EL CENTRO EMOCIONAL.
Esta noche hablaremos sobre el Centro Emocional.
El Trabajo Psicológico nos enseña que el centro más
difícil de controlar es el Centro Emocional.
Dice claramente que el Centro Formatorio (esto es, la
división mecánica del Centro Intelectual) puede ser controlada hasta cierto
punto y también el Centro Motor que controla todos nuestros movimientos.
El Sr. Ouspensky dijo una vez que el Centro Emocional se
asemejaba a un elefante loco y que en la India cuando un elefante domesticado enloquecía
era necesario buscar dos elefantes cuerdos y ponerlos uno a cada lado del
elefante loco, atados con cuerdas, para enseñarlo a comportarse rectamente.
Reflexionemos sobre lo que significa este ejemplo.
Los pensamientos, al cabo de un tiempo, pueden ser
controlados voluntariamente hasta cierto punto.
Asimismo los movimientos —tal como tener una expresión de
malhumor que es una manifestación muscular del rostro— pueden ser hasta cierto
punto controlados voluntariamente.
Pero el Centro Emocional es involuntario, es decir, está
más allá de nuestro control directo.
Ocupémonos ahora del Centro Motor voluntario.
Pueden controlarlo, ¿no es cierto?
Se puede andar más rápidamente o más lentamente, se puede
sonreír o fruncir el ceño.
Esto es debido a la contracción y al relajamiento de los
músculos.
El Centro Motor rige los músculos.
Esto es fácil de entender.
Puedo extender mi brazo o no.
Puedo sacar la lengua o no.
Esto quiere decir que tengo un control directo sobre los
músculos a los cuales estos movimientos están subordinados.
¿Pero puedo controlar de la misma manera mis emociones,
mis sentimientos de simpatía o antipatía?
Estarán de acuerdo que ese centro, que es el más
importante de todos los centros, no está directamente bajo nuestro control.
Por eso se lo llama el "elefante loco" y tiene
que ser controlado por los otros dos elefantes: el Centro Intelectual que
piensa y el Centro Motor que actúa.
Tomemos como ejemplo el hecho de hallarnos bajo el
imperio de una emoción negativa hacia cierta persona, y supongamos que nos
proponemos en ese momento no manifestar, no mostrar, no ceder enteramente a ese
sentimiento negativo.
Cabe la posibilidad de relajar los músculos y no ponerse
"tenso" muscularmente, ni fruncir el ceño, ni mantener una postura
antagónica, ni hablar con cierta dureza.
Esto controla al menos la expresión externa del Centro
Emocional.
Desde luego, si hace todo esto, de una manera social, el
resultado es insignificante.
Todo el merito va a su Personalidad que se convierte en
una especie de “zorro”.
Quiero decir, se convierte en una persona insincera.
Pero si ha llegado al punto de tener aversión a su
aversión mecánica, de tener aversión a su química interior que en este momento
es negativa, de hecho, odiar el ser negativo y comprender lo que significa ser
negativo, por ejemplo, que significa no tener ningún coraje psicológico,
ninguna idea sobre lo que es necesario desde el punto de vista del Trabajo,
ninguna lucha interior, ninguna fuerza interior; en suma, que si ha llegado a
identificarse y ser negativo y cree que tiene razón, entonces no ha entendido
aun como el Trabajo traslada el campo de batalla a su persona y contempla
eventualmente solo ese lado —ese lado interior— o, si prefiere, ese lado psicológico.
El lado psicológico es el hombre mismo, la mujer misma.
Se puede tratar bien a una persona exteriormente.
Si, ¿pero cómo trata a dicha persona internamente, en su
mundo psicológico, ese mundo invisible solo conocido por usted mismo?
Después de haber pasado un tiempo en el Trabajo, si este
empieza a obrar sobre usted, un mal sentimiento lo hace sentir mucho mas
incomodo que una acción que hubiera podido cometer exteriormente.
El Trabajo no se ocupa tan solo de la vida exterior, sino
de la vida interior, y aquí son necesarias la sinceridad y la valoración, no
piadosas, no artificiales, sino genuinas.
Por eso se ha repetido tan a menudo que lo que cuenta es
la manera de tratar interna, invisiblemente a la gente, en la mente y el
sentimiento.
El mandamiento:
"No mataras", significa, esotéricamente, no
matar a nuestra propia vida interior.
Posee un significado psicológico además de su significado
literal.
