LA IDEA DEL REINO DE LOS CIELOS EN LOS EVANGELIOS
La primera noción que podemos formamos del 'Reino de los
Cielos' consiste en que es un lugar donde se hace la voluntad de Dios.
"Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el
cielo."
Pero, por lo general, las gentes no solamente suponen que
la voluntad de Dios se hace en la tierra, sino que el Cielo significa algún
'más allá' que vendrá después y al que entrará, cuando muera, todo el que ha
llevado una vida buena.
Se le contrasta siempre con la idea del Infierno.
También se considera el Infierno, no como un estado que
el hombre puede alcanzar en la tierra, sino como un lugar hacia el cual van los
malos cuando mueren.
Muchas de las más importantes ideas de los Evangelios se
toman de esta manera, como si se tratase de un 'después' en el tiempo.
No las relacionan con el hombre que vive en la tierra
ahora, o sea con el hombre que existe en el momento presente.
Pero, en distintos momentos, el hombre que vive en la
tierra ahora puede hallarse en un estado mejor o peor.
Por un instante puede alcanzar un estado mejor de sí
mismo, verlo todo bajo una luz mejor, o puede hallarse en un estado peor y
desde ahí verlo todo oscuro.
Puede subir o bajar verticalmente.
Puede ver las cosas desde un nivel superior o inferior.
No hay quien no se dé cuenta de esto.
Y estas alzas y bajas, estos momentos de visión interior
o de oscuridad que caracterizan la vida de todos, nada tienen que ver con el
tiempo ni con el 'más allá.'
Son estados que el hombre es capaz de lograr en sí mismo,
ahora.
Corresponden a un movimiento que asciende y desciende,
dentro del hombre mismo.
De este modo son, por así decirlo, una vertical.
Cuando la persona se encuentra en un estado malo, como lo
es la sospecha, todas las cosas se conectan de un modo.
Cuando las circunstancias cambian ese estado, la persona
las ve de un modo muy distinto.
Es tan común esta experiencia que no vale la pena
acentuar su verdad.
Pero el futuro de una persona que se halla en un estado
de sospecha, no yace en el tiempo sino en ella misma, en la persona, con
relación a sus otros estados o niveles de entendimiento.
Puede que la sospecha le arrastre más y más hasta un
punto en que le haga obrar de un modo violento e irrevocable.
Su verdadero futuro reside en lograr otro estado en sí
mismo.
Y este es un futuro psicológico.
No yace en ningún después, en el mero correr del tiempo,
sino que estriba en un cambio interior en sí mismo.
De modo que en el hombre hay siempre dos futuros: uno en
el correr del tiempo, y otro en UN CAMBIO DE ESTADO INTERIOR.
Y acerca de este futuro interior, acerca de este estado
en el hombre, trata casi todo lo que dicen los Evangelios.
Maurice Nicoll
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