"PSICOLOGIA DE LA POSIBLE EVOLUCION DEL HOMBRE"
POR: OUSPENSKY
PRIMERA CONFERENCIA
Para comprender cómo se puede definir la psicología es
necesario darse cuenta de que la psicología nunca ha existido bajo su propio
nombre, excepto en tiempos modernos.
Por una u otra razón siempre se ha sospechado de
tendencias equivocadas o subversivas de la psicología, ya sean religiosas,
políticas o morales, y por lo tanto ha tenido que usar diferentes disfraces.
Por miles de años la psicología existió bajo el nombre de
filosofía.
En la India todas las formas de Yoga, que son
esencialmente psicología, se describen como uno de los seis sistemas de
filosofía.
Las enseñanzas Sufíes, que ante todo son psicológicas, se
consideran en parte religiosas y en parte metafísicas.
En Europa, hasta no hace mucho tiempo, en las últimas
décadas del siglo diecinueve, muchos trabajos sobre psicología eran
considerados como filosofía.
Y a pesar de que casi todas las subdivisiones de la
filosofía, tales como la lógica, la teoría del conocimiento, la ética, la
estética, se referían al trabajo de la mente humana o de los sentidos, la
psicología era considerada como inferior a la filosofía y como relacionada sólo
con los lados más bajos o más triviales de la naturaleza humana.
Paralelamente a su existencia bajo el nombre de
filosofía, la psicología existió aún por más tiempo conectada con una u otra
religión.
Esto no quiere decir que la religión y la psicología
alguna vez fueron una y la misma cosa, ni que LA CONEXIÓN entre religión y
psicología fuera reconocida.
Pero no hay duda de que casi todas las religiones
conocidas -por supuesto no me refiero a las falsas religiones modernas-
desarrollaron uno u otro tipo de enseñanza psicológica conectada a menudo con
cierta práctica, de manera que el estudio de la religión, muy frecuentemente,
incluía en sí mismo el estudio de LA PSICOLOGÍA.
Hay muchos trabajos excelentes sobre psicología en la
bastante ortodoxa literatura religiosa de diferentes países y épocas.
Por ejemplo, en los primeros tiempos del Cristianismo,
había bajo el nombre general de PHILOKALIA una colección de libros de
diferentes autores, usado en la actualidad en la Iglesia Oriental,
especialmente para la instrucción de los monjes.
Durante el tiempo en que la psicología estuvo conectada
con la filosofía y la religión, también existía bajo la forma de Arte.
La Poesía, el Drama, la Escultura, la Danza, y aun la
Arquitectura eran medios de transmisión del conocimiento psicológico.
Por ejemplo, las catedrales góticas eran en su sentido
primordial tratados de psicología.
En la antigüedad antes de que la filosofía, la religión y
el arte adoptaran formas separadas, bajo las cuales las conocemos ahora, la
psicología había existido en forma de Misterios, tales como los de Egipto y de
la antigua Grecia.
Posteriormente, luego de la desaparición de los
Misterios, la Psicología existió en forma de Enseñanzas Simbólicas, las que
algunas veces estaban ligadas a la religión de la época y otras no, como en los
casos de la astrología, la alquimia, la magia; y entre los más modernos, la
Masonería, el Ocultismo y la Teosofía.
Aquí es necesario notar que todos los sistemas
psicológicos y doctrinas, tanto los que existen o los que existieron
abiertamente como los que fueron ocultos o disfrazados, pueden dividirse en dos
categorías principales.
Primero: los sistemas que estudian al hombre tal como
ellos lo encuentran, o tal como ellos SUPONEN O LO IMAGINAN SER.
La psicología «científica» moderna, o lo que se conoce
bajo este nombre, pertenece a esta categoría.
Segundo: los sistemas que estudian al hombre no desde el
punto de vista de lo que es, o de lo que parece ser, sino desde EL PUNTO DE
VISTA DE LO QUE PUEDE LLEGAR A SER; esto es, desde el punto de vista de su
posible evolución.
Estos últimos sistemas son en realidad los originales, o
en todo caso los más antiguos, y sólo ellos pueden explicar el origen olvidado
y el significado de la psicología.
Cuando comprendamos la importancia del estudio del hombre
desde el punto de vista de su posible evolución, comprenderemos que la primera
respuesta a la pregunta: ¿qué es psicología? debería ser que LA PSICOLOGÍA ES
EL ESTUDIO DE LOS PRINCIPIOS, LEYES, Y HECHOS DE LA POSIBLE EVOLUCIÓN DEL
HOMBRE.
Aquí, en estas conferencias, hablaré sólo desde este
punto de vista.
Nuestra primera pregunta será:
¿Qué quiere decir la evolución del hombre?, y la segunda:
¿se requieren condiciones especiales para ello?
