EL TRABAJO SOBRE SI
Cada día es un epitome de nuestra vida.
Un hombre es su vida.
Un día en nuestra vida es una pequeña replica de nuestra vida.
Si un hombre no trabaja un día de su vida, no puede
cambiar su vida, y si dice que quiere trabajar sobre su vida y cambiarla, y no
trabaja un día de su vida, el trabajo sobre si sigue siendo puramente
imaginario.
Se distrae IMAGINANDO que va a trabajar sobre su vida Y EN REALIDAD no empieza a trabajar ni un solo día de su vida.
Nuestra vida se divide en días y años.
Si un hombre no trabaja un día de su vida observándose a
si mismo mediante la APLICACIÓN DE LAS IDEAS de este Trabajo, no hay PUNTO DE
PARTIDA.
Tal vez diga que trabajará mañana.
Recuerden el dicho de que no hay que dejar para mañana lo
que se puede hacer hoy.
Si un hombre dice: "Empezaré a trabajar sobre mi mañana",
pues nunca trabajará sobre sí, porque siempre es mañana y nunca trabajará hoy.
Esto se llama a veces en el trabajo la enfermedad del mañana.
Mientras un hombre diga siempre mañana —es decir, el próximo
día— nunca cambiará.
Con el fin de trabajar sobre sí es preciso circunscribir
el campo de trabajo, no soñar perezosamente en trabajar en el futuro o en una
oportunidad extraordinaria, sino trabajar HOY, circunscribir el trabajo
practico al día de hoy, a este día mismo con todos sus sucesos, y no pensar en términos
de mañana.
¿Han empezado ustedes a observarse en lo tocante al día,
el ordinario día siempre recurrente, miniatura del año y de nuestra vida
entera?
Todos ustedes conocen este dicho: "A cada día le
basta su afán".
¿Pero han pensado alguna vez en lo que significa este
dicho y han considerado el contexto en el cual Cristo hizo esta observación?
Por ejemplo, ¿qué sentido tiene cuando dice basta? ¿Basta
para qué? Basta trabajar para el afán de hoy.
Si un hombre empieza a trabajar aunque sea un poco cada día
sobre sus disgustos y penas, empieza entonces a trabajar prácticamente sobre sí.
Pero es preciso que conozca su día y que se conozca en relación
con su día.
Hay cierto día ordinario (recurrente) que cada persona experimenta,
excepto los sucesos inusitados.
Los sucesos del día ordinario tienen, como admitirán
ustedes, cierta similitud recurrente para cada persona.
Ahora bien, supongamos que un hombre nunca se "da
cuenta, de este particular y nunca se observa a sí mismo en conexión con los
sucesos característicos del día común, ¿cómo se le puede ocurrir que está
trabajando sobre sí y como puede suponer que le es posible cambiar?
El cambio de ser comienza con el cambio de las reacciones
ante los verdaderos incidentes del día.
Este es el comienzo de tomar la vida de una nueva manera
en un sentido verdadero y práctico.
Si ustedes se comportan de la misma forma todos los días
ante los mismos sucesos recurrentes, ¿como podrán creer que es posible cambiar?
Para llegar al conocimiento de sí, empiecen por observar
su conducta ante los sucesos de un solo día de su vida.
Observen cuáles son sus reacciones, es decir, observen sus
reacciones mecánicas ante todos los pequeños sucesos que tienen lugar y ante la
demás gente y examinen lo que dicen, sienten y piensan.
Entonces, traten de ver cómo pueden cambiar esas
reacciones.
Claro está, si tienen la certidumbre de que siempre se
comportan consciente y racionalmente y de que nunca están equivocados, nada
cambiará en ustedes, porque nunca serán capaces de darse cuenta de que son maquinas,
personas mecánicas, que siempre dicen y sienten y piensan y hacen una y otra
vez cosas características con arreglo a las circunstancias cambiantes.
Pero quizá, debido a una creciente conciencia de sí,
usted se da cuenta de que no es uno, que no es un individuo plenamente
consciente, sino que en cierto momento es una persona mezquina, en el próximo
una persona irritable, después una persona benevolente, mas tarde una persona
escandalosa o calumniadora, después un santo, y luego un embustero.
Haga el ejercicio de trabajo de comportarse
conscientemente durante una pequeñísima parte de un día de su vida.
Porque todo cuanto hacemos NOS AFECTA PARA SIEMPRE.
