miércoles, 27 de junio de 2012

EL RECUERDO DE SÍ. PARTE -IV-



SOBRE EL RECUERDO DE SI
PARTE IV

Es preciso recordarse a sí mismo por lo menos una vez por día.

Recordarse a sí mismo es muy importante y en cada acto de recuerdo de si esta uno de los grandes significados interiores de este Trabajo y de todo el Esoterismo en general.

Si no podemos recordarnos a nosotros mismos una vez por día deberíamos hacerlo tres veces por día.

Es decir, es preciso realizar un esfuerzo mayor.

Recordarse a sí mismo es como si un actor en escena, ensimismado en el papel que está representando, de pronto recuerda que esta simplemente desempeñando su papel y que en realidad es otra persona y no la persona que está representando.

Significa ello que está despertando. Ya no se considera más el héroe o el rey o el cardenal que está representando.

¿Pero qué hacemos nosotros?

Nos asemejamos al actor que ha olvidado que representa un papel.

Nos encontramos representando las partes pertenecientes a cada fase de la tragedia y la comedia pero nos identificamos con todo.

No vemos que nosotros mismos somos otra cosa, algo diferente, y así no nos recordamos a nosotros mismos y en el Trabajo nos dicen que estamos dormidos.

Hace poco se hizo esta pregunta:

¿Por qué no hemos de identificarnos?

Es posible contestar a esta pregunta desde mil puntos de vista.

Una de las más importantes razones por la cual nos identificamos es que no estamos haciendo el Trabajo.

La pregunta es lo mismo que decir:

¿Por qué hemos de hacer este Trabajo?

No hay ninguna razón por la cual hemos de hacer este Trabajo si no lo deseamos.

Este Trabajo está hecho solo para la gente que BUSCA ALGO.

Si nos identificamos no podemos recordarnos a nosotros mismos.

Como dije, el Trabajo pone el mayor énfasis en el recuerdo de si.

Dice que la cosa más importante que debemos hacer es recordarnos a nosotros mismos y agrega que esto solo se comprende cuando uno se da cuenta de que no se recuerda a sí mismo.

Ahora bien, si un hombre está identificado no se recuerda a sí mismo.

Hay grados y calidades de identificación.

Algunas formas de identificación son triviales y carentes de importancia.

Por otra parte, algunas formas ligeras de identificación llevan muy rápidamente a formas más pronunciadas y de estas hay que cuidarse mucho, del mismo modo que es menester cuidarse de todas las pequeñeces que se inician inocentemente en nosotros, y que muy pronto nos conducen a formas muy desagradables de emoción negativa.

Al cabo de un tiempo habrá que tener tanto cuidado para andar dentro de uno mismo como el que se tiene para andar en el mundo visible a nuestros sentidos.

Por medio de la observación de si nuestro mundo interno llega a sernos visible, esto es, llegamos a ser conscientes del mundo interno y aprendemos a reconocer en qué lugar de el estamos y que nos hace descender y que nos hace ascender en lo tocante a nuestras experiencias y las ligeras diferencias de grado en nuestro nivel de Ser.

¿Puede darse alguien el lujo de andar demasiado tiempo en su sueño?

Puesto que la identificación es el enemigo del recuerdo de sí y puesto que el recuerdo de si es nuestra suprema tarea, es claro que tenemos que estudiar nuestras formas de identificación.

¿Con qué cosa se ha identificado más hoy?

O permítame que le haga otra pregunta:

¿Se ha recordado a si mismo hoy?

Desde luego, no tomamos nuestra vida en el sentido de un papel que es preciso desempeñar.

El Trabajo dice que empezamos nuestra vida tal como somos y este es el mejor punto de partida para el Trabajo.

No necesitamos desligarnos de nuestra vida y entrar en un monasterio o hacernos ermitaños.

Por ejemplo, podemos llevar la misma vida que antes, pero si empezamos a entender el significado del Trabajo tomaremos nuestra vida de una manera diferente.

Siempre me cuesta explicarlo a aquellos que aun no han tenido una vislumbre de lo que esto significa.

Supongamos que usted tuviera que presentarse en un escenario donde hay centenares y miles de actores ataviados con toda clase de trajes, peleándose y matándose y así sucesivamente, y de pronto se diera cuenta para horror suyo de que todos están dormidos y completamente identificados con sus papeles, lo cual significa que se toman a sí mismos como si fueran lo que deben representar en el gran drama, ¿qué haría usted?

Se apoderaría probablemente del actor más próximo y lo sacudiría violentamente y trataría de despertarlo.