Con respecto a modernos y ordinarios puntos de vista
sobre el origen del hombre y su previa evolución, debo decir ante todo que no
pueden ser aceptados.
Debemos darnos cuenta de que no sabemos nada acerca de su
origen y que no tenemos pruebas de la evolución física o mental del hombre.
Por el contrario, si tomamos la humanidad histórica, es
decir, la humanidad de los últimos diez o quince mil años, podemos encontrar
señales inconfundibles de un tipo de hombre superior, cuya presencia se puede
establecer ante la evidencia de monumentos antiguos y conmemorativos que la
humanidad actual no puede repetir o imitar.
Con respecto al hombre prehistórico o a esas criaturas de
aspecto parecido al hombre y sin embargo, al mismo tiempo, tan diferentes de
él, cuyos huesos se encuentran en yacimientos del período glacial o pre
glacial, podemos aceptar la muy plausible idea de que esos huesos pertenecen a
un ser bastante distinto del hombre, que pereció hace mucho tiempo.
Al negar la evolución anterior del hombre, tenemos que
negarle cualquier posibilidad de evolución mecánica futura; es decir, una
evolución que se desarrolle por sí sola, de acuerdo con las leyes de la
herencia y de la selección, sin esfuerzos conscientes del hombre, y sin una
comprensión de su posible evolución.
Nuestra idea fundamental va a ser que el hombre, tal como
lo conocemos, no es un ser completo; que la naturaleza lo desarrolla sólo hasta
un cierto punto y que luego lo deja, para que siga desarrollándose por sus
propios esfuerzos e iniciativas, o vivir y morir tal cual nació, o degenerar y
perder su CAPACIDAD DE DESARROLLO.
En este caso la evolución del hombre querrá decir el
desarrollo de ciertas cualidades y rasgos interiores que generalmente
permanecen sin crecer y que no pueden desarrollarse por sí solos.
La experiencia y la observación muestran que ese
desarrollo es posible sólo en ciertas condiciones determinadas, con esfuerzos
de cierta clase por parte del hombre mismo, y con ayuda suficiente de aquellos
que comenzaron antes un trabajo similar y que ya han obtenido un cierto grado
de desarrollo, o por lo menos cierto conocimiento de los métodos.
Tenemos que comenzar con la idea de que sin esfuerzos es
imposible la evolución; sin ayuda, igualmente, es imposible.
Después de lo cual tenemos que comprender que, en el
camino del desarrollo, el hombre tiene que hacerse un ser diferente, y tenemos
que aprender y comprender en qué sentido y en qué dirección el hombre tiene que
hacerse un ser diferente; es decir, qué significa ser un ser diferente.
Luego tenemos que comprender que no todos los hombres
pueden desarrollarse y llegar a ser seres diferentes.
La evolución es cuestión de esfuerzos personales, y en
relación con la masa de la humanidad la evolución es una rara excepción.
Puede parecer extraño, pero debemos darnos cuenta de que
no sólo es rara, sino que cada vez está llegando a ser más y más rara.
Por supuesto, surgen muchas preguntas de lo dicho
anteriormente:
¿Qué significa que en el camino de la evolución el hombre
tiene que llegar a ser un ser diferente?
¿Qué quiere decir un "ser diferente"?
¿Cuáles son las cualidades o rasgos interiores que pueden
ser desarrollados en el hombre, y cómo se puede lograr?
¿Por qué no se pueden desarrollar todos los hombres y
llegar a ser seres diferentes?
¿Por qué tal injusticia?
Trataré de contestar a estas preguntas y comenzaré por la
última.
¿Por qué no se pueden desarrollar todos los hombres y
llegar a ser seres diferentes?
La respuesta es muy sencilla.
PORQUE NO LO QUIEREN.
Porque no saben nada acerca de ello y, aunque se les
diga, sin una larga preparación, no podrán comprender lo que significa.
La idea principal es que para hacerse un ser diferente un
hombre debe QUERERLO MUCHO y por muy largo tiempo.
Un deseo pasajero o vago, basado en el descontento con
las condiciones exteriores, no creará el impulso suficiente.
La evolución del hombre depende de su comprensión de lo
que puede conseguir, y de lo que tiene que dar para ello.
Si el hombre no lo quiere, o si no lo quiere con
suficiente intensidad, y no hace los esfuerzos necesarios, nunca se
desarrollará.
De manera que en esto no hay injusticia.
¿Por qué debería tener lo que no quiere?
Si al hombre se le forzara a convertirse en un ser
diferente, cuando está satisfecho de lo que es, esto si sería entonces
injusticia.
Ahora preguntémonos qué significa un ser diferente.
