PSICOLOGÍA DE LA POSIBLE EVOLUCIÓN DEL HOMBRE
CONFERENCIA 3.
La idea de que el hombre es una máquina no es nueva.
En realidad es el único punto de vista científico que es
posible; un punto de vista basado en el experimento y en la observación.
En la máquina cada centro (intelectual, emocional,
motor-instintivo-sexual) está perfectamente ajustado para que cada cual reciba
sus propias calidades de impresiones y para responder a ellas de la manera que
corresponda.
Y cuando los centros trabajan correctamente es posible
calcular el trabajo de la máquina y se puede prever y predecir en ella muchas
respuestas y acontecimientos futuros.
También se les puede estudiar y hasta dirigir.
Pero lamentablemente, incluso en lo que se considera un
hombre sano y normal, los centros rara vez trabajan como deberían.
La causa de esto es que los centros están hechos de tal
manera que, en cierto modo, SE PUEDAN REEMPLAZAR MUTUAMENTE.
Es indudable que en el plan original de la naturaleza el
propósito de esto era asegurar la continuidad en el trabajo de los centros y
crear una protección contra posibles interrupciones en el trabajo de la
máquina, ya que en algunos casos una interrupción podría ser fatal.
Pero en máquinas indisciplinadas y subdesarrolladas, tal
como las nuestras, la capacidad de los centros para trabajar uno en lugar del
otro llega a ser excesiva y, como resultado, sólo muy raramente la máquina
funciona con cada centro haciendo el trabajo que le es propio.
Casi a cada minuto uno u otro centro abandonan su propio
trabajo y trata de hacer el trabajo de otro centro, el cual, a su vez, intenta
realizar el de un tercero.
Como ya lo he dicho, LOS CENTROS PUEDEN REEMPLAZARSE
MUTUAMENTE hasta cierto punto, pero no totalmente, y en tales casos
inevitablemente trabajan de manera mucho MENOS EFICAZ.
Por ejemplo, el centro motor puede, hasta cierto punto,
imitar el trabajo del centro intelectual, pero sólo producirá pensamientos muy
vagos y deshilvanados, como por ejemplo en los sueños y ensueños.
Por su parte, el centro intelectual puede trabajar en vez
del centro motor.
Traten de escribir, por ejemplo, pensando en cada una de
las letras y en cómo las van a escribir.
Pueden intentar experimentos análogos, tratando de
utilizar su mente para hacer algo que sus manos o sus piernas pueden realizar
sin ella: por ejemplo, bajar una escalera observando cada movimiento, o hacer
un movimiento habitual con las manos calculando y preparando cada pequeño
movimiento con la mente.
Verán de inmediato cuánto más difícil se hace el trabajo,
y hasta qué punto el centro intelectual es más lento y más torpe que el centro
motor.
Ustedes pueden CONSTATAR esto también cuando aprenden
algún nuevo movimiento -supongan que aprenden a escribir a máquina o a
desempeñar cualquier trabajo físico nuevo tomen como ejemplo a un soldado que
se ejercita con su fusil.
Por algún tiempo todos sus movimientos dependerán del
centro intelectual, y sólo después de algún tiempo comenzarán a pasar al centro
motor.
Todos conocemos el alivio que se experimenta cuando los
movimientos se vuelven habituales, cuando los ajustes se hacen automáticamente,
y cuando ya no hay necesidad de pensar ni de calcular cada movimiento todo el
tiempo.
Esto quiere decir que el movimiento ha pasado al centro
motor, al que pertenece normalmente.
El centro instintivo puede trabajar por el centro
emocional y, ocasionalmente, el emocional puede trabajar por todos los otros
centros.
En algunos casos el centro intelectual tiene que trabajar
en vez del centro instintivo, aunque sólo puede hacer una pequeña parte de su trabajo,
la parte conectada con los movimientos visibles, tal como el movimiento del
pecho mientras se respira.
Es muy peligroso interferir con las funciones normales
del centro instintivo, como por ejemplo haciendo la respiración artificial, la
cual a veces es descrita como la respiración de los yoguis.
Esta nunca se debe realizar sin el consejo y la
observación de un maestro competente y experimentado.
Volviendo al mal trabajo de los centros, debo decir que
prácticamente colma toda nuestra vida.
