LOS CENTROS SUPERIORES.
“[...] Tenemos en nosotros otros centros, superiores,
independientes del cuerpo físico y de la Personalidad.
Juntos, esos centros superiores representan NUESTRA ALMA,
la que en lenguaje corriente tratamos en tercera persona.
La presencia de esos centros en nuestro fuero interno y
los raros mensajes imparciales y objetivos que captamos por su intermedio nos
dan esa impresión del YO REAL que hemos concebido bajo el aspecto de un Juez
que reside en su palacio.
Pero veremos enseguida que ese no es el único aspecto del
Yo Real.”
En el hombre exterior los centros inferiores (intelecto,
emoción, movimiento, instinto y sexo), no están íntegramente desarrollados en
tanto que los centros superiores (centro intelectual superior y centro
emocional superior), son perfectos y trabajan a pleno rendimiento, pero tal
como somos no captamos más que una ínfima parte de sus mensajes.
La causa de esto reside en el hecho de que el hombre se
afirma a sí mismo en su Personalidad.
Esta ilusión tiene efectos inmediatos: el orgullo, el
egocentrismo y el egoísmo.
Ellos forman una especie de pantalla que sólo deja pasar
los mensajes más elementales provenientes de los centros superiores, cuyas
emisiones continúan no obstante sin cesar: golpean a la puerta.
Pero a nosotros nos corresponde escuchar su voz y abrir.”
“Toda clase de consideraciones dictadas por el saber y la
vanidad mundanos, la práctica habitual de la mentira —sobre todo a sí mismo— y
la hipocresía —de la que nadie está del todo exento— imprimen al centro
emocional inferior una peligrosa deformación.
Alcanzado a menudo por un sentimiento de inferioridad y
por su consecuente necesidad de compensación, habituado a criticar, a juzgar a
todo el mundo y a todas las cosas, librado a la extraña voluptuosidad de las
emociones negativas, este centro llega a tornarse irreconocible.
Degenera hasta el punto de convertirse en el instrumento
de destrucción de nuestro ser, al cual precipita hacia el envejecimiento y la
muerte.”
“Los dos centros superiores trabajan a un ritmo mucho más
rápido que los centros inferiores.
De los centros inferiores —ya lo hemos dicho— el más
lento es el centro intelectual.
El centro motor es considerablemente más rápido.
Pero el más rápido debería ser el centro emocional, si no
se encontrara en nosotros en el estado de desarreglo que acabamos de mencionar.
Trabaja entonces en ralentí, al mismo ritmo que el centro
motor.”
“La Tradición los llama a veces los ojos del Alma.
San Isaac el Sirio dice: “Mientras los dos ojos del
cuerpo ven las cosas de una manera idéntica, los ojos del Alma las ven de
diferente modo: uno contempla la verdad en imágenes y en símbolos, el otro cara
a cara.”
En otros términos, los mensajes captados por el centro
emocional superior pueden ser traducidos en representaciones o en el lenguaje
humano, pero únicamente bajo la forma de imágenes y de símbolos.[...]
En cuanto al centro intelectual superior, los mensajes
captados por él son de naturaleza trascendente y, como tales, no pueden de
ninguna manera ser traducidos al lenguaje humano. [...] debemos por lo tanto
aplicarnos a estimular en nosotros el crecimiento de la Conciencia, a
equilibrar y ordenar en nosotros el trabajo de nuestros cinco centros.
Al practicar asiduamente la auto-observación, debemos
esforzarnos por distinguir en nosotros el trabajo de cada uno de esos centros
[...] mediante ejercicios apropiados, alcanzamos a desarrollar por completo y a
equilibrar perfectamente nuestros centros inferiores, podremos establecer un
lazo permanente con nuestros centros superiores.
Este vínculo se establece gradualmente a partir del
centro emocional inferior.
"Como no existe lazo directo entre el centro
intelectual inferior y el centro intelectual superior, la cultura intelectual
—objeto casi exclusivo de nuestra formación—no puede conducirnos hacia los
planos superiores de la conciencia.
A pesar del refinamiento de su inteligencia y sean cuales
fueren la extensión y la profundidad de los conocimientos que ha adquirido, el
hombre exterior permanece encerrado en el círculo de la razón.
La salida sólo es posible por el lado del corazón.
Por esta razón LA CULTURA DE LA VIDA EMOCIONAL es el
centro de atención de la preocupación y de los esfuerzos exigidos por la
enseñanza esotérica.
Sin embargo, si la cultura puramente intelectual,
racional y positiva no puede conducirnos directamente hacia los planos
superiores de la Vida, no por ello debemos pensar que es inútil.
Desde el punto de visto esotérico conserva todo su valor
y será de gran utilidad al formarse en nosotros la Individualidad.
Pero es preciso comenzar por el principio: el
entrenamiento del corazón y el REFINAMIENTO DE LA VIDA EMOTIVA.
Una autoridad en la materia, el obispo Teofano el
Eremita, es categórico: allí, ni la dignidad ni la erudición ayudan.
"El acceso al centro emocional superior es el acceso
al nivel de conciencia del Yo Real individual.
BORIS MOURAVIEFF
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