Si consideramos todo el material que podamos conseguir,
que se refiera a esta proposición, encontramos la afirmación de que al hacerse
un ser diferente el hombre adquiere muchas NUEVAS cualidades y poderes que no
posee ahora.
Esta es una afirmación común encontrada en toda clase de
sistemas que admiten la idea de un crecimiento psicológico o interior del
hombre.
Pero esto no es suficiente.
Aun la descripción más detallada de estos nuevos poderes
no nos ayudará en forma alguna a comprender cómo aparecen ni de dónde vienen.
En las teorías generalmente conocidas falta un eslabón,
aun en aquellas que acabo de mencionar que están basadas en la idea de la
posibilidad de evolución del hombre.
La verdad es que antes de que el hombre adquiera
cualesquiera nuevas facultades o poderes, que no conoce ni posee ahora, tiene
que ADQUIRIR facultades y poderes que tampoco posee, pero que se arroga a sí
mismo; es decir, que cree que las conoce y que las puede usar o controlar.
Este es el eslabón que falta, y éste es el punto más
importante.
Por el camino de la evolución, que ha sido descrito como
un camino basado en el esfuerzo y en la ayuda, el hombre debe adquirir
cualidades que CREE que ya posee, pero sobre las cuales se engaña a sí mismo.
Para poder comprenderlo mejor, y saber qué facultades y
poderes puede adquirir el hombre, tanto completamente nuevos como inesperados,
y también aquellos que se imagina que ya posee, tenemos que partir del
conocimiento general que tiene el hombre de sí mismo.
Y así llegamos, de inmediato, a un hecho muy importante.
EL HOMBRE NO SE CONOCE A SÍ MISMO.
No conoce, ni sus propias limitaciones, ni sus propias
posibilidades.
Ni siquiera conoce lo mucho que no se conoce.
El hombre ha inventado muchas máquinas, y sabe que una
máquina complicada necesita algunas veces años de estudio cuidadoso antes de
poder usarla o controlarla.
Pero no aplica este conocimiento a sí mismo, aunque él
mismo sea una máquina mucho más complicada que cualquier máquina que ha
inventado.
Tiene toda clase de IDEAS FALSAS acerca de sí mismo.
Ante todo, no se
da cuenta de que él es verdaderamente una máquina.
¿Qué quiere decir que el hombre es una máquina?
Quiere decir que no tiene movimientos independientes, ni
dentro ni fuera de él.
Es una máquina que es puesta en movimiento por
influencias externas y por impactos exteriores.
Todos sus movimientos, acciones, palabras, ideas,
emociones, humores y pensamientos son producidos por influencias exteriores.
Por sí mismo, es tan sólo un autómata con cierta
provisión de recuerdos de experiencias previas y cierta cantidad de energía de reserva.
Tenemos que comprender que el hombre NO PUEDE HACER
nada.
Pero él no se da cuenta de ello y se atribuye la
capacidad de hacer.
Esta es la primera cosa falsa que el hombre se arroga.
Esto tiene que comprenderse con toda claridad.
El hombre no puede hacer.
Todo lo que el hombre cree que hace, en realidad sucede.
Sucede exactamente como "llueve" o
"nieva".
En español no hay formas impersonales de verbos que se
puedan usar en relación con las acciones del hombre.
De manera que tenemos que seguir diciendo que el hombre
piensa, lee, escribe, ama, odia, comienza guerras, pelea, etc.
En realidad todo ello sucede.
El hombre no puede moverse, pensar o hablar de motu
propio.
Es una marioneta tirada de aquí y de allá por hilos
invisibles.
Si así lo comprende puede aprender más sobre sí mismo, y
tal vez entonces las cosas comiencen a cambiar para él.
Pero si no puede darse cuenta ni comprender su total
mecanicidad, o si no quiere aceptarla como un hecho, no puede aprender nada más
y las cosas no pueden cambiar para él.
El hombre es una máquina, pero una máquina muy peculiar.
Es una máquina que, en las circunstancias adecuadas, y
con el tratamiento adecuado, PUEDE SABER QUE ES UNA MÁQUINA.
Al darse plena cuenta de ello puede encontrar los medios
para DEJAR DE SER UNA MÁQUINA.
Ante todo, el hombre debe saber que él no es uno; ÉL
ES MUCHOS.
No tiene un Yo permanente e inmutable.
Él es siempre diferente.
En un momento es uno, en el siguiente momento es otro, en
el tercer momento es un tercero, y así sucesivamente, casi sin término.
La ilusión de unidad o unicidad se crea en el hombre,
ante todo, por la sensación de un cuerpo físico, luego por su nombre, que en
casos normales siempre sigue siendo el mismo, y tercero, por cierto número de
hábitos mecánicos que le son implantados por la educación o los adquiere por
imitación.
