LA OBSERVACION DE SI – PARTE XI –
LA OBSERVACION DE SI Y EL RECUERDO DE SI PRIMERA PARTE
La Comprensión que una persona tiene del Trabajo es
relativa a su Nivel de Ser.
Quizá conozca las ideas del Trabajo.
Pero el Conocimiento no procura la Comprensión: conocer
no es comprender.
El Conocimiento de este Trabajo es capaz de obrar sobre
el Ser y de resultas de ello dar nacimiento a la Comprensión.
La Comprensión no es Conocimiento y la Comprensión no es
Ser.
El Conocimiento y el Ser juntos, en conjunción, dan la
Comprensión.
Si mi Ser es tal que anhela lo que conozco, el resultado
será eventualmente un acrecentamiento de Comprensión.
Si no anhela lo que conozco, solo tendré el Conocimiento.
Pero si algunos 'Yoes' desean seguir el Conocimiento de
este Trabajo, su voluntad de hacerlo pasara a la Comprensión en pequeña escala
si lo comparamos a lo que sucedería si todo el Ser obrase como una unidad y
quisiera como una unidad aplicar el Conocimiento al Trabajo y vivir lo que
dice.
Esto sería la Voluntad Real, que está más allá de
nosotros.
Por eso es preciso tomar como punto de partida el lugar
donde estamos, con todas nuestras voluntades separadas y antagónicas, y
mantener una firmeza interior en medio del desorden que reina en nuestro
mezclado Ser.
Esto es, debemos valorar el Trabajo y mantener a los
'Yoes' del Trabajo vivientes en nosotros y protegerlos de todos los 'Yoes'
rudos, toscos o cínicos o negativos.
Claro está, si no hubiera esta lucha, no habría trabajo.
Trabajo quiere decir esfuerzo.
El Trabajo es el esfuerzo que se hace para conectar
nuestro Conocimiento del Trabajo con nuestro Ser —esto es, el esfuerzo para
poner lo que se conoce en relación con lo que se es.
Para lograrlo, la observación de si es obviamente
necesaria con el fin de reparar en lo que se es.
Y además, para ello, es necesario el conocimiento, para
mostrarnos que es lo que se debe observar.
Esta es una simple y lógica secuencia; para conocer lo
que se es, es preciso observarse a sí mismo y para conocer lo que se debe observar
es preciso tener Conocimiento.
Pero el Trabajo ensena un Conocimiento no solo de lo que
tenemos que observar —como, por ejemplo, los estados negativos— sino lo que
debemos hacer —como, por ejemplo, practicar la no identificación con nosotros
mismos y en especial con la Falsa Personalidad.
Pero toda esta enseñanza tiene en vista la suprema idea
del Trabajo y en verdad también la tiene todo el esoterismo en el pasado, es
decir, hay para el Hombre la posibilidad de un nivel superior de conciencia al
que puede llegar si limpia su máquina y se libra de muchas cosas inútiles que
complican su vida y lo mantienen en estado de sueño.
Y aquí viene la más importante instrucción dada: el
hombre no solo debe conocer y observar, sino que debe recordarse a sí mismo.
Y debe hacerlo porque solo en ese estado llamado el
estado de Recuerdo de Si puede recibir las influencias que obran sobre su Ser,
porque sin ayuda un hombre no puede hacer prácticamente nada, o tan solo hacer
una cosa a expensas de otra.
Ahora bien, los 'Yoes' que desean trabajar y conectar el
Conocimiento del Trabajo con su vida y que se sienten desdichados si no pueden
hacerlo y enfermos si no se mantienen despiertos —esos 'Yoes' cambian en su
Comprensión.
Es preciso alimentarlos para que vean las cosas de un
modo nuevo.
Esto es, es preciso repensar, revisar, reinterpretar las
ideas.
Conocer solamente que es necesario la observación o el
recuerdo de si no es nada: es preciso reflexionar una y otra vez sobre este
particular.
Es menester retornar a los primeros principios una y otra
vez.
Es absolutamente necesario volver a discutir muchas veces
lo que ya se discutió.
En la última reunión se hizo una pregunta sobre la
Observación de Si y el Recuerdo de Si.
