ahora mucha incertidumbre porque en cada situación vemos mucho más de lo que veíamos antes.

No es una incertidumbre negativa sino una incertidumbre positiva.

No es un sentimiento de impotencia sino un sentimiento de fortaleza porque vemos claramente que donde antes estábamos tan seguros éramos en realidad muy débiles y la certidumbre que sentíamos era la certidumbre del necio, de la ignorancia, que es solo debilidad y que indudablemente nos lleva siempre a resultados equivocados y a roces por completo inútiles que teníamos la seguridad eran debidos a los otros y no tenían nada que ver con nuestras reacciones completamente indignas de confianza.

Qué confiados solíamos ser —pero ahora vemos qué mecánicos éramos en realidad—.

Como acostumbrábamos a pensar que comprendíamos todo y podíamos hacer, y como no nos damos cuenta de que carecíamos simplemente de comprensión y, de hecho, todo nos sucedía mecánicamente con arreglo a la naturaleza de nuestra maquina.

Cómo acostumbrábamos a atribuir todo a nosotros mismos y a enorgullecemos de ello y como vemos ahora que todo era hecho por esa máquina a la que presuponíamos que era nosotros mismos.

Ahora bien, al ver ese otro lado de nosotros mismos, ese oscuro lado, en el cual El Trabajo nos dice que debemos penetrar para hacerlo cada vez más consciente por medio de la observación de sí, es preciso recordar que la doctrina de los "Yoes" es de primerísima importancia.

Maurice Nicoll


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