Al tener siempre las mismas sensaciones físicas, al oír
siempre el mismo nombre, y al notar en sí mismo los mismos hábitos e
inclinaciones que tenía antes, se cree ser siempre el mismo.
En realidad no hay unidad en el hombre y no hay un centro
de control, ni un Yo permanente.
Este es el esquema general del hombre:
Cada pensamiento, cada sentimiento, cada sensación, cada
deseo, cada gusto y cada aversión es un "YO".
Estos "yoes" no están conectados entre sí, ni
coordinados en forma alguna.
Cada uno depende de los cambios de las circunstancias
exteriores, y de los cambios de las impresiones.
Algunos siguen mecánicamente a otro, y algunos aparecen
siempre acompañados de otros.
Pero en esto no hay ni orden ni sistema.
Hay ciertos grupos de "yoes" que están ligados
naturalmente.
Hablaremos de estos grupos posteriormente.
Por ahora debemos tratar de comprender que hay grupos de
"yoes" ligados tan solo por ASOCIACIONES ACCIDENTALES, recuerdos
accidentales, o semejanzas totalmente imaginarias.
En todo momento, cada uno de estos "yoes" sólo
representa a una muy pequeña parte de nuestro "cerebro",
"mente", o "inteligencia"; pero cada uno de ellos pretende
representar a la totalidad.
Cuando el hombre dice "yo", cree que está
expresando la totalidad de sí mismo, pero en realidad, aun cuando lo pretenda,
es sólo un pensamiento pasajero, un deseo pasajero.
Una hora después lo puede haber olvidado completamente, y
expresar con la misma convicción una opinión, un punto de vista, o un interés
opuesto.
Lo peor de todo es que el hombre no lo recuerda.
En la mayoría de los casos cree en el último yo que se
expresó, mientras éste dure: esto es, hasta que otro "yo", a veces
totalmente desconectado del precedente, no exprese su opinión o deseo en un
tono más fuerte que el primero.
Volvamos ahora a las otras dos preguntas:
¿Qué significa "desarrollo"?
¿Y qué quiere decir que el hombre tiene que llegar a ser
"un ser diferente"?
En otras palabras, ¿qué clase de CAMBIO es posible para
el hombre?, y ¿cómo y cuándo comienza este cambio?
Ya se ha dicho que el cambio comenzará con aquellos PODERES
Y CAPACIDADES que el hombre SE ATRIBUYE a sí mismo, pero que en realidad no
posee.
Esto quiere decir que antes de que adquiera cualesquiera
nuevos poderes o capacidades, el hombre debe desarrollar en sí mismo las
capacidades que cree poseer y sobre las cuales tiene las más grandes ilusiones.
El desarrollo no puede comenzar basado en LA MENTIRA que
uno se hace a sí mismo, ni engañándose a sí mismo.
El hombre debe saber lo que tiene y lo que no tiene.
Esto significa que debe darse cuenta de que no posee las
cualidades ya descritas que se arroga a sí mismo, o sea: LA CAPACIDAD DE HACER,
LA INDIVIDUALIDAD O UNIDAD, UN YO PERMANENTE, Y ADEMÁS CONCIENCIA Y VOLUNTAD.
Y es necesario que el hombre lo sepa, porque mientras
crea que posee estas cualidades no hará los esfuerzos apropiados para
adquirirlas, exactamente como un hombre que no comprará cosas caras, pagando un
alto precio por ellas, si cree que ya las posee.
La más importante y la más engañosa de estas cualidades
es LA CONCIENCIA.
Y el cambio en el hombre comienza por el cambio de su
comprensión del significado de la conciencia, para seguir luego con la
adquisición gradual de su dominio sobre ella.
¿QUÉ ES LA CONCIENCIA?
En la mayoría de los casos en el lenguaje ordinario se
usa la palabra "conciencia" como un equivalente de la palabra
"inteligencia", en el sentido de actividad de la mente.
En realidad, la conciencia es una especie muy particular
de "DARSE CUENTA" en el hombre, independiente de su actividad mental.
Ante todo, "DARSE CUENTA" DE SÍ MISMO, darse
cuenta de quién es él, de dónde está, y más aun "darse cuenta" de lo
que sabe, de lo que no sabe, y así sucesivamente.
Sólo uno mismo puede saber si en un momento dado está
"consciente" o no.
Esto fue probado hace mucho tiempo en cierta corriente de
pensamiento en la psicología europea, la que comprendió que sólo el mismo
hombre puede conocer ciertas cosas acerca de sí.
Aplicándolo a la conciencia, quiere decir que sólo un
mismo hombre puede saber si su conciencia existe en un momento o no.
