EL RECUERDO DE SI. VII
EL TIEMPO II
En el comentario anterior se dijo que el sentimiento de
Eternidad entra en el Recuerdo de Sí pero no en la observación de sí.
Nos observamos a nosotros mismos en el Tiempo que pasa.
Observamos a la Personalidad que se ha formado en el
Tiempo que pasa mediante la acción de la vida.
Observamos los diferentes "Yoes" que
aparecieron en diferentes períodos del Tiempo, principalmente a causa a la
imitación.
La Esencia no pertenece al Tiempo transitorio.
No es una cosa temporal.
Al recordarse a sí mismo no se recuerda la Personalidad
sino algo que es anterior a ella y que está en la dirección de La Esencia y
sólo se puede alcanzar por medio de ella.
Para recordarse a sí mismo en la Personalidad habría que
fortalecerla —es decir "Esto es Yo" en lugar de "Esto no es
Yo"—.
Si se dice "Yo" a la cosa equivocada se
acrecienta su poder sobre uno mismo.
Entonces no puede separarse uno de ella.
La vida hace que nos identifiquemos con la Personalidad.
Naturalmente, hace que nos identifiquemos con lo que ha
creado ella misma en nosotros.
EL TRABAJO SE PROPONE QUE DEJEMOS DE IDENTIFICARNOS CON
LO QUE LA VIDA HA CREADO EN NOSOTROS Y CON LO QUE AHORA NOS ESTÁ HACIENDO.
Recordarse a sí mismo, invocar EL MÁS PURO, MÁS SUTIL
SENTIMIENTO DE YO en conexión con algún aspecto prominente de la Personalidad
equivaldría a identificarse aún más con lo que la vida ha formado en torno de
la Esencia.
Equivaldría a quitar la pintura con pintura.
EL MÁS PURO, MÁS SUTIL, MÁS LUMINOSO Y TOTAL SENTIMIENTO
DE YO se oculta tras el múltiple sentimiento de la Personalidad y su bullicio
de ambiciones, ansiedades, violencia y negatividad.
En ese sentimiento de Yo a que me refiero el sentimiento
de Eternidad entra a cada instante de Tiempo, pero en una dirección que nunca
podremos hallar mientras estemos totalmente identificados con la Personalidad.
Mientras la Personalidad está en completa actividad, el
camino permanece cerrado.
La Personalidad nos dirige hacia el Tiempo —hacia el
Tiempo transitorio— esto es, la Vida.
Diagramáticamente, la dimensión de Eternidad entra en
ángulo recto en la dimensión de Tiempo.
A medida que el sentimiento de Tiempo se acrecienta por
la observación de sí y empezamos a tomar fotografías-tiempo de nosotros mismos
—esto es, bosquejos de los "Yoes" en prolongados períodos— disminuye
el hipnotismo del momento presente registrado por los sentidos.
El "presente" ya no está más confinado al
instante —sino que se extiende gradualmente a toda nuestra vida, a medida que
se expande la conciencia—.
Empezamos, de hecho, a comprender El Tiempo viviente
—esto es, empezamos a comprender que nuestra vida está en la invisible
dimensión del Tiempo y ya no estamos más confinados en las instantáneas de
Tiempo registradas por nuestros sentidos—
El pasado está viviendo en su propio presente —y está
cambiando—.
¿Cómo puede cambiar?
Porque llega a nuestra conciencia.
LA CONCIENCIA ES LUZ: LA LUZ TRANSFORMA TODO.
Encerrados en la prisión de nuestros sentidos no creemos
en otras dimensiones que en las del espacio que nuestros sentidos nos muestran.
¿Cómo, si tan sólo creemos en lo que vemos, cómo podremos
alguna vez desarrollarnos?
¿Cómo podremos "tocar centros que son
supra-sensibles?
¿Cómo podremos experimentar un cambio de mente —la
primera etapa en el desarrollo que, según lo enseñado por el esoterismo, es el
significado del hombre—?
Si cree que no hay nada tras las escenas de la vida
visible y que la Naturaleza se ha creado a sí misma, ¿cómo puede recordarse a
sí mismo?
Si cree que es solamente su cuerpo visible y que deja de
existir con él, ¿cómo puede recordarse a sí mismo?
Cuando El Trabajo dice que LA ESENCIA DESCIENDE DE LAS
ESTRELLAS dice algo que puede modificar su vida.
El origen de la Esencia es perpendicular al Tiempo.
NUESTRO ORIGEN NO ESTÁ EN EL TIEMPO —EN EL PASADO—.
Esta es una idea extraña.
Pero es una idea necesaria.
Cambia la mente y ésta es la primera cosa necesaria.
Empezamos a pensar de una manera nueva —y tanto es lo que
hay que pensar de una manera nueva— y regresamos, a la propia vida, y cambiarnos.