Nuestras impresiones opacas, nuestras impresiones vagas,
nuestra falta de impresiones, nuestra lenta comprensión de muchas cosas, muy a
menudo nuestra identificación y nuestra consideración, aun nuestro mentir, todo
esto DEPENDE del mal trabajo de los centros.
La idea del mal trabajo de los centros no entra en
nuestro pensar ni en nuestro conocimiento ordinario, y NO NOS DAMOS CUENTA de
cuánto nos perjudica, cuánta energía consumimos innecesariamente de esta
manera, ni de las dificultades que nos crea este MAL TRABAJO DE LOS CENTROS.
La insuficiente comprensión del mal trabajo de nuestra
máquina está habitualmente ligada a la falsa noción que tenemos de nuestra
unidad.
Cuando comprendemos cuan divididos estamos en nosotros
mismos, comenzamos a darnos cuenta del PELIGRO que existe cuando una parte de
nosotros trabaja en lugar de otra, sin que lo sepamos.
En el camino del estudio de sí mismo y de la observación
de sí mismo es necesario estudiar y observar no sólo el buen trabajo sino
también el mal trabajo de los centros.
Es necesario conocer todas las clases del mal trabajo y
los rasgos particulares del mal trabajo de determinados individuos.
Es imposible el conocerse a sí mismo sin conocer los
propios defectos y los propios RASGOS ERRÓNEOS.
Y además de los defectos generales que tiene todo el
mundo, cada uno de nosotros tiene sus propios defectos particulares que le
pertenecen sólo a él, y que también tienen que ser estudiados en el momento
oportuno.
Como lo señalé al comienzo, la idea de que el hombre es
una máquina puesta en movimiento por influencias externas es real y
verdaderamente una idea científica.
Lo que la ciencia no sabe es:
PRIMERO, que la máquina humana no trabaja a la altura de
su capacidad, y en realidad trabaja muy por debajo de su nivel normal; es decir
no con todos sus poderes ni con todas sus partes; y…
SEGUNDO, que a pesar de muchos obstáculos es capaz de
desarrollar y de crear para sí misma muy diferentes niveles de receptividad y
de acción.
Hablaremos ahora de las condiciones necesarias para el
desarrollo, porque se debe recordar que a pesar de que es posible el
desarrollo, al mismo tiempo es muy raro y requiere de muchas condiciones
exteriores e interiores.
¿Cuáles son estas condiciones?
La primera es que el hombre debe comprender su situación,
sus dificultades y sus posibilidades, y debe tener o bien un muy fuerte deseo
de salir de su estado actual, o UN INTERÉS MUY GRANDE POR LO NUEVO, por el
estado desconocido que debe venir con el cambio.
EN SUMA, O DEBE SENTIRSE MUY FUERTEMENTE REPELIDO POR SU
ESTADO ACTUAL, O MUY FUERTEMENTE ATRAÍDO POR EL ESTADO FUTURO QUE SE PUEDE
OBTENER.
Además, uno debe tener CIERTA PREPARACIÓN. Un hombre debe
ser capaz de COMPRENDER lo que se le dice.
También debe estar en buenas condiciones exteriores; debe
tener suficiente tiempo libre para estudiar y debe vivir en un ambiente que
haga posible este estudio.
Pero incluyen, entre otras cosas, UNA ESCUELA.
Tratemos ahora de contestar a la pregunta de qué es lo
que hace que un hombre quiera adquirir un nuevo conocimiento y cambiarse a sí
mismo.
El hombre vive la vida bajo dos clases de influencias.
Esto debe ser muy bien comprendido y la diferencia entre
las dos clases de influencias debe ser muy clara.
La primera clase consiste en intereses y atracciones
creados por la vida misma; intereses en la propia salud, seguridad, fortuna,
placeres, distracciones, seguridad, vanidad, orgullo, fama, etc.
La segunda consiste en intereses de otro orden,
despertados por ideas que no son creadas en la vida sino que provienen
originalmente de ESCUELAS.
Estas influencias no alcanzan al hombre directamente.
Son arrojadas en el torbellino general de la vida, pasan
a través de muchas mentes diferentes y llegan a un hombre por medio de LA
FILOSOFÍA, LA CIENCIA; LA RELIGIÓN Y EL ARTE, siempre mezcladas con influencias
de la primera clase y por lo general pareciéndose muy poco a lo que fueron en
el principio.