Esto quiere decir que la presencia o la ausencia de la
conciencia en un hombre no se puede probar por la observación de sus actos
exteriores.
Como ya lo he dicho, este hecho fue probado hace mucho
tiempo, pero su importancia nunca fue totalmente comprendida, porque siempre se
le ligaba con la comprensión de la conciencia como un proceso mental o una
actividad de la mente.
Si un hombre se da cuenta de que no estaba consciente
hasta el momento en que lo percibe, y luego se olvida de esta percepción, o aun
si la recuerda, esto no es conciencia.
Es tan solo el recuerdo de una fuerte percepción.
Quiero ahora atraer su atención hacia otro hecho que ha
sido perdido de vista por todas las escuelas modernas de psicología.
Es un hecho que la conciencia en el hombre, no importa
cómo se la mire, nunca permanece en el mismo estado.
Existe, o no está.
Los momentos más elevados de conciencia crean memoria.
Los otros momentos, el hombre simplemente no los
recuerda.
Esto, más que nada, produce en el hombre LA ILUSIÓN DE
CONCIENCIA CONTINUA o de un continuo "darse cuenta de sí".
Algunas escuelas modernas de psicología niegan
enteramente la conciencia, inclusive niegan la necesidad de tal término, pero
ello no es sino un derroche de mala inteligencia.
Otras escuelas, si se les puede llamar así, hablan de
estados de conciencia, queriendo significar: pensamientos, sentimientos,
impulsos motrices y sensaciones.
Esto está basado en el error fundamental de mezclar la
conciencia con las funciones psíquicas.
Hablaremos de ello más tarde.
En realidad, en la mayoría de los casos, el pensamiento
moderno todavía confía en la vieja formulación de que la conciencia no tiene
grados.
La aceptación general de esta idea, si bien tácita,
aunque esté en contradicción con muchos descubrimientos recientes, detuvo
muchas posibles observaciones sobre las variaciones de la conciencia.
El hecho es que la conciencia tiene grados bastante
visibles y observables, por cierto visibles y observables para cada uno en sí
mismo.
Primero está LA DURACIÓN: ¿cuánto tiempo ha estado uno
consciente?
Segundo, LA FRECUENCIA DE APARICIÓN: ¿cuántas veces se ha
llegado a ser consciente?
Tercero, LA EXTENSIÓN Y LA PENETRACIÓN: ¿de qué era uno
consciente?, lo cual puede variar muchísimo con el crecimiento del hombre.
Si tomamos sólo los dos primeros, podremos comprender la
idea de la posible evolución de la conciencia.
Esta idea está ligada con un hecho muy importante y muy
conocido por las antiguas escuelas psicológicas, como por ejemplo la de los
autores de la Philokalia, pero completamente ignorado por la filosofía y la
psicología europeas de los dos o tres últimos siglos.
O sea que LA CONCIENCIA SE PUEDE HACER CONTINUA Y
CONTROLABLE por medio de esfuerzos especiales y de estudios especiales.
Trataré de explicar cómo se puede estudiar la conciencia.
EJERCICIO:
Tomen un reloj y miren el segundero, tratando de darse
cuenta de sí mismos, y concentrándose en el pensamiento "Yo soy Pedro
Ouspensky" "ESTOY AHORA AQUÍ".
Traten de no pensar en nada más, simplemente siguiendo el
movimiento del segundero y DÁNDOSE CUENTA DE SÍ MISMOS, de SU NOMBRE, de
SU EXISTENCIA, y del LUGAR EN QUE ESTÁN.
Mantengan apartado todo otro pensamiento.
Si son persistentes, podrán hacer esto por dos minutos.
Este es el límite de su conciencia.
Y si tratan de repetir el experimento inmediatamente
después, lo encontrarán más difícil que la primera vez.
Este experimento demuestra que un hombre, en su estado
natural, puede CON GRAN ESFUERZO ser consciente de una cosa (ÉL MISMO) por dos
minutos o menos.
La deducción más importante que uno puede hacer después
de realizar este experimento en la forma debida, es que EL HOMBRE NO ES
CONSCIENTE DE SÍ MISMO.
La ilusión de estar consciente de sí mismo es creada por
la memoria y por los procesos del pensamiento.
Por ejemplo, un hombre va al teatro.
Si está acostumbrado no tiene especialmente conciencia de
estar allí mientras lo está.
Sin embargo, puede ver y observar cosas, el espectáculo
puede gustarle o no, recordarlo, acordarse de la gente que encontró, y así
sucesivamente.
Cuando regresa a su casa recuerda que estuvo en el
teatro, y por supuesto cree que estuvo consciente mientras se hallaba en él.