Esta es la pregunta:
Por lo que he entendido hay una diferencia de calidad
entre el Estado de Recuerdo de Si y el Acto de Recuerdo de Si y muchos grados o
niveles de calidad entre los Actos de Recuerdo de Si; empero, el menor de esos
grados o niveles es mayor —es decir, esta un nivel por encima— que la
Observación de Si mas plena.
No puede haber progreso ninguno a menos que un hombre se
recuerde a sí mismo.
Todo el trabajo sobre si que está por debajo de ese nivel
es una preparación para progresar hacia la Conciencia.
Además —'un hombre puede protegerse psicológicamente solo
por el Recuerdo de Si.
¿Cómo se puede valorar y por medio de la valoración
acrecentar el poder de valorar, no por lo que pueda dar sino por lo que es, ese
estado de Recuerdo de Sí?
Empezare hablando de un modo general sobre la Observación
de Si y el Recuerdo de Si.
Observarse a sí mismo no es la misma cosa que recordarse
a sí mismo.
En una oportunidad Gurdjeff, hablando del Recuerdo de Si,
dijo:
"¿Con qué sí desea recordar?"
Esto me dio la pista del significado del recuerdo de sí.
En otra ocasión dijo que el Hombre era subnormal porque
no tiene conciencia del lugar de entrada de las impresiones.
"En ese punto", dijo, "donde entran las
impresiones externas, es necesario crear alguna cosa".
Pasemos ahora a la idea de la Observación de Si y
regresemos luego a la cuestión del Recuerdo de Si.
Una vez alguien me pregunto lo siguiente:
"No comprendo lo que quiere decir el Trabajo cuando
afirma que no nos observamos a nosotros mismos.
Me he observado siempre a mí mismo".
No cabe duda, es cierto que una persona se observa a si
misma hasta cierto punto.
La gente se mira en un espejo y este espejo fue
construido con lo que le ensenaron —esto es, lo adquirido por su educación en
la forma de conducta correcta, maneras cultas, un modo de vestir apropiado, una
manera de hablar correcta, de conocer a gente correcta.
En nosotros la parte adquirida es la Personalidad y la
formación de la Personalidad es una cuestión de la época en que se vive, del
medio ambiente en que se nació, de las influencias de la escuela, de las modas
del día, de la nación a la cual se pertenece y de las normas que ella
establece.
En ese espejo se mira toda la gente —y por cierto no es
solo un espejo psicológico sino también un espejo real—.
Pero dicho espejo no es el mismo en el que debemos
mirarnos segun la enseñanza del Trabajo: el espejo del Trabajo es un espejo muy
diferente.
No tiene nada que ver, por así decirlo, con comer
guisantes con el cuchillo o poner los codos sobre la mesa o llevar una corbata adecuada
o usar el lápiz de labios correcto o conocer a gente conveniente.
El espejo de Trabajo se refiere a una clase de
Observación de Si muy diferente.
Por medio del espejo de Trabajo es posible verse tal como
se es realmente prescindiendo de lo que se aparenta y se finge ser.
Sin embargo, al principio el espejo de Trabajo puede
estar muy equivocado.
Esta situación siempre surge cuando no se ve de que trata
el Trabajo y cuando el Centro Magnético es débil.
Seguimos mirándonos en el espejo de la vida y tratamos de
conectar nuestras virtudes adquiridas, a las que apreciamos a través de nuestro
egoísmo, con el espejo del Trabajo.
Habrán ya reflexionado sobre el Conocimiento que el
Trabajo ensena y desde el cual debemos observarnos a nosotros mismos.
Si es así, habrán sentido probablemente que ensena al
parecer algo muy alejado de la vida que llevamos.
Por ejemplo: ¿Qué conexión hay con nuestra vida ordinaria
cuando se nos indica observar el trabajo de los centros, observar en nosotros a
tres personas distintas, y luego observar en nosotros muchos "Yoes"
diferentes, observar nuestro estado de sueño, observar la consideración interna
y el echar la culpa a los otros, observar las emociones negativas, observar la
identificación, observar nuestra ignorancia, observar el Nivel de nuestro Ser,
observar cómo nos recordamos a nosotros mismos?