En la mayoría de los casos los hombres no se dan cuenta
del origen diferente de las influencias de la segunda clase y a menudo las
explican como si tuvieran el mismo origen que las de la primera clase.
Aunque el hombre desconozca que existen las dos clases de
influencias, ambas influyen sobre él y de una manera u otra él responde a
ellas.
Puede estar más identificado con una o con varias
influencias de la primera clase y no percibir en absoluto las influencias de la
segunda clase.
También puede estar atraído y afectado por una u otra de
las influencias de la segunda clase.
En cada caso el resultado es diferente.
Llamaremos a la primera clase influencia A, e influencia
B a la segunda.
Si un hombre está completamente en poder de las
influencias A, o de una influencia A en particular, y es totalmente indiferente
a la influencia B, no le pasa nada, y sus posibilidades de desarrollo
disminuyen con cada año de vida.
A cierta edad, y a veces a muy temprana edad, desaparecen
completamente.
Esto quiere decir que el hombre muere aunque físicamente
permanezca todavía vivo, como el grano que no puede germinar y producir una
planta.
Pero si, por otro lado, un hombre no está completamente
en poder de la influencia A, y si las influencias B lo atraen y hacen QUE
SIENTA Y PIENSE, los resultados de las impresiones que ellas le producen se
acumulan, atraen otras influencias de la misma clase y crecen, ocupando un
lugar más importante en su mente y en su vida.
Si los resultados producidos por la influencia B llegan a
ser lo suficientemente fuertes, se fusionan y forman en el hombre lo que se
llama UN CENTRO MAGNÉTICO.
En este caso debe comprenderse de inmediato que la
palabra "centro" no significa lo mismo que el "centro
intelectual" o el "centro motor"; es decir, centros que
pertenecen a la esencia.
EL CENTRO MAGNÉTICO pertenece a la personalidad; es
simplemente un grupo de intereses que cuando llegan a ser lo suficientemente
fuertes sirven, hasta cierto punto, como un factor orientador y controlador.
El centro magnético canaliza nuestros intereses en cierta
dirección y ayuda a mantenerlos allí.
Al mismo tiempo, no puede hacer nada por sí mismo.
Se necesita UNA ESCUELA.
El centro magnético no puede reemplazar a una escuela,
pero puede ayudar a darse cuenta de la necesidad de una escuela; puede ayudar a
comenzar la búsqueda de una escuela, o si uno por casualidad encuentra una, el
centro magnético puede ayudar a RECONOCER la escuela y a tratar de no perderla.
Porque no hay nada más fácil de perder que una escuela.
Aunque no esté formulada, la primera exigencia de una
escuela es POSEER UN CENTRO MAGNÉTICO.
Si un hombre que no tiene centro magnético (o tiene un
centro magnético pequeño o débil, o tiene varios centros magnéticos
contradictorios, es decir, que está interesado al mismo tiempo en muchas cosas
incompatibles) encuentra una escuela, no llega a interesarse en ella, la critica
de inmediato sin saber nada, o su interés desaparece muy rápidamente tan pronto
surgen las primeras dificultades del trabajo de escuela.
Esta es la principal salvaguardia de una escuela.
Sin ella, la escuela se llenaría de gente inadecuada, que
de inmediato distorsionaría la enseñanza de la escuela.
El verdadero centro magnético no sólo ayuda a reconocer
una escuela sino que también es ayuda para absorber las enseñanzas de la
escuela, que es diferente de ambas influencias, tanto A como B, y podría
llamarse INFLUENCIA C.
La influencia C sólo puede ser transmitida verbalmente,
por medio de la enseñanza directa, la explicación y la demostración.
Cuando un hombre encuentra LA INFLUENCIA C y es capaz de
absorberla se dice de él que en un punto de sí mismo -es decir, en su centro
magnético- se libera de la ley del accidente.
Desde este momento el centro magnético ya ha desempeñado
su papel.
Ha traído al hombre a una escuela o lo ha ayudado en sus
primeros pasos en ella.
De aquí en adelante LAS IDEAS Y LA ENSEÑANZA DE LA
ESCUELA toman el lugar del centro magnético y lentamente comienzan a penetrar
en las diferentes partes de la personalidad y con el tiempo en la esencia.
En forma ordinaria, uno puede conocer muchas cosas sobre
las escuelas, su organización y su actividad leyendo y estudiando los períodos
de la historia en que las escuelas eran más conspicuas y más accesibles.