De esta manera no tiene dudas sobre su conciencia y no se
da cuenta de que su conciencia puede estar completamente ausente mientras él
puede actuar razonablemente, pensar, observar.
Para una descripción general, el hombre tiene posibilidad
de cuatro estados de conciencia.
Estos son: el sueño, el estado de vigilia, la conciencia
de sí, y la conciencia objetiva.
Pero aunque tiene la posibilidad de estos cuatro estados
de conciencia, el hombre de hecho no vive sino en dos: una parte de su vida la
pasa en el sueño y la otra en lo que es llamado "estado de vigilia",
aunque en realidad su estado de vigilia difiere muy poco del sueño.
En la vida ordinaria, el hombre no sabe nada de la "CONCIENCIA
OBJETIVA" y no es posible por ahora ningún experimento en esta dirección.
El hombre se atribuye el tercer estado, o "CONCIENCIA
DE SÍ"; esto es, cree poseerlo, aunque en realidad sólo puede ser
consciente de sí por muy raros chispazos y aún entonces es probable que no lo
reconozca, porque no sabe lo que ello implicaría si en realidad lo poseyera.
Estos vislumbres de conciencia vienen en momentos
excepcionales, en estados altamente EMOCIONALES, en momentos de peligro, en
circunstancias y situaciones muy nuevas e inesperadas; o algunas veces en
momentos completamente ordinarios cuando no ocurre nada en particular.
Pero en su estado ordinario o "normal", el
hombre CARECE DE TODO CONTROL sobre ellos.
En cuanto a nuestra memoria ordinaria, o a momentos de
memoria, en realidad sólo recordamos momentos de conciencia, aun cuando no nos
demos cuenta de que esto sea así.
Explicaré más adelante lo que significa la memoria en un
sentido técnico, así como las diferentes clases de memoria que poseemos.
Por ahora sólo quiero atraer su atención a la propia
observación de su memoria.
Notarán que recuerdan las cosas de manera diferente.
Algunas cosas las recuerdan muy vívidamente, algunas muy
vagamente, y otras no las recuerdan en absoluto.
Solamente saben que sucedieron.
Se sorprenderán mucho cuando se den cuenta de que poco es
lo que recuerdan en realidad.
Y esto sucede así, porque ustedes recuerdan sólo los
momentos en que estuvieron conscientes.
De manera que, con referencia al tercer estado de
conciencia, podemos decir que el hombre tiene momentos ocasionales de
conciencia de sí, que dejan recuerdos vívidos de las circunstancias en que se
produjeron, PERO NO TIENE DOMINIO SOBRE ELLOS.
Vienen y se van por sí mismos, estando controlados por
circunstancias exteriores y asociaciones ocasionales o recuerdos de emociones.
Surge la pregunta: ¿Es posible adquirir el control sobre
estos momentos fugaces de conciencia, el evocarlos más a menudo, y el
mantenerlos por más tiempo, o aun el hacerlos permanentes?
En otras palabras, ¿es posible llegar a ser conscientes?
Este es el punto más importante, y desde el mismo
comienzo de nuestro estudio debemos comprender que este punto, hasta en teoría,
ha sido totalmente olvidado por todas las escuelas modernas de psicología sin
excepción.
Porque con los métodos adecuados y los esfuerzos
apropiados EL HOMBRE PUEDE ADQUIRIR EL CONTROL DE LA CONCIENCIA, y puede llegar
a ser consciente de sí mismo, con todo lo que esto implica.
Y lo que esto implica, en nuestro estado actual, no nos
lo podemos ni siquiera imaginar.
Sólo después de que se haya comprendido este punto, puede
llegar a ser posible un estudio serio de la psicología.
Este estudio debe comenzar con LA INVESTIGACIÓN DE LOS
OBSTÁCULOS a la conciencia en nosotros mismos, porque la conciencia sólo puede
comenzar a crecer cuando por lo menos algunos de los obstáculos son extirpados.
En las conferencias siguientes, hablaré sobre estos
obstáculos.
El mayor de ellos es NUESTRA IGNORANCIA DE NOSOTROS
MISMOS, y nuestra equivocada convicción de que nos conocemos a nosotros mismos,
al menos hasta cierto punto y de que podemos estar seguros de nosotros mismos,
cuando en realidad no nos conocemos en lo absoluto ni podemos estar seguros de
nosotros mismos ni siquiera en las cosas más pequeñas.
DEBEMOS COMPRENDER AHORA QUE LA PSICOLOGÍA SIGNIFICA EN
REALIDAD EL ESTUDIO DE SÍ MISMO.
Esta es la segunda definición de psicología.
Uno no puede estudiar la psicología como se estudia la
astronomía; esto es, fuera de uno mismo.