Todo ello parece remoto, difícil de entender; empero, de
esas ideas está formado el verdadero espejo del Trabajo.
Nadie puede mirarse en el espejo del Trabajo a menos de haber
adquirido el Conocimiento de que trata el Trabajo, y amarlo.
El Trabajo nos ensena desde que puntos de vista es
preciso que nos observemos a nosotros mismos.
Escoge algunas cosa que no había notado en nosotros.
Imaginen que les manden ir a una enorme tienda y les ordenen observarla.
No sabrían que observar.
Pero supongamos que les mandan ir a esa tienda y observar
tan solo unas pocas cosas: entonces conocerán las cosas en que deben reparar.
Es esto lo que ensena el Trabajo.
El Trabajo ensena como acercarse a sí mismo, por medio de
la observación de sí, que se debe notar y que rechazar.
A este respecto da instrucciones que, por más difíciles
que sean de seguir, son empero muy definidas.
Si se ama al Trabajo, esto es, si se lo valora, se será
capaz de asimilar el conocimiento que ensena, de acuerdo con su nivel.
Si uno asimila, aunque sea en grado limitado, el
conocimiento que ensena, se empezara a poseer un espejo en el cual se puede
mirar.
Durante mucho tiempo hemos tenido espejos defectuosos que
deforman todo
Al cabo de un tiempo, nos damos cuenta de que nuestra
actitud hacia el Trabajo es equivocada.
Pero es exactamente este darse cuenta el que puede darnos
un nuevo espejo.
Entonces uno empieza a verse mejor; empieza a ver de qué
modo ha tratado al Trabajo hasta ahora.
Ahora bien, repetiré otra vez que la Observación de Si
sin un conocimiento definido acerca de lo que se debe observar no nos conduce a
lugar alguno en el Trabajo.
La observación de si ordinaria, mecánica, puede llevarlo
a la vida social, pero esto no es la misma cosa.
El espejo de la vida social es una cosa y en el toda la
gente se contempla.
El Trabajo no está en contra de ello.
Pero habla de otro espejo que tiene otra calidad.
La antigua inscripción sobre el templo griego:
"Conócete a ti mismo" es por sí sola
completamente ineficaz.
¿Cómo es posible conocerse a sí mismo?
Toda la gente cree que ya se conoce a si misma pero el
Trabajo ensena que tenemos que conocernos a nosotros mismos de una nueva manera
y desde ciertos ángulos, y el objeto que se propone este particular conocerse a
sí mismo es lograr que sea posible separarse de un sinnúmero de cosas inútiles
que fluyen en nosotros para que podamos ponernos en contacto con influencias
provenientes de un nivel superior que nos otorgaran los pensamientos,
sentimientos y comprensión que tenemos derecho a tener, pero con los cuales no
estamos más en contacto debido a nuestro estado de sueño.
Toda la enseñanza esotérica trata del despertar de
influencias mucho más sutiles aquí en la Tierra.
El Sr. Ouspensky dijo una vez:
"En esta Tierra, ahora mismo, se puede estar bajo
diferentes leyes, diferentes influencias y conocer y comprender lo que
significan, a condición de trabajar sobre si".
Recuerdo que cuando el Sr. Ouspensky nos lo dijo muchas
personas se quedaron atónitas porque creían que estar en un mejor estado
significaba estar en un mejor mundo, al cual podían llegar sin duda después de
la muerte.
Como todos sabemos, la idea general de los Evangelios
segun la cual es preciso morir para re-nacer es tomada como si significara la
muerte física y el nacimiento en otro mundo llamado cielo.
El Trabajo y los Evangelios enseñan, empero, que si
podemos alcanzar influencias superiores que ya están obrando sobre nosotros en
este momento nos hallaremos en un diferente estado de comprensión.
Por ejemplo, el Trabajo dice que ya no estaremos más
sujetos a la Ley de Accidente —y las emociones negativas nos ponen en especial
bajo la Ley de Accidente.
Sin embargo, este tema pertenece a otra charla.
Prosigamos: todo el Trabajo se ocupa de poner nuestros
centros ordinarios en un estado conveniente de modo que puedan transmitir
inteligentemente las influencias de los centros superiores completamente
formados que existen en nosotros y que obran incesantemente, pero a los cuales
no podemos responder.
