IMÁGENES DE UNO MISMO
El estado común del hombre es aquel que cree ser lo que
no es y cree no ser lo que es.
Es decir, un hombre, una mujer, creen no ser lo que son.
Un hombre se forja la imagen de sí mismo de ser bueno y
servicial pero a este respecto no es lo que piensa.
La imagen le impide ver que él no corresponde a esa
imagen.
La imaginación forma las imágenes y éstas están compuestas
de imaginación.
¿Qué resulta de ello? – Resulta que ese hombre, esa
mujer, son seres imaginarios y tan sólo en alguna terrible crisis como la
guerra DESCARTAN esas imágenes y se convierten en personas reales y sencillas.
Ahora bien, este trabajo nos propone la idea que es
posible ponerse en contacto con un nivel mucho más elevado de ser del que
estamos al presente y que esto podemos lograrlo mediante una larga
auto-observación y prescindiendo de los retratos imaginarios.
Tan solo en ese caso podemos acercarnos a las poderosas
influencias de los centros superiores (el centro emocional superior y el centro
intelectual superior) y recibir el alimento interior de sus continuos mensajes.
¿A qué pertenecen nuestras imágenes?
Nuestras imágenes pertenecen desde luego a la concepción
general de la falsa personalidad y la falsa personalidad es totalmente incapaz
de acercarse a los centros superiores.
Por así decirlo sería destruida por ellos.
Por eso se dice a veces que este trabajo equivale a
preparar los centros inferiores (Intelectual-emocional-motor-instintivo-sexual),
para recibir los centros superiores.
En todas las contrariedades de la vida se puede recibir
ayuda… si estas (las contrariedades) no son debidas a la falsa personalidad,
tal como un tumulto de cosas falsas en uno mismo, los falsos “yoes”, los falsos
retratos, la falsa imaginación, la falsa piedad, el falso orgullo y todo lo demás,
que surgen cuando nos vemos enfrentados con las dificultades corrientes y que
hacen que nuestra vida sea infinitamente más complicada de lo que debiera ser.
No han observado alguna vez sus lados sensibles o en
donde se ofenden o creen que han sido profundamente heridos y así en lo
sucesivo, porque si no lo han hecho, si se ignoran a sí mismos, sino se han
visto a través de sí mismos, tendrán una existencia innecesariamente
desdichada.
Sabemos que las emociones negativas siempre se basan en
mentiras.
Sabemos que los acusados retratos mecánicos siempre nos
conducen a constantes AGITACIONES que son por completo innecesarias.
Conocemos a la clase de persona que si se le hace la más
mínima crítica, se deja llevar por la ira, da un postazo y jura nunca más
volver.
Si no conoce a esa persona estúdiese a sí mismo.
Repare en su conducta en la menor circunstancia
desfavorable ¿qué es lo que puede tomar?
Porque si estudia esto, empezará a ver dónde termina el
ser. Quiero decir, empezará a ver en qué momento ya no se domina más y estalla.
Ahora bien, las imágenes de uno mismo constituyen una
fuerte influencia que impiden al ser desarrollarse.
Como dije, sólo en las más difíciles y hasta en terribles
circunstancias desaparecen esos RETRATOS y entonces nos comportamos los unos
con los otros de una manera justa.
Debido a la última guerra, muchos retratos se volvieron
inactivos, y el comportamiento de la gente se hizo más amistoso, menos
rebuscado, en las relaciones mutuas.
Pero una vez terminada la guerra, los retratos se
constituyeron de nuevo.
En las enfermedades graves se experimenta la disolución
de nuestros retratos, pero cuando se recobra la salud se vuelven a formar
nuevamente.
Recuerden el proverbio: “estando enfermo el diablo, el
diablo santo sería”. Cuando el diablo se curó olvidó sus votos de santidad y
que era un diablo.
Ahora bien, en la práctica es muy difícil observar lo que
pertenece a la imaginación debido al dominio que ésta ejerce sobre nosotros.
No se puede observar la imaginación directamente porque
cuando se intenta hacerlo, ésta se detiene.
Por esta razón, es realmente difícil observar los
retratos salvo RETROSPECTIVAMENTE.
Por ejemplo, si se preguntara a cada uno de ustedes cuál
es el retrato de sí mismo que más lo gobierna, no serían capaces de
contestarme.
Un retrato se manifiesta en el movimiento, en la entonación
de la voz, en lo que dice, en las actitudes que se adoptan y en el sentimiento
que se tiene de sí.
Un retrato nos impide darnos cuenta de lo que realmente
somos.
No cuesta mucho ver los retratos en las otras personas,
pero es muy difícil verlos en uno mismo.
Maurice Nicoll
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