Al mismo tiempo, uno debe estudiarse a sí mismo de la
misma manera en que estudiaría cualquier máquina nueva y complicada.
Debe conocer las partes de esta máquina, sus funciones
principales, las condiciones para un trabajo apropiado, las causas del trabajo
equivocado, y muchas otras cosas difíciles de describir sin usar un lenguaje
especial, el que también es necesario conocer para poder estudiar la máquina.
La máquina humana tiene siete funciones diferentes:
1° El pensar (o intelecto).
2° El sentir (o emociones).
3° La función instintiva (todo el trabajo interno del
organismo).
4° La función motriz (todo el trabajo externo del
organismo, el movimiento en el espacio,
etc.).
5° El sexo (la función de los dos principios, masculino y
femenino, en todas sus manifestaciones).
Además de estas cinco, hay otras dos funciones para las
cuales no tenemos nombre en el lenguaje ordinario.
Estas aparecen sólo en los estados superiores de
conciencia: una, LA FUNCIÓN EMOCIONAL SUPERIOR, QUE APARECE EN EL ESTADO DE
CONCIENCIA DE SÍ; y otra, LA FUNCIÓN INTELECTUAL SUPERIOR, QUE APARECE
EN EL ESTADO DE CONCIENCIA OBJETIVA.
Como no estamos en estos estados de conciencia, no
podemos estudiar estas funciones o experimentar con ellas.
Sólo las conocemos indirectamente, por aquellos que la
han alcanzado o experimentado con ellas.
En la antigua literatura filosófica y religiosa de
diferentes naciones hay muchas alusiones a los estados superiores de conciencia
y a las funciones superiores.
Lo que crea una dificultad adicional para comprender
estas alusiones es la falta de división entre los estados superiores de
conciencia.
Lo que se llama samadhi o estado de éxtasis o
iluminación, o, en trabajos más recientes, "conciencia cósmica",
puede referirse a uno u otro estado: algunas veces a experiencias de conciencia
de sí, y a veces a experiencias de conciencia objetiva.
Y, por extraño que parezca, tenemos más material para
juzgar sobre el estado más elevado, o sea, la conciencia objetiva, que sobre el
estado intermedio, esto es, la conciencia de sí, a pesar de que la anterior
sólo se puede alcanzar después de la última.
El estudio de sí mismo debe comenzar con el estudio de
las cuatro funciones: el pensar, el sentir, la función instintiva, y la función
motriz.
La función sexual sólo se puede estudiar mucho después;
esto es, cuando estas cuatro funciones hayan sido suficientemente comprendidas.
Al contrario de lo que afirman algunas teorías modernas,
la función sexual es realmente posterior; es decir, aparece más tarde en la
vida, cuando las cuatro primeras funciones ya se han manifestado plenamente, y
está condicionada por ellas.
Por lo tanto, el estudio de la función sexual sólo puede
ser útil cuando las primeras cuatro funciones sean totalmente conocidas en
todas sus manifestaciones.
Al mismo tiempo se tiene que comprender que cualquier
irregularidad seria o anormalidad en la función sexual hace imposible el
desarrollo de sí y aun el estudio de sí mismo.
Tratemos ahora de comprender las cuatro funciones
principales.
Daré por sentado que para ustedes es claro lo que yo
quiero decir por la función intelectual o función de pensar.
En ella están incluidos todos los procesos mentales: la
percepción de impresiones, la formación de representaciones y de conceptos, el
raciocinio, la comparación, la afirmación, la negación, la formación de
palabras, la facultad de hablar, la imaginación, y así sucesivamente.
La segunda función es el sentir o las emociones: la
alegría, la pena, el miedo, el asombro, etc.
Aun si están seguros de que está claro para ustedes el
cómo y en qué difieren las emociones de los pensamientos, les aconsejaría que
revisen sus puntos de vista a este respecto.
En nuestra manera ordinaria de pensar y de hablar
mezclamos pensamientos y sentimientos; pero para comenzar el estudio de sí es
necesario diferenciar cuál es cuál.
Tomará más tiempo el comprender las dos funciones que
siguen, instintiva y motriz, ya que en ningún sistema ordinario de psicología
están descritas y divididas de manera correcta.
Las palabras "instinto", "instintivo"
se emplean por lo general en sentido equivocado, y muy a menudo sin sentido
alguno.
En especial, por lo general se le asigna al instinto
funciones externas que son en realidad funciones motrices y algunas veces
emocionales.
La función instintiva en el hombre incluye cuatro clases
diferentes de funciones:
PRIMERO: Todo el trabajo interno del organismo, toda la
fisiología por así decirlo; la digestión y asimilación de los alimentos, la
respiración, la circulación de la sangre, todo el trabajo de los órganos
internos, la formación de nuevas células, la eliminación de desechos, el
trabajo de las glándulas endocrinas, etcétera.