"¿Por qué", pregunto alguien, "ocurre esta
así?"
"Porque", contestó el Sr. Ouspensky, "nos
identificamos continuamente con mil y una cosas inútiles tanto en la vida como
en nosotros mismos".
El Sr. Ouspensky subrayaba siempre la importancia de
trabajar sobre la parte negativa del Centro Emocional.
En una oportunidad dijo claramente: "Nos
identificamos mas con nuestras emociones negativas que con cualquier otra cosa.
Al parecer creemos tener derecho a ser negativos,
mientras que de acuerdo con lo que les enseño es todo lo contrario, es decir,
tenemos derecho a no ser negativos".
Ser negativo es lo mismo que tener una vena rota, que
deja derramar nuestra sangre.
Mientras se permita que la parte negativa de nuestro
Centro Emocional, con la cual no hemos nacido sino que la hemos adquirido de
los otros, exista sin control alguno, le será imposible a nuestro Centro
Emocional sentir las influencias del Centro Emocional Superior.
Por esta razón, observar nuestros estados negativos y
separarse de ellos es uno de los aspectos más importantes del trabajo práctico.
La transformacion de las emociones negativas pertenece al
Segundo Choque Consciente y es ahí donde aparece todo el Trabajo y también su
valoración total.
Se puede ser negativo pero es preciso sentir que no es
uno quien es negativo sino Ello.
Este es el comienzo de la separación interior, de la no
identificación con los estados negativos, de la no identificación consigo
mismo.
Para resumir lo que hemos dicho, es preciso comprender
que recibir la enseñanza de este Trabajo sobre las emociones negativas es algo
valioso, pero acercarse a ella como mero conocimiento es inútil.
Seguirá siendo solo un saber teórico, en la memoria.
Es preciso que se aplique el conocimiento a sí mismo y
esto es solo posible por medio de la observación de sí.
A no ser que conecte el conocimiento de este Trabajo con
la Observación de Si, nada le sucederá.
El Trabajo seguirá siendo puramente teórico y no
practico.
La función de la Observación de Si, por consiguiente, es
algo que puede ser comprendido muy lógicamente.
Su objeto es claro.
No obstante, al principio la Observación de Si es muy
imperfecta, muy irregular, y está mezclada con la observación de vida de uno
mismo; esto es, el espejo del Trabajo está mezclado con el espejo de vida, y
esto es inevitable.
De hecho, por largo tiempo, el espejo del Trabajo no
difiere mucho del espejo de vida.
Esta, por así decirlo, conectado con la fuerza
neutralizante de vida y no con la fuerza neutralizante del Trabajo, puesto que
esta ultima proviene de una fuente por entero diferente.
A medida que se ahonda la valoración del Trabajo los dos
espejos se separan y en el caso de que uno de los espejos procure muchos
halagos y deleite de sí, no se ve la misma imagen en el otro, y esto provoca un
trastorno interior.
Sin embargo los dos espejos no son antagónicos.
Reflejan diferentes aspectos de uno mismo.
En el Cuarto Camino, que es este Trabajo, es preciso
estar al mismo tiempo en el Trabajo y en la vicia, y el Cuarto Camino no
establece contradicción ningúna, entre la vida y el Trabajo.
Algunos aspectos pertenecen a la vida y otros al Trabajo.
Se asemeja más bien a un correcto arreglo de los
diferentes "Yoes" y a ubicarlos en el lugar que les corresponde y a
tener suficiente fuerza como para no ver tan solo los opuestos.
Es la distinción de los "Yoes" por el sentido
interior.
Necesitamos al mismo tiempo el Trabajo y la vida, y de
los dos extraemos nuestra fuerza.
Es lo mismo que tener dos habitaciones, muy distintas, y
que sin embargo se comunican una con la otra, porque las dos forman parte de la
propia casa.
A nadie se le indica en el Trabajo apartarse de la vida,
encerrarse en un monasterio o ir al desierto.
Y sin embargo los dos son por completo diferentes y su
fuerza proviene de dos lados diferentes.
Gurdjeff dijo una vez en pocas palabras: "Todo lo
que este Trabajo le enseña le servirá de ayuda para su vida y para alcanzar la
meta de su vida".
