viernes, 6 de julio de 2012

LA SEPARACION INTERIOR



LA SEPARACION INTERIOR

La técnica de la separación interior debe desarrollarse por medio de la práctica.

Al principio se puede decir que una persona carece del poder de la separación interior simplemente porque no tiene idea alguna de su posibilidad y dice Yo a todo.

Ni siquiera tiene una vislumbre de que sólo a lo largo de esa senda —la senda de la separación interior— puede llegar a un nivel más elevado de sí mismo —a un nuevo sentido del Yo—.

La persona común está en estado de sueño.

El Trabajo lo subraya una y otra vez.

Las gentes lo oyen repetir, pero no pueden entender de qué manera las afecta.

Cuando El Trabajo dice que una persona común está dormida quiere decir que tal persona no solo se considera a sí misma como una persona consciente, como una persona que se comporta conscientemente, sino que se considera a sí misma como una unidad —esto es, como un sólido Yo—.

Emplea el Yo en todo cuanto dice o hace como si “ella” estuviera haciéndolo.

En otras palabras, se atribuye todo a sí misma.

Atribuye sus sentimientos, estados de ánimo, pensamientos, sensaciones y su habla, comportamiento y acciones a sí misma.

Esto es lo que quiere decir El Trabajo cuando dice que tal persona está dormida.

Esta dormida porque atribuye todo a sí misma, y no tiene sentido alguno de ALGO SUPERIOR que “ella” misma o de ALGO MÁS ELEVADO que “sí misma”.

El primer paso que hay que dar para redimirse del sueño es comprender por medio de una observación de sí imparcial que los pensamientos suceden al hombre, los sentimientos y estados de ánimo le suceden, las sensaciones con todas sus acciones resultantes le suceden y que a este respecto es una máquina —una máquina en cuya compleja maquinaria participa equivocadamente a cada momento, diciendo "Yo", "Yo", "Yo"—.

Al decir "Yo" de esta manera, se atribuye todo a sí mismo.

EL DARSE CUENTA que uno es una máquina es subrayado en esta enseñanza como el primer paso hacia la libertad interior y la evolución consciente individual.

Mientras un hombre —esto es, la máquina— atribuya cada proceso psíquico, cada pensamiento, estado de ánimo, acción, y el resto, a sí mismo, no puede adelantar ni un solo paso.

Esta fijado a sus ilusiones.

Entonces sirve a la Naturaleza —esto es, las influencias cósmicas que usan a la humanidad para sus propios fines, sin piedad alguna, tal como lo vemos tan claramente hoy día—.

El pecado del Hombre, es, por así decir, no dar en el blanco, identificarse consigo mismo.

La separación interior lleva a un estado por completo diferente —a una nueva idea de sí mismo.

Tal como somos, siempre empeñados en atribuir todo a nosotros mismos y así a identificarnos con cada estado de ánimo, pensamiento, sentimiento y todo lo demás, que sucede en nosotros, es preciso que El Trabajo nos recuerde continuamente que ese común estado cotidiano de nosotros mismos está completamente equivocado.

Esta totalmente equivocado de los pies a la cabeza.

Es un estado de sueño total —y de ese estado de sueño total, por medio de la auto-identificación, El Trabajo intenta sacarnos—.

Salir de ese estado es el comienzo del despertar.

Usted no tiene ningún pensamiento propio —aunque los atribuya a usted mismo—.

Sus pensamientos le suceden.

Usted no tiene ningún sentimiento propio.

Sus sentimientos surgen mecánicamente según las circunstancias y su típica maquinaria de reacción.

Por ejemplo, solloza y suspira mecánicamente.

No es usted quien esta sollozando y suspirando —“ello” solloza y suspira—.

Esa clase peculiar de máquina que ha adquirido es la que provoca esos sollozos y suspiros.

Usted se identifica con esta maquinaria adquirida y llora y se queja solo porque es así como su máquina particular reacciona.

Pero usted cree que es usted —esto es, Yo— quien solloza y suspira. No ocurre así.

Es su máquina la que esta sollozando y suspirando a la que dice Yo.

Otra clase de máquina adquirida bajo condiciones muy diferentes en otro país no sollozaría y suspiraría cuando usted lo hace, sino que lo haría bajo circunstancias por completo diferentes.

Pero si no hay auto-observación, ni introspección, desde luego seguirá tomando sus reacciones mecánicas como si fueran usted — como si fueran Yo— y así las atribuirá a sí mismo.

¿Cómo puede, pues, despertar a una nueva edición, a una nueva forma de sí mismo?

Es evidentemente imposible.

Permanecerá en el nivel de Ser en que está.

Pero este Trabajo se propone elevar el Ser.

¿No se les ha ocurrido aún a todos ustedes qué constituye adelantar en el nivel de Ser?

¿Que por medio de la observación de sí descubren que son débiles, perezosos, auto-compasivos, mezquinos, estrechos, parciales, ignorantes, insensatos, insinceros, negativos, celosos, vengativos, dañinos, recelosos, embaucadores, inadecuados, y cien y una otras cosas similares que pertenecen a los niveles más bajos de Ser?

Ahora bien, supongamos que una observación de sí imparcial y sincera que se lleva a cabo con pasión suficiente y gradual comienza a despertar UN CRECIENTE DISGUSTO por lo que uno es al presente —digo, supongamos que empieza a ver que algunas de esas cosas están en usted y que "Tu eres ese Hombre"—¿cómo se puede tratarlas?

Únicamente mediante la separación interior —esto es, no atribuyéndolas a sí mismo—.

Esto suena muy extraño y sin embargo es uno de los misterios del Trabajo.

Mientras atribuya todo a sí mismo está identificado con “ello” y por lo tanto dice Yo a “ello”.

Ahora bien, Yo en este sentido no puede luchar con "Yo".
Por esta razón, si una persona empieza a observar lo que hay de débil o de perezoso o de autocompasivo y todo lo demás en sí misma, y comprende que tales cosas existen en ella y se las atribuye a sí misma, no será capaz de cambiar.

Para lo que dice Yo no hay posibilidad de cambio.

Solo por medio de la separación interior una cosa puede cambiar en el hombre.

Si observa la mezquindad en sí mismo o la auto-compasión y puede decir exactamente: "ESTO NO ES YO”, entonces ese hombre, no estará más bajo el poder de la mezquindad o de la auto-compasión.

Por el momento está libre.

Es preciso tener la capacidad de decir: "ESTO NO ES 'YO'".

Maurice Nicoll

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