SEGUNDO: Los así llamados cinco sentidos: la vista, el
oído, el olfato, el gusto, el tacto; y todas las otras facultades de percibir
el peso, la temperatura, la sequedad o la humedad, etc., es decir, todas las
sensaciones indiferentes, sensaciones que de por sí no son ni agradables ni
desagradables.
TERCERO: Todas las emociones físicas; es decir, todas las
sensaciones físicas que son agradables o desagradables.
Toda clase de dolores o de sensaciones desagradables,
tales como un sabor desagradable u olor desagradable, y toda clase de placeres
físicos, tales como sabores agradables, olores agradables, etc.
CUARTO: Todos los reflejos, aun los más complicados,
tales como la risa y el bostezo; toda clase de memorias físicas, tales como la
memoria del gusto, la memoria del olfato, la memoria del dolor, que son en
realidad reflejos internos.
La función motriz comprende todos los movimientos
externos tales como el caminar, el escribir, el hablar, el comer, y sus
memorias.
También pertenecen a la función motriz aquellos
movimientos que en el lenguaje ordinario se llaman "instintivos",
tales como el atrapar, sin pensarlo, un objeto que se cae.
La diferencia entre la función instintiva y la motriz es
muy clara y puede ser fácilmente comprendida si uno simplemente recuerda que
todas las funciones instintivas, sin excepción, son innatas y que para usarlas
no es necesario aprenderlas; mientras que, por el otro lado, ninguna de las
funciones motrices son innatas y uno tiene que aprenderlas todas, tal como el
niño aprende a caminar, o como se aprende a escribir o a dibujar.
Además de estas funciones normales del movimiento,
también hay algunas extrañas funciones motrices que representan el trabajo
inútil de la máquina, sin intención de la naturaleza; pero que ocupan mucho
lugar en la vida del hombre usando gran cantidad de su energía.
Estas son:
La formación de sueños, la imaginación, el ensueño, el
hablar interno, el hablar por hablar, y en general, todas las manifestaciones
descontroladas e incontrolables.
Las cuatro funciones: intelectual, emocional, instintiva
y motriz, ante todo tienen que ser comprendidas en todas sus manifestaciones, y
más tarde tienen que ser observadas en sí mismo.
Tal observación de si, o sea, la observación sobre bases
correctas, con la comprensión preliminar de los estados de conciencia y de las
diferentes funciones, constituye la base del estudio de uno mismo, es decir, el
principio de la psicología.
Es muy importante el recordar que al observar diferentes
funciones es útil el observar al mismo tiempo SU RELACIÓN con los diferentes
estados de conciencia.
Tomemos los tres estados de conciencia, sueño, vigilia, y
posibles vislumbres de conciencia de sí, y las cuatro funciones: pensamiento,
sentimiento, instinto y movimiento.
Todas las cuatro funciones se pueden manifestar en el
sueño, pero sus manifestaciones son deshilvanadas y no confiables.
No hay manera de usarlas, simplemente van por su cuenta.
En el estado de vigilia, o de conciencia relativa, hasta
cierto punto pueden servirnos de orientación.
Se pueden comparar sus resultados, verificarlos,
enderezarlos; y a pesar de que pueden crear muchas ilusiones, en nuestro estado
ordinario aún no tenemos otra cosa y debemos hacer con ellas lo que podamos.
Si nos diéramos cuenta de las falsas observaciones, de
las falsas teorías, de las falsas deducciones y conclusiones hechas en este
estado, deberíamos dejar de creer por completo en nosotros mismos.
Pero los hombres no se dan cuenta de cuán decepcionantes
pueden ser sus observaciones y sus teorías, y continúan creyendo en ellas.
Es esto lo que impide a los hombres el observar los raros
momentos en que sus propias funciones se manifiestan en conexión con vislumbres
del tercer estado de conciencia, es decir, de conciencia de sí.
Todo esto quiere decir que cada una de las cuatro
funciones se puede manifestar en cada uno de los tres estados de conciencia.
PERO LOS RESULTADOS SON TOTALMENTE DIFERENTES.
Cuando aprendamos a observar estos resultados y sus
diferencias, comprenderemos la relación correcta entre las funciones y los
estados de conciencia.
Pero aún antes de considerar la diferencia en la función
en relación con los estados de conciencia es necesario comprender que la
conciencia del hombre y las funciones del hombre son fenómenos totalmente
diferentes, de naturaleza totalmente distinta, dependientes de causas
diferentes, y que el uno puede existir sin el otro.
Las funciones pueden existir sin la conciencia y la
conciencia puede existir sin las funciones.
PEDRO OUSPENSKY
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