Un solo momento en que se está bastante consciente como
para no comportarse mecánicamente, si se hizo voluntariamente, suele modificar
muchos resultados futuros.
Si usted aprende, digamos, un poco de francés hoy, conocerá
más mañana, pero si hoy no hace nada, mañana no conocerá nada.
Ocurre lo mismo con el trabajo sobre si.
Pero es preciso trabajar voluntariamente sobre si y no
porque alguien le dice que debe hacerlo.
Trabajar de mala gana o para hacer meritos, es una cosa;
trabajar sobre sí porque hay algo en uno que no gusta y se anhela cambiarlo, es
otra cosa.
LA MANERA en que tomamos un día de nuestra vida ES EQUIVOCADA porque a causa del hábito ha llegado a petrificarse y de este modo
se ha vuelto mecánico.
Luego, en verdad somos mecánicos y por eso CARECEMOS de
todo SENTIMIENTO VERDADERO de lo que estamos haciendo y nuestros días pasan de
una extraña manera no sentida, por ejemplo, llevamos a cabo los hábitos mecánicos
del día y así no tenemos una verdadera vida y no recibimos nuevas impresiones.
"Ello" actúa, es decir, la maquina.
Pero si un hombre inicia su día conscientemente, el día
entero será diferente para él.
Pero debe llegar a conocer lo que significa trabajar
sobre si, tomando su vida como un día —ver, observar y comprender que es para él
un día, y no creer que un día carece de importancia porque es tan habitual y
que el trabajo tiene significación para el futuro— o que El Trabajo es algo
"que aun no tiene oportunidad de aplicar a sí, porque esta tan ocupado con
el trabajo del día", tal como alguien me lo dijo una vez con toda
seriedad.
¿Cómo se levanta usted, cuál es su estado de ánimo en el
desayuno, qué es lo que siempre lo trastorna, etcétera?
Le ruego no pensar que el cambio de sí significa un mero
fumar menos o comer menos.
Recuerde que este trabajo es psicológico.
Nuestra vida cotidiana, nuestra profesión, nuestro
negocio, nuestra ocupación, etc., no son sino un sueño con el cual nos
identificamos.
Pero esta comprensión viene lentamente — cuando
comprendemos mejor que significan el sueño y la mecanicidad y por qué se dice
que la humanidad está dormida y la vida es mecánica.
Para trabajar sobre si, es preciso trabajar sobre la vida
cotidiana y entonces comprenderá lo que significa la extraña frase: "Danos
el pan nuestro de cada día", en la Oración del Señor.
Porque las palabras "cada día" significan aquí
el pan supersubstancial en griego o el "pan de lo alto".
Las IDEAS de este Trabajo nos dan el pan para la vida en
el doble sentido de IDEAS y FUERZAS para hacer frente a los disgustos de la vida
mecánica cotidiana, nos ofrecen el "pan" supersubstancial; y nos señalan
la nueva vida que comienza en uno mismo; porque en El Trabajo todos "
buscan ser una nueva persona.
Ahora bien, nadie puede alterar su vida o cambiar cosa alguna
respecto de las reacciones mecánicas de su vida cotidiana a menos que cuente con
la AYUDA de NUEVAS IDEAS y sea ayudado por LA FUERZA proveniente de esas nuevas
ideas y de los nuevos pensamientos que surgen en su mente si empieza a
comprenderlas.
Es preciso recordar que la menor cosa tiene valor
respecto de las reacciones mecánicas a la vida ordinaria; la más ligera reacción
negativa tiene su importancia, y asimismo el menor pensamiento equivocado sobre
si o sobre otra persona.
Preparar los centros inferiores para recibir las ideas y
las fuerzas que siempre vienen de los centros superiores (pero que no se oyen,
debido al pesado estado de sueño interior) es un trabajo largo, pero todo
intento, hecho voluntariamente, para CORREGIR UNA REACCIÓN NEGATIVA o SEPARARSE de ella, todo intento de RECUERDO DE SÍ frente a una dificultad, todo acto de
SINCERA OBSERVACIÓN DE SÍ, como cuando uno miente o se luce o se da demasiada importancia
debido a la falsa personalidad, o se deforma la verdad para herir a otra
persona, ayuda a hacer las CONEXIONES CORRECTAS en los centros inferiores y los
prepara así para su unión con los centros superiores y para recibir la ayuda
que proviene de ellos.
Maurice Nicoll
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