Pero hay ciertas cosas sobre las escuelas que uno sólo
puede aprender en las mismas escuelas.
Y la explicación de LOS PRINCIPIOS Y DE LAS REGLAS de la
escuela ocupa un lugar muy importante en su enseñanza.
Uno de los más importantes principios que uno aprende de
esta manera es que el verdadero trabajo de la escuela debe realizarse
simultáneamente en tres líneas.
Una línea de trabajo, o dos líneas de trabajo, no se
pueden llamar un verdadero "trabajo de escuela".
¿Cuáles son estas tres líneas?
En la primera conferencia dije que estas conferencias no
son una escuela.
Ahora podré explicar por qué no lo son.
Una vez en una conferencia se hizo una pregunta:
"¿Los que estudian esta enseñanza trabajan sólo para
sí mismos o lo hacen para otra gente?”
Ahora contestaré también a esta pregunta.
La primera línea es el estudio de sí mismo y el estudio
de la enseñanza, o del "lenguaje".
Al trabajar en esta línea, uno trabaja para sí mismo.
La segunda línea es el trabajo con otra gente que está en
la escuela, y trabajando con ellos no sólo se trabaja con ellos sino para
ellos.
De manera que en la segunda línea uno aprende a trabajar
con la gente y para la gente.
Es por esto que para algunas personas la segunda línea es
particularmente difícil.
En la tercera línea, uno trabaja para la escuela.
A fin de trabajar para la escuela, uno debe ante todo
comprender el trabajo de la escuela, comprender sus metas y sus necesidades.
Esto requiere tiempo, a menos que uno esté realmente bien
preparado.
En ese caso algunas personas hasta pueden comenzar por la
tercera línea, o en todo caso encontrarla muy fácilmente.
Cuando dije que estas conferencias no son una escuela
quería decir que ellas sólo dan la posibilidad de una línea de trabajo; es
decir, el estudio de la enseñanza y el estudio de sí.
Es cierto que el mero hecho de estudiar juntos hace que
la gente estudie el comienzo de la segunda línea; por lo menos aprenden a
soportarse unos a otros, y si su pensamiento es lo suficientemente amplio y su
percepción lo suficientemente rápida, hasta pueden atisbar algo de la segunda y
de la tercera línea de trabajo.
Sin embargo, uno no puede esperar mucho sólo de estas
conferencias.
En la segunda línea de trabajo, en una escuela
completamente organizada, no sólo se debe hablar juntos, sino trabajar juntos,
y este trabajo puede ser muy diferente, pero, de una manera u otra, siempre
debe ser útil a la escuela.
Esto significa que trabajando en la primera línea, se
estudia la segunda línea, y trabajando en la segunda, se estudia la tercera.
Más tarde comprenderán por qué son necesarias tres líneas
y por qué sólo con tres líneas de trabajo se puede proseguir exitosamente y
hacia una meta definida.
Incluso ahora se puede comprender la razón principal de
la necesidad de las tres líneas de trabajo si se tiene en cuenta que el hombre
está dormido y que muy pronto pierde interés por cualquier trabajo que emprenda
y lo continúa mecánicamente.
Se necesitan tres líneas de trabajo, ante todo porque EL
TRABAJO EN UNA LÍNEA DESPIERTA A UN HOMBRE QUE SE HA QUEDADO DORMIDO EN LA
OTRA.
Si se trabaja realmente en tres líneas, uno nunca puede
quedarse completamente dormido; en todo caso uno no puede dormir tan tranquilamente
como antes; uno siempre se despertará y se dará cuenta de que su trabajo se ha
detenido.
También puedo señalar una diferencia muy característica
entre las tres líneas de trabajo.
En la primera línea, uno trabaja principalmente en el
estudio de la enseñanza o el estudio de sí, y en la observación de sí, y uno
debe manifestar en su propio trabajo CIERTA CANTIDAD DE INICIATIVA en relación
con uno mismo.
En la segunda línea se trabaja en relación con cierto
trabajo organizado y uno sólo debe hacer lo que se le dice.
En la segunda línea no se requiere, ni se admite, ninguna
iniciativa y el punto más importante en ella es la disciplina y el seguir
exactamente lo que le es dicho, sin aportar ninguna de las ideas propias, aun
si éstas parecen ser mejores que las que han sido dadas.