Tal vez le gritaría al oído:

"No sea idiota, no ofenda a esa persona, usted está dormido, se ha olvidado de quién es realmente". ¿Y qué resultaría de todo ello?!

Probablemente el actor ofenderá!

Si viéramos que nuestra vida es en cierto modo similar a la parte dada a un actor y que cada uno tiene el papel que más le conviene, nuestra actitud cambiaría.

¿Qué significa "lo que más le conviene"?

Significa lo que más le conviene para DESPERTAR.

Si su vida en la Tierra la toma como un fin en sí misma nunca podrá tener la actitud que enseña El Trabajo.

El Trabajo toma la vida corno un medio para otro fin.

Si toma la vida como un fin en sí misma ¿acaso puede dejar de identificarse con ella?

Es sabido que en diversos mitos y cuentos de hadas y leyendas esotéricas se expone siempre la idea de un héroe que es enviado al mundo para BUSCAR ALGO, y se le advierte NO OLVIDAR DE DONDE VINO; es esta una cosa que siempre debe recordar.

Les citare un antiguo himno que contiene gran enseñanza.

Aquí un hijo de reyes es enviado por sus padres "a Egipto'', al mundo, para buscar una perla.

Pero después de estar en el mundo un tiempo olvido que era hijo de reyes, olvido la perla y "cayó en profundo sueño".


Despertó de la tierra de los sueños y se recordó a sí mismo.

"Recordé que era hijo de reyes", dijo, "y mi alma libre anhelaba su estado natural.

Recordé la perla, para la cual me habían enviado a Egipto... y me apodere de la perla y regrese a casa de mi Padre".

En esta alegoría verán que el príncipe recordó su origen divino, recordó que no era lo que había empezado a considerarse en la vida.

Muchas antiguas enseñanzas hablan de la vida como si fuera una ilusión.

Pero esto no es fácil de comprender.

El Trabajo no dice que la vida sea una ilusión pero se refiere muchas veces a tomar la vida de una manera equivocada, de una manera ilusoria, y hace hincapié constantemente en la necesidad de tomar la vida de una manera correcta.

A este respecto habla constantemente sobre la identificación, tanto con nosotros mismos como con los eventos de la vida.

Esta identificación, cuya dirección es hacia el interior y el exterior, nos mantiene dormidos y nos hace imposible recordarnos a nosotros mismos y en consecuencia que nos lleguen ciertas influencias que podrían ayudarnos, como son por ejemplo ciertas emociones, pensamientos y sentimientos que no derivan de nuestros negocios, de nuestra existencia cotidiana, o de la vida tal como la vemos.

La ilusión de la vida se funda, dice El Trabajo, en que el Hombre cree que puede hacer, en que el Hombre cree que es consciente, en que el Hombre cree que es una unidad.

El Trabajo dice que en la vida todo sucede en la única forma posible en que puede suceder.

Cuando usted actúa aparentemente en la vida, cuando hace aparentemente algo en la vida, está haciendo la única cosa que puede hacer.

No es usted quien lo está haciendo.

Cuando empieza a percibir su mecanicidad, ya ha comenzado a recordarse a sí mismo, ya ha comenzado a separarse de la máquina de sí mismo y a aproximarse a algo que está detrás de ella y que lleva al "Yo" Real.

Por eso el Trabajo dice que llegar a comprender la propia mecanicidad es una forma de Recuerdo de Si.

En esta clase de recuerdo de si Vd. PERCIBE que lo que está haciendo y diciendo y pensando no es realmente usted.

Llega a ser un ESPECTADOR DE SÍ MISMO y ve que todo lo que ha llamado usted y su vida es una ilusión, que todo está sucediendo, y en ese sentido no es real, no es la Realidad.

Cuando veo que un suceso esta enredándome y reacciono mecánicamente a él, toda la cuestión se vuelve irreal para mí porque donde antes creía que Yo estaba haciendo.

Yo estaba actuando.

Yo estaba viendo, veo ahora que es “ELLO” lo que está actuando.

Del mismo modo al separarse de las fantasías y pensamientos interiores que surgen de la Falsa Personalidad, de la vanidad, etc., una persona puede tener un momento de recuerdo de si en que escapa de su poder hipnótico y ve que tratan de apoderarse de ella y que este es su verdadero objeto, hacerla caer otra vez en el sueño.

Es preciso recordar que en la vida todo intenta hacernos caer en el sueño.

