LA PRISIÓN DE LAS EMOCIONES NEGATIVAS
En la enseñanza esotérica siempre nos dicen que estamos
en una prisión.
Nadie ve la prisión.
Para la mente sensual una prisión debe tener muros,
cerrojos y barrotes.
La prisión en la cual estamos no tiene ninguna de esas
cosas.
Está hecha principalmente de estados.
En el Trabajo los estudiamos.
Todas las emociones equivocadas nos mantienen en la
prisión.
Hay muchos grados de emociones negativas, del mismo modo
que hay grados de Infierno.
El cambio de las emociones no negativas a las negativas
es tan definido como un cambio químico de una sustancia alcalina a una ácida.
Eventualmente llegamos a conocerlo al darnos cuenta que
estamos en una prisión.
Las emociones negativas parecen mucho más inteligentes
que las emociones no negativas.
Parecen más fértiles, más interesantes, más ingeniosas.
Esto es porque mienten.
Como todos los mentirosos tratan de persuadirnos.
El objeto de las emociones negativas no es sólo el de
destruir la verdad sino el de dañar.
Todo lo malo trata de dañar.
Es extraordinariamente fácil dañar.
No es fácil saber cómo hacer el bien a los otros pero
saber herirlos es mucho más fácil.
Hay un placer distinto en dañar.
Consideremos el placer de la calumnia.
En la raíz de las emociones negativas está la violencia.
Hay grados de emociones negativas —tanto grados continuos
como discontinuos—.
Un estado negativo particular puede aumentar o disminuir;
o puede llegar a ser más profundo y peligroso.
En lo que respecta a las emociones negativas se necesita
una disciplina.
Debe empezar con la auto-observación.
Es preciso saber y reconocer en qué momento se es
negativo.
La gente no lo hace.
Una disciplina nunca debe convertirse en un fin.
Es un medio para llegar a un fin.
LA DISCIPLINA QUE TIENE QUE VER CON LOS ESTADOS NEGATIVOS
TIENE COMO FIN EL GRADUAL DEBILITAMIENTO DE SU PODER PARA ENCARCELARNOS.
Es parte de la técnica general del Trabajo que se refiere
a ESCAPAR de la prisión.
Es necesario hallar e inventar todos los métodos
posibles para prevenir que los eventos recurrentes nos hagan negativos.
No es cuestión de armadura sino de conocimiento de sí,
acompañado por una destreza similar a la que mostró la Mujer sirio-fenicia en
la respuesta que dio cuando se la comparó a un perro.
No se volvió negativa.
Cuando le pidió a Cristo que sanara a su hija.
El dijo:
"Dejad primero que se sacien los hijos, porque no
está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos. Respondió ella y
le dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos, debajo de la mesa, comen de las
migajas de los hijos. Entonces le dijo: Por esta palabra, ve; el demonio ha
salido de tu hija"
(Marcos, VII, 27-29).
El Trabajo enseña que las emociones negativas gobiernan
el mundo.
Son extremadamente infecciosas.
Un hombre puede hacer que mil personas se vuelvan
negativas.
Una persona negativa puede convertir una casa en un
Infierno.
Esta habilidad de afectar a los otros da a la persona
negativa un sentido de poder.
Es un poder maligno.
Las emociones negativas parecen destruir todo sentido de
humor en las personas.
Leí que los cuentos de hadas de Grimm iban a ser
reescritos.
El Hada Buena es descrita como una
"desviacionista". ¿Puede una persona reír sinceramente si es
negativa? No de sí misma, en todo caso.
Quizá nunca nos reímos de nosotros mismos, sino que
fingimos hacerlo.
Gran parte de la vida es fingimiento y aun cuando lo
sepamos, lo tomamos seriamente.
Porque hay alguna fuerza invisible que nos ata y se
mezcla con todo cuanto hacemos —como una cuerda que hubiéramos debido cortar
con un cuchillo afilado hace mucho tiempo—.
El Trabajo denomina identificar los efectos de esa
cuerda no cortada.
Estar identificado es la fuente de las emociones
negativas.
Aquí está usted, por ejemplo, muy satisfecho de algo que
acaba de hacer, mezclándose usted con la tarea y la tarea con usted mismo, y
luego aparece un idiota y enciende el fuego con ello.
Tiene que ser muy diestro para impedir volverse negativo.
Pero si usted estuviese despierto habría observado cómo
se estaba identificando mientras realizaba su tarea y esto lo habría ayudado a
no reaccionar tan negativamente.
SI NUNCA SE IDENTIFICARA, NO MEZCLARÍA LO QUE NO