Se puede ver la propia vida de una manera muy diferente
—pero no se puede hacerlo si no se comprende que esta está viviendo y es
afectada por todo lo que ahora hacemos y comprendemos—.
Una nueva comprensión es la Fuerza más poderosa que nos
es dable crear en el Trabajo.
Proviene de ideas nuevas.
Esta fuerza de la nueva comprensión no sólo modifica el
futuro sino que modifica el pasado.
El Cuerpo-Tiempo entero de una persona está en conexión recíproca,
del mismo modo que la punta de un bastón está conectada con la otra punta.
Basta golpearlo en cualquier punto y vibra a todo su
largo.
Pero el Cuerpo-Tiempo no es recto.
Es un círculo, que no se cierra completamente.
Esto nos trae a la eterna recurrencia.
Se nos enseña que si no "trabajamos" sobre
nosotros mismos la vida se repite exactamente como antes.
Nada se modifica.
¿Por qué?
Porque no hemos modificado cosa alguna en nosotros
mismos.
¿Qué significa modificar algo en uno mismo?
Quiere decir que la Esencia crece.
Si la Esencia crece no atraerá la misma vida en la recurrencia.
En el Trabajo el término "desarrollo" significa
un nuevo crecimiento de la Esencia.
Esto sólo puede tener lugar si alguna manifestación de la
Personalidad deja de ser activa a través del poder del Trabajo.
Un hombre ve, por medio de la luz del Trabajo y de su
comprensión del mismo, algunas manifestaciones negativas de sí mismo, digamos.
Por medio de una observación más profundizada lo ve cada
vez más plenamente, extendiéndose a lo largo de su vida.
Deseando trabajar sobre sí mismo —esto es, valorando El Trabajo
práctica y no sentimentalmente— empieza a separarse de ello, por así decirlo, a
sangre fría —deliberadamente—.
Cuando siente que está cerca de los "Yoes" que
lo llevan a dicho estado, a ese mal lugar psicológico en sí mismo, YA NO SE
IDENTIFICA con aquellos "Yoes" negativos en el lugar en que siempre
existen.
Si siente que se está acercando demasiado a ellos se
recuerda a sí mismo y cuando siente El Trabajo —esto es, cuando está en
presencia de los "Yoes" del Trabajo— recuerda las observaciones que
realizó antes sobre su estado negativo y los instantes de introspección que
tuvo y lo que comprendió del significado del Trabajo y por qué él mismo está
trabajando.
De este modo fortalece su propósito.
Se ha dado el Primer Choque Consciente y así creó nuevos
hidrógenos, una nueva fuerza.
Con esa nueva fuerza que ha creado su poder de no
identificarse se acrecienta.
Ahora bien, esta clase de trabajo, que va en contra de
una u otra manifestación de la Personalidad, produce las condiciones correctas
para el crecimiento de la Esencia.
Tiene lugar necesariamente una lucha en cada etapa de
este crecimiento.
Si la Personalidad logra la victoria no hay crecimiento
alguno.
La Personalidad y la voluntad de sí absorben esta fuerza
y permanecen activas y la Esencia nada logra y así se queda pasiva.
Por eso debemos ser tentados.
ROGAMOS PARA NO CAER EN LA TENTACIÓN Y SER LIBERADOS DEL
MAL, DE LA PERSONALIDAD.
Aquí es preciso pensar individualmente.
LA LUCHA SE ENTABLA ENTRE LO QUE ES IRREAL Y LO QUE ES
REAL.
Pero en esta lucha tan sólo la luz del Trabajo —esto es,
la fuerza y la iluminación que nos llegan de La Humanidad Consciente en la
forma de enseñanza esotérica, tal como El Trabajo que estudiamos— es la que
puede separarnos de la Personalidad.
Esa fuerza contrarresta la fuerza de vida.
Inicia la guerra en el hombre.
Porque de otro modo La Esencia no puede llegar a ser
activa.
La vida hace y mantiene a la Personalidad activa.
El Trabajo hace que la Personalidad sea pasiva mediante
los métodos del Cuarto Camino de modo que La Esencia pueda crecer y llegar a
ser eventualmente más fuerte que la Personalidad, así un hombre ya no es
trabajado más desde el exterior —desde la vida—.
Esto significa que un nuevo hombre, una nueva mujer
emergen.
Esto es lo que significa el desarrollo —no un aumento de
lo que una persona ES, sino UNA NUEVA PERSONA QUE EMERGE, haciendo que lo que
es ahora sea pasivo, según las líneas enseñadas tan claramente por El Trabajo—.
Si la Esencia crece después de haberse formado la
Personalidad, ya no atraerá la misma vida en la recurrencia.
Maurice Nicoll
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