En la Leyenda de Endimión se refiere que la Luna mantenía a Endimión dormido porque así podía seguir dominándolo.

El Trabajo enseña que vivimos en un mundo de gentes dormidas en el que todo sucede, y que también nosotros estamos dormidos.

La única diferencia es que tratamos de despertar.

No podemos cambiar la vida.

Un hombre debe empezar consigo mismo, una mujer consigo misma.

Podemos cambiarnos.

Pero esto es imposible a menos que veamos que estamos dormidos, que estamos identificados con los papeles trágicos o cómicos que se nos dio en la vida, y que nos hemos olvidado a nosotros mismos y que ni siquiera tratamos de recordarnos a nosotros mismos.

¿Está agobiado por las dificultades?

¿Siente que nadie estuvo en circunstancias adversas?

¿O, por el contrario, se siente la persona más dichosa del mundo?

En el recuerdo de si no se empieza con esta situación, este orden de cosas, esta escena domestica, este particular evento en el que uno esta.

La vida se convierte EN NUESTRA MAESTRA solo cuando comprendemos que nos ofrece diferentes circunstancias, diferentes experiencias, diferentes aconteceres en momentos diferentes con los cuales no nos identificamos.

La vida es una serie de eventos exteriores y estados interiores y esta siempre desplazándose y girando.

Si nos aferramos a cada punto, entonces nuestra identificación es completa.

Tomamos todo personalmente, como si fuéramos nosotros mismos, como el actor que acepta cada papel que ha de representar.

Entonces estamos verdaderamente dormidos y giramos como ruedecillas impulsados por la gran rueda de la vida.

Cuando todas las huellas de individualidad nos abandonan, la colectividad crece.

Es preciso luchar duramente para no convertirse en ruedecillas impulsadas por la vida, por el círculo de los acontecimientos.

El secreto estriba en no identificarse, y en el recuerdo de si.

Pero si se toma cada pequeña molestia, cada incidente domestico, seriamente e identificándose plenamente, ¿cómo puede trabajar o esperar trabajar?

Ni siquiera se da cuenta de que está desempeñando un papel característico que millones de otras personas han desempeñado o están desempeñando, y no podrá liberarse de ese papel a no ser que despierte y vea que no se está recordando a sí mismo.

Ahora bien, cada cual tiene un círculo de pequeños "Yoes" que dan vueltas.

Cada uno desempeña su papel: patético, tonto, bello, serio-cómico, trágico, y varias otras partes del repertorio.

Lo desdichado es que no somos nosotros quienes desempeñamos esos papeles sino que los papeles nos desempeñan.

Es realidad, para desempeñar un papel en el sentido de Trabajo un hombre debe ser consciente.

Desempeñar un papel conscientemente es un ejemplo de lo que el Trabajo llama hacer.

Solo un hombre consciente puede hacer.

Tal como somos, los papeles nos desempeñan.

Por eso conviene observarlos y no identificarse con ellos — verlos actuar sobre uno mismo y sin embargo no sentir que uno es ellos— decir silenciosamente "YO NO SOY ESTO".

Esto es empezar a recordarse a si mismo diferenciándose de esos "Yoes".

Pero es preciso practicar el recuerdo de si todos los días, primero de un modo sencillo, deteniendo todo, no haciendo nada, no conectándose con nada en la vida o en nosotros mismos tal como la vida nos ha hecho.

Recordemos ahora, un hombre identificado consigo mismo no puede recordarse a si mismo porque por encima de él no tiene horizonte.

Esta limitado por sí mismo.

Un hombre que hace cargos a todos, un hombre que atribuye todo a su propia persona, está identificado consigo mismo y en realidad está en estado de “sueño”.


Les relatare una historia sobre el olvido de recordarse a sí mismo.

Había una vez una isla en la que desembarcaron varias personas para ensayar una pieza de teatro.

Una persona debía representar el papel de un villano, otra el de un espía, otra el de una mujer noble, otra el de un hombre valiente, otra el de un avaro, otra el de un héroe, otra el de una mujer incomprendida, otra el de un marido incomprendido, otra el de una persona que había sufrido mucho, y así sucesivamente.

El primer día todas representaron la pieza y les gusto mucho y luego se rieron de los papeles que cada cual representaba.

Pero esa isla tenía una propiedad peculiar.

A medida que los días pasaban, cada vez que representaban esa pieza sentían cada vez más que eran en realidad los papeles que representaban.

Y entonces todo anduvo mal y se quedaron en la isla y el barco desapareció, dejando solo un botecito.

Maurice Nicoll

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