Me imagino que algunos de ustedes ya conocen lo que
quiero decir y que bajeza surge interiormente cuando se dice uno a si mismo
cosas negativas sobre los otros, y goza de ellas, y luego se compone uno la
cara y externamente tiene el aspecto de un “ángel”.
Lo interior y lo exterior deben corresponderse.
Esta es una prolongada tarea.
Deben, como dos relojes, dar la misma hora.
Ahora bien, todo esto es fácilmente mal interpretado y
tomado en un mal sentido.
Por eso les recordare otra vez que si están en un estado
negativo, la culpa es siempre de ustedes, desde el punto de vista del Trabajo.
No importa lo que ha sucedido, lo que alguien dijo, lo
que alguien hizo, tenemos que ser responsables de nuestros estados negativos
—nosotros mismos.
Sobre este particular, usted debe ser responsable para
consigo mismo.
Desde luego, si le gusta ser negativo en secreto y se
entrega gozosamente a emociones desagradables, solo cabe decir que aunque se
abandone secretamente y con placer a una cosa cualquiera esta es la peor cosa
de todas.
Por ejemplo, si le gusta hacer daño intencionalmente y
luego goza del resultado, está en un lugar muy bajo en el nivel de ser.
Les recordare el primer paso que hay que dar, a saber, no
nos piden tener simpatía, sino detener la antipatía y todas sus ramificaciones.
Este es un punto de partida muy práctico.
Después, cuando se siente la presencia de las emociones
negativas en uno mismo, como una sustancia ajena, tan agudamente como un dolor
de estomago, entonces se busca, por propia conveniencia, trabajar sobre si y
transformar el resultado interior para lograr la salud interior.
Entonces se ve la necesidad de conocer y tratar de
comprender todo lo que enseña el Trabajo y no contentarse con echarle una
mirada de vez en cuando, como si fuera una cosa que se recoge y luego se deja a
un lado, de un modo trivial.
El Trabajo debe llegar a ser real.
Pero esto exige muchos años y requiere cierta valentía
interior, cierto coraje interior, determinación interior, hasta que nazca algo
distinto de la vida.
Esto es llamado “un punto en el Trabajo” y este punto da
comienzo al nuevo desarrollo del cual habla el Trabajo cuando dice que un
hombre, una mujer, es creado como un organismo capaz de evolución propia.
Este desarrollo es psicológico, no físico.
Hablemos ahora sobre las emociones, sobre los sentimientos.
¿Qué son en realidad?
La aversión es un sentimiento, una emoción.
¿Nos une a una persona, o hace lo contrario?
¿Se puede comprender a otra persona a través de la
aversión?
Esta es una pregunta sencilla, pero ¿Han pensado en ella?
Ahora bien,' pueden tener aversión a determinados
"Yoes" en una persona y, no quiere decir ello que sea imposible
mantener relaciones con dicha persona, debido a que simpatiza con otros
"Yoes" en esa persona.
Pero si se tiene aversión a una persona en su totalidad,
ningún contacto es posible.
Creo que algunos de ustedes aun no se han dado cuenta de
ello y me imagino que esto se debe a que no han observado todavía los
diferentes "Yoes" en sí mismos, no han visto todavía que son muchas
personas y no una sola persona.
A no ser que puedan dividirse en muchos no podrán ver
muchos en los demás.
Si su persona le complace y está bastante dormido como
para estar satisfecho de sí, si se cree una persona permanente, ¿cómo puede
escapar a una completa simpatía o una completa antipatía, esto es, como puede
escapar al péndulo de Si o No en todas sus relaciones humanas?
Todos ustedes comparten probablemente conmigo la
tendencia, cuando tienen que encontrarse con alguien de quien les dijeron que
era una persona desagradable, a aceptar demasiado fácilmente esta vergonzosa
afirmación.
Desde luego, esto no es una característica habitual en
una persona que está en el Trabajo; la de tomar a la gente por el valor que el
consenso popular le dio.
Aun antes de conocer el Trabajo, no aceptaba rótulos.
De resultas de ello, me encontré a menudo simpatizando
con gentes a quienes todos tenían aversión y sintiendo antipatía por gentes que
gozaban de la simpatía general.
No creo que era pura testarudez, puro gusto de
contradecir.
¿Acaso no es cierto que aceptamos fácilmente las
sugestiones, que hasta es fácil hipnotizarnos?
Una persona débil es fácilmente persuadida y acepta las
normas que por lo general prevalecen.
Esto significa que pocas cosas son esenciales —es decir,
reales— en los sentimientos.
