EL PAN SUPERSUBSTANCIAL
Si observamos cuidadosamente cualquier día de nuestra
vida, veremos que ciertamente no sabemos vivir conscientemente.
Nuestra vida parece un tren en marcha, moviéndose en los
carriles fijos de los hábitos mecánicos, rígidos, de una existencia vana y superficial.
Lo curioso del caso es que jamás se nos ocurre modificar
los hábitos, parece que no nos cansamos de estar repitiendo siempre lo mismo.
Los hábitos nos tienen petrificados, más pensamos que
somos libres; somos espantosamente feos pero nos creemos Apolos...
Somos gente mecánica, motivo más que suficiente como para
carecer de todo sentimiento verdadero de lo que se está haciendo en la vida.
Nos movemos diariamente dentro del viejo carril de
nuestros hábitos anticuados y absurdos y así es claro que no tenemos una
verdadera vida; en vez de vivir, vegetamos, y no recibimos nuevas impresiones.
Si una persona iniciara su día conscientemente, es
ostensible que tal día sería muy distinto a los otros días.
Cuando uno toma la totalidad de su vida, como el mismo
día que está viviendo, cuando no deja para mañana lo que se debe hacer hoy
mismo, llega realmente a conocer lo que significa trabajar sobre sí mismo.
Jamás un día carece de importancia; si en verdad queremos
transformarnos radicalmente, debemos vernos, observarnos y comprendernos
diariamente.
Sin embargo, las gentes no quieren verse a sí mismas,
algunos teniendo ganas de trabajar sobre sí mismos, justifican su negligencia
con frases como la siguiente:
"El trabajo en la oficina no permite trabajar sobre
sí mismo".
Palabras estas sin sentido, huecas, vanas, absurdas, que
sólo sirven para justificar la indolencia, la pereza, la falta de amor por la
Gran Causa.
Gentes así, aunque tengan muchas inquietudes
espirituales, es obvio que no cambiarán nunca.
Observarnos a sí mismos es urgente, inaplazable,
impostergable.
La Auto-Observación íntima es fundamental para el cambio
verdadero.
¿Cuál es su estado psicológico al levantarse?,
¿Cuál es su estado de ánimo durante el desayuno?,
¿Estuvo impaciente con el mesero?,
¿Con la esposa?,
¿Por qué estuvo impaciente?,
¿Qué es lo que siempre le trastorna?, etc.
Fumar o comer menos no es todo el cambio, más si indica cierto
avance.
La vida cotidiana, la profesión, el empleo, aunque
vitales para la existencia, constituyen el sueño de la conciencia.
Saber que la vida es sueño no significa haberlo
comprendido.
La comprensión viene con la auto-observación y el trabajo
intenso sobre sí mismo.
Para trabajar sobre sí, es indispensable trabajar sobre
su vida diaria, hoy mismo, y entonces se comprenderá lo que significa aquella
frase de la Oración del Señor:
"Dadnos el Pan nuestro de cada día".
La frase "Cada Día", significa el "Pan
supersubstancial" en griego o el "Pan de lo Alto".
El Trabajo Psicológico gnóstico da ese Pan de Vida en el
doble sentido de ideas y fuerzas que nos permiten desintegrar errores
psicológicos.
Cada vez que reducimos a polvareda cósmica tal o cual
'Yo", ganamos experiencia psicológica, comemos el "Pan de la
Sabiduría", recibimos un nuevo conocimiento.
El Trabajo Psicológico gnóstico nos ofrece el "Pan
Supersubstancial", el "Pan de la Sabiduría",
...y nos señala con precisión la nueva vida que comienza
en uno mismo, dentro de uno mismo, aquí y ahora...
Ahora, bien, nadie puede alterar su vida o cambiar cosa
alguna relacionada con las reacciones mecánicas de la existencia, a menos que
cuente con la ayuda de nuevas ideas y reciba auxilio Divinal.
El Trabajo Psicológico gnóstico da esas nuevas ideas y
enseña el "modus operandi" mediante el cual puede uno ser asistido
por Fuerzas Superiores a la mente.
Necesitamos preparar los centros inferiores de nuestro
organismo para recibir las ideas y fuerza que vienen de los centros Superiores.
En el trabajo sobre sí mismo no existe nada despreciable.
Cualquier pensamiento por insignificante que sea, merece
ser observado. Cualquier emoción negativa, reacción, etc., debe ser observada.
samael aun weor
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