Basta imaginar que un hombre del Trabajo podría pasar a
los asuntos de la vida y si por medio del trabajo interior aprendió a no
identificarse cabe comprender que tal hombre es capaz de cumplir su propósito
en la vida mucho mas fácilmente que un hombre mecánico y negativo.
Más para lograrle es menester que sienta incesantemente
el Trabajo y a tal punto que su valoración del Trabajo sea mucho más intensa y
real para el que cualquier otra cosa que haya valorado o logrado en la vida.
Ahora bien, nos identificamos por medio de los mezquinos
e inadvertidos sentimientos de nosotros mismos que nos inducen a hacer
inacabables cuentas internas y construir infinitos sistemas negativos en
nosotros.
Esos sistemas negativos, una vez formados, son muy
difíciles de tratar.
En ese nivel lo hacemos todo de una seudo manera, debido
a nuestro amor de sí, a nuestro gusto de sí, al afán de progresar, de ser
alabados, y de este modo nos sentimos muy fácilmente heridos y desengañados.
Basta suprimir ese estimulo y apenas existimos, y al
parecer ya no tenemos objetivo ninguno.
Esto es ser una maquina.
Toda esta base de sentimiento de si no lleva lejos en el
Trabajo.
Solo la puede vencer el sentido de algo más grande que
nosotros mismos.
Esto nos lleva a la cuestión del Recuerdo de Sí a la que
se da tanto énfasis en el Trabajo ya que es el necesario y constante
acompañamiento de la observación de sí.
"El hombre", decía Gurdjeff, "debería
recordarse constantemente, pero tal como es carece de la fuerza necesaria y ni
siquiera puede recordar que tiene que recordarse".
El Sr. Ouspensky dijo al comienzo de su enseñanza en
Londres, cuando la gente le hacía incesantes preguntas acerca de lo que debía
hacer —si debía fumar o no, comer o no, etc.—: "Lo más importante es
recordarse a sí mismo.
Pueden hacer lo que quieran a condición de recordarse a
sí mismos".
Esto nos pareció muy extraño a muchos de nosotros.
Significaba al parecer que cada uno podía hacer lo que
quería a condición de recordarse a sí mismo.
Supongamos que uno de rienda suelta a sus apetitos y se
identifique con ellos, digamos, con la comida, y luego diga que le está
permitido hacer lo que quiere pues el Trabajo lo dice así.
Pero, ¿lo dice en realidad así?
Dice que se puede hacer lo que se quiere mientras se
recuerde uno a sí mismo y es obvio que si se identifica uno con la comida no se
recuerda a sí mismo.
El Recuerdo de Si nos ubica en un diferente estado de
conciencia.
En ese estado de conciencia se pueden hacer las cosas sin
caer inmediatamente en el sueño y se puede ver lo que sucede, esto es, es
posible ver como uno se identifica consigo mismo.
O, para decirlo de un modo diferente, si se hacen ciertas
cosas y se recuerda uno a sí mismo al mismo tiempo, esas cosas se harán de un
modo muy diferente.
Cuando se empiece a comprender la sutileza de esta
observación:
"Se puede hacer lo que se quiere mientras se
recuerde uno a sí mismo", se verá que en realidad significa que no se
puede hacer lo que se quiere, al menos del modo ordinario en que se suele
hacerlo.
Una forma de Recuerdo de Si finca en tener la sensación
del "Yo que hace esto" o del "Yo que dice esto".
Si cuando está furioso y habla interna o externamente de
un mal modo tiene la sensación del "Yo" que dice esto cambiara por
completo la situación.
Se dará cuenta de que "Ello" lo está haciendo,
su propia maquina.
Analicemos otra vez las cosas que hemos dicho sobre el
Recuerdo de Si.
Digámonos a nosotros mismos:
''Yo no soy mi".
Convendría mejor si tomo mi propio caso; supongo que
puedo decir:
"Yo no soy Nicoll y Nicoll no es mi" o que el
Sr. Bush diga de sí mismo: "Yo no soy Bush y Bush no es mi" o el Sr.
Taylor: "Yo no soy Taylor y Taylor no es mi".