Los sentimientos uniformados, el que le digan a un hombre
de qué manera debe sentir sus simpatías y antipatías y que dicho hombre lo
acepte, es segun mi parecer una terrible enfermedad, que lleva sus ataques
contra la individualidad.
Pero cuando nos ponemos bajo la benéfica influencia del
Trabajo y aprendemos todo lo que nos enseña, ya no vemos mas a la gente de una
manera uniforme a condición de que no nos tomemos más a nosotros mismos de una
manera uniforme.
Ahora bien, las gentes tienen modelos de sentimientos,
maneras uniformadas de tomar todo, que su Personalidad prefabricada ha
adquirido.
Siguen comportándose con arreglo a dicho modelo y nunca
lo observan.
Así permanecen en la cárcel de lo que segun su
imaginación es excelente.
Estoy seguro que en tales casos, si esas personas fueran
a observarse a sí mismas a la luz del Trabajo, las cosas cambiarían
completamente para ellas.
Sentirían otra serie de influencias.
Pero cuantas son las personas que se consideran como estando
en el Trabajo y que nunca se observan a sí mismas.
¿Por qué es esto así?
Porque sus sentimientos aun no están desarrollados.
Ahora bien, hay dos direcciones que los sentimientos
pueden seguir en su desarrollo.
Los afectos los pueden desarrollar.
Esta es una dirección que apunta al exterior, a la vida,
a los objetos.
Hay una dirección hacia lo interior, siempre a expensas
del “amor de sí” o auto-simpatía o egoísmo.
¿Qué significa ello?
Cuando sentimos, por ejemplo, que no podemos actuar de
una manera correcta y, por así decirlo, le preguntamos al Trabajo que hay que
hacer, desarrollamos la dirección interior de los sentimientos.
Esta dirección interior cambia los sentimientos que
tenemos de nosotros mismos.
Esta a mitad de camino de los Centros Superiores, el otro
lado en nosotros.
Por eso debemos tener en cuenta lo que el Trabajo dice
acerca de las divisiones de los centros.
¿Cuál es la señal que indica que estamos en las
divisiones superiores de un centro?
Una de ellas es que siempre se produce un cambio en el
sentimiento del "Yo".
Otra señal es que podemos controlar una emoción inferior.
Un control emocional directo es solo posible si una
emoción es más fuerte que la otra.
Todas las emociones pertenecientes a las divisiones
superiores del centro emocional poseen el poder de controlar las emociones
inferiores.
Lo difícil es llegar a las divisiones superiores de los
centros.
Para ello es preciso descubrir el método, conociendo como
se presenta el caso.
Ocupémonos de una pequeña división en el Centro
Emocional:
Las pequeñas divisiones 1, 2 y 3 son las divisiones
motora, emocional e intelectual de la parte motora o de la parte más mecánica
del Centro Emocional.
La parte 1 es aquella que está conectada con la expresión
de las emociones ordinarias.
En la parle 2 están todas nuestras simpatías y antipatías
personales y este es el centro del egoísmo o amor de sí.
La parte 3 es la voluntad como resultante de muchos
pequeños intereses y deseos.
La Voluntad Real no está presente porque pertenece a la
división superior.
¿Qué emoción puede controlar las emociones que surgen en
la parte 2 cuando el amor de si representa el papel principal?
Solo las emociones que pertenecen a las amplias
divisiones principales de 2 y 3.
¿Qué es lo que caracteriza la amplia división 2?
Las emociones que van más allá de uno mismo, el
sentimiento de la presencia de lo que es más grande que uno mismo, las sinceras
emociones religiosas y estéticas.
La calidad de estas emociones es muy diferente de la
calidad de las emociones inferiores y puede controlarlas.
En la amplia y principal división 3 están las emociones
que controlan todo el centro.
Esas emociones pueden crear, por medio de lo cual un
hombre puede empezar a tener una Voluntad Real.
Pero a no ser que lo acompañe un similar desarrollo de la
conciencia, que es la cualidad superior del Centro Intelectual, la Voluntad no
es plena Voluntad.
Ahora bien, ¿como ocurre que no podemos ponernos en
contacto con esas divisiones superiores
La razón por la cual no podemos ponernos en contacto con
esas divisiones superiores es que estamos siempre en las pequeñas partes
motoras de cada centro, en las insignificantes, quisquillosas simpatías y
antipatías, pensamientos, etc.
En lo que respecta al Centro Emocional estamos siempre
preocupados por nuestras simpatías y antipatías personales y así por todas las
manifestaciones del egoísmo o “amor de sí”.
Maurice Nicoll
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