miércoles, 4 de julio de 2012

NUESTRO MUNDO INTERIOR



NUESTRO MUNDO INTERIOR

Recuerde que al decir cosas malas está acumulando cargos internos.

Diría más bien, después de haber pasado muchos años en El Trabajo, que decir cosas malas es invitar la desdicha.

Empero, las gentes no ven que lo que dicen o piensan afecta su vida.

Supongamos que a todo lo largo del día ha tomado sus impresiones negativamente, tal vez lo sorprenda sentirse desdichado o deprimido.

Esto quiere decir simplemente que al recibir sus impresiones negativamente a todo lo largo del día no las observa y esto produce un mal efecto sobre usted mismo.

¿No es extraordinario acaso que las gentes piensen que pueden decir, hacer y comportarse y sentirse como les gusta en su lado interno cuando ya están enteradas que no lo pueden hacer en la vida exterior porque, por ejemplo, la policía las puede arrestar por calumnia?

El mundo externo y lo que le sucede tiene que ver con nuestra primera enseñanza.

No se puede ir y matar a un hombre que nos es antipático, porque la policía nos arresta.

El Trabajo es nuestra segunda enseñanza.

Ahora bien, en El Trabajo no se puede asesinar a una persona en nuestro corazón sin sufrir las consecuencias.

El Trabajo se ocupa de desarrollar nuestro lado interno de tal manera que el poder del Trabajo lo gobierne para que no nos comportemos mal contra nadie en mente, corazón y alma sin sentir una pérdida de fuerza.

Estamos entre dos realidades, una dada por los sentidos y la otra por nuestras relaciones con los Centros Superiores.

Una es externa y la otra interna y, agregaría, eterna.

Se ha dicho a menudo que este Trabajo se propone preparar los centros inferiores para que reciban a los Centros Superiores.

Nuestros centros inferiores nos hacen enfrentar la vida, en sus partes mecánicas, para que así aprendamos a tomar el ómnibus, a hablar, a leer y, en suma, a vincularnos con la vida externa y visible.

Todo el Trabajo se refiere a vincularnos con el mundo interno, que es representado en el diagrama por los dos Centros Superiores.

Aquí tenemos una gran paradoja.

No podemos vincularnos con el mundo interno, al cual Platón llamo la Verdad, la Bondad y la Belleza, y que el Trabajo llama los dos Centros Superiores (Centro Emocional Superior y Centro Intelectual Superior), a menos de haber establecido buenas relaciones con el mundo externo.

A ello se refiere El Trabajo diciendo que un hombre debe ser un Buen Amo de Casa hacia el mundo externo antes que pueda establecer relaciones con el mundo interno.

Por lo tanto se dice en El Trabajo que a menos de ser un Buen Amo de Casa, lo cual quiere decir haber establecido al menos buenas relaciones con el mundo exterior, no se puede hacer el Trabajo.

Supongamos que alguien no es sino un vagabundo o un lunático hacia el mundo externo, supongamos que nunca aprendió cosa alguna seriamente, que nunca pudo hacer trabajo alguno y no sabe cómo ganarse la vida, entonces temo mucho que no hizo lo necesario respecto al Buen Amo de Casa, y, en este caso, si entra en este Trabajo, tendera desde luego a utilizarlo como una evasión.

Poco es lo que tengo que decir acerca de estas personas a no ser que lo acepten y lo comprendan.

Hay que pagar el precio de la vida mediante un esfuerzo de vida antes que se pueda esperar lograr algo más santo.

Si dicen cosas malévolas acrecentaran sus cargos internos.

Quiero que hagan esta distinción muy claramente.

Si usted es simplemente un hombre, gobernado por la vida y sus eventos externos —es decir, sus reacciones mecánicas a ellos— puede comportarse como más le convenga, puede decir lo que más le convenga, puede sentir y pensar como más le convenga.

Pero El Trabajo comienza en un hombre que ha empezado a comprender que  no puede pensar o sentir mecánicamente con impunidad.

Los Centros Superiores están lejos o cerca segun el estado interior de uno mismo.

Si el estado interior de una persona es un estado de envidia, malevolencia, odio, amargura, juicio, el cuerpo psicológico de dicha persona — esto es, su estado interior— esta húmedo, es un revoltijo empapado, y nunca será capaz de conducir las vibraciones más elevadas de inteligencia y significado que provienen de los Centros Superiores.

Por eso El Trabajo se inicia con la auto-observación, la observación de lo que está pasando, la observación de cuál es el estado de una persona con respecto a lo que está sucediendo en ella.

Esto forma un cuerpo psicológico.

El Trabajo se ocupa de desarrollar estas vinculaciones interiores con los eventos —es decir, de qué manera se toman los eventos.

Si una persona no ve que esta simplemente gobernada por los eventos, tampoco vera que esta manejada por la vida —esto es, que es una máquina—.

Es preciso comprender que si estamos identificados con cada evento de vida, se está en la vida y uno no se distingue de ella.

Se está en todos los sentimientos que procura la vida, se está en todas sus ansiedades, etc.

Se está muy lejos de darse el choque de transformar las impresiones provenientes de la vida.

Por eso hay que observar en qué forma se reciben las impresiones de vida, y se las transforma mediante nuestra comprensión del Trabajo.

Entonces se empieza a oír a los Centros Superiores.

Maurice Nicoll


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