En la tercera línea nuevamente uno puede manifestar más
iniciativa, pero uno siempre tiene que verificarse a sí mismo y no permitirse
tomar decisiones contra las reglas y principios, o en contra de lo que se le ha
dicho.
Dije antes que el trabajo comienza con EL ESTUDIO DEL
LENGUAJE.
Será muy útil si a esta altura ustedes tratan de darse
cuenta de que ya conocen cierto número de palabras de este nuevo lenguaje, y
será muy útil también si tratan de contar estas nuevas palabras y hacer una
lista de ellas.
Pero deben ser escritas sin comentarios; es decir, sin
interpretaciones.
Los comentarios y las interpretaciones o explicaciones
deben estar en su comprensión.
Ustedes no pueden escribirlos en papel.
Si esto fuera posible, el estudio de las enseñanzas de
psicología sería muy sencillo.
Bastaría con publicar una especie de diccionario o
glosario y la gente sabría todo lo que es necesario saber.
Pero, por suerte o desgraciadamente, esto es imposible y
los hombres tienen que aprender y trabajar cada uno para sí.
Tenemos que regresar nuevamente a los centros y encontrar
por qué no podemos desarrollarnos más rápidamente sin que sea necesario un prolongado
trabajo de escuela.
Sabemos que cuando aprendemos algo, acumulamos nuevo
material en nuestra memoria.
Pero, ¿qué es nuestra memoria?
Para comprenderlo tenemos que aprender a considerar cada
centro como una máquina separada e independiente, que está formada por una
sustancia sensitiva similar a la masa de los rollos fonográficos.
Todo lo que nos pasa, todo lo que vemos, todo lo que
oímos, todo lo que sentimos, todo lo que aprendemos, se registra en estos
rollos.
Quiere decir que todos los acontecimientos exteriores e
interiores dejan ciertas “impresiones" en los rollos.
"Impresiones" es una muy buena palabra porque
en realidad es una impresión o una impronta.
Una impresión puede ser profunda, o puede ser muy leve, o
puede ser simplemente una impresión de soslayo que desaparece muy rápidamente y
no deja ninguna huella.
Pero ya sean profundas o leves, son impresiones.
Y estas impresiones en los rollos son todo lo que
tenemos, todas nuestras posesiones.
Todo lo que sabemos, todo lo que hemos aprendido, todo lo
que hemos experimentado, todo está allí en nuestros rollos.
Exactamente de la misma manera todos nuestros procesos
mentales, nuestros cálculos, nuestras especulaciones, consisten sólo en
comparar las inscripciones en los rollos, leyéndolas repetidas veces, tratando
de comprenderlas al ponerlas juntas, y así sucesivamente.
No podemos pensar en nada nuevo, en nada que no esté en
nuestros rollos.
No podemos decir ni hacer nada que no corresponda a
alguna inscripción en los rollos.
No podemos inventar un nuevo pensamiento de la misma
manera en que no podemos inventar un nuevo animal, porque todas nuestras ideas
de animales son creadas por nuestra observación de los animales existentes.
Las inscripciones o impresiones en los rollos están
conectadas por asociaciones.
Las asociaciones conectan impresiones que han sido
percibidas simultáneamente o que de una u otra forma son similares.
En mi primera conferencia dije que la memoria depende de
la conciencia y que en realidad sólo recordamos los momentos en que tuvimos
chispazos de conciencia.
Es bien evidente que las impresiones diferentes y
simultáneas ligadas entre sí permanecerán por más tiempo en la memoria que las
impresiones que no están conectadas.
En el chispazo de conciencia, o aun cerca de él, todas
las impresiones del momento están ligadas y permanecen conectadas en la
memoria.
Lo mismo se aplica a impresiones que están conectadas por
su similitud interior.
SI UNO ESTÁ MÁS CONSCIENTE en el momento de recibir
impresiones, conecta más precisamente las nuevas impresiones con viejas
impresiones similares y permanecen conectadas en la memoria.
Por otro lado, si se reciben impresiones en estado de
identificación, uno simplemente no las nota, y sus rastros desaparecen antes de
que puedan ser apreciadas o asociadas.
En el estado de identificación uno no ve ni oye. Está
totalmente tomado por sus agravios, o por sus deseos, o por su imaginación. Uno
no puede separarse a sí mismo de las cosas, o de los sentimientos, o de los recuerdos,
y uno está desconectado del mundo que lo rodea.
Ouspensky
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