Si somos capaces de decirnos esto correctamente a
nosotros mismos nos producirá una extraña sensación con respecto a lo que
somos.
En verdad esta sensación está conectada con un sentido de
disolución de nuestra Personalidad.
Sin embargo, como es sabido, este es uno de los objetos
del Trabajo que se expresa en el importante postulado de que es preciso que la
Personalidad sea pasiva para que la parte real de sí —la Esencia— pueda crecer.
Pero solo se lo puede lograr por medio de un largo y
gradual proceso de discernimiento.
Recuerdo que el Sr. Ouspensky me dijo una vez: "¿Por
qué no dice a veces: '¿Qué trata de hacer Nicoll'?"
Ahora bien, en el supuesto caso de que pudiera siempre
decirme a mí mismo:
"¿Qué trata de hacer Nicoll?" y el Sr. Bush
pudiera decir "¿Que trata de hacer Bush?" y el Sr. Taylor: "¿Que
trata de hacer Taylor?" y todos ustedes pudieran decir la misma cosa de un
modo autentico en alguna oportunidad, significaría entonces que se produjo
algún grado de separación interior, la percepción de que no se es lo mismo que
la Personalidad adquirida, con todos sus orgullos y topes adquiridos, esa
figura artificial que la vida ha construido y que se toma como si fuera uno
mismo, porque se es incapaz de hacer otra cosa.
Tal sentimiento, tal sensación interior, es el comienzo
del Recuerdo de Si.
Cuando intento recordarme a mí mismo no recuerdo a
Nicoll:
Yo no deseo recordar a Nicoll, pero desde luego esta
siempre allí.
Pero si no tengo el sentimiento de que no soy Nicoll
(aunque en realidad sea un esclavo de Nicoll), cuando me recuerde a mi mismo
recordare simplemente a Nicoll.
Claro está, Nicoll siempre recordara mecánicamente a
Nicoll y por cierto Nicoll está satisfecho de Nicoll y no cabe duda de que lo
considera como una persona maravillosa.
En este caso, el Recuerdo de Si solo acrecentara la
propia satisfacción de si, esto es, realzara la Personalidad.
Pero esto no es Recuerdo de Si, o, digamos, es recordar
al si equivocado.
No es un acto consciente sino un acto mecánico.
¿No han notado como siempre se justifican a sí mismos?
No sería querer alcanzar otra cosa, sino una
intensificación y una justificación de lo que ya se es.
Eso no puede conducir a un cambio en el nivel de Ser.
No tiene nada que ver con el Recuerdo de Si en el sentido
del Trabajo.
Significa por lo general que falta una verdadera
observación de si, una observación de si realizada por medio del espejo del
Trabajo.
El Trabajo aun no ha, empezado a romper la Personalidad.
Se toma simplemente el Trabajo desde la Personalidad como
algo añadido a los propios meritos, como una medalla.
Claro está que esto no es el Trabajo.
El Trabajo no puede tener su punto de partida en la
plenitud de la Personalidad.
El Trabajo solo puede tener su punto de partida en la
comprensión de que no es lo que se cree, lo que se finge.
Basta leer el Sermón de la Montana para ver lo que esto
significa.
Cuando el Trabajo da realmente en el blanco, la casa de
naipes que uno toma como si mismo se desmorona.
Sabemos que el Trabajo habla sobre la necesidad de llegar
al punto en que se da cuenta uno de la propia y total nadidad.
Esto, empero, es misericordiosamente demorado y es algo
que no se puede entender artificialmente.
No se puede fingir que no se es nada.
Es un espectáculo muy penoso ver a una persona que finge
que no es nada.
Ahora bien, el Recuerdo de Si está conectado con todo
esto.
Recordarse a si mismo simplemente tal como se es ahora no
es Recuerdo de Si.
El Recuerdo de Si proviene de lo alto y el pleno Recuerdo
de Si es un estado de conciencia en el cual la Personalidad y todos sus
pretextos casi dejan de existir y uno es, por así decirlo, NADIE, y sin embargo
la plenitud de ese estado, que es una VERDADERA BENDICIÓN, HACE QUE UNO SEA,
POR PRIMERA VEZ, ALGUIEN.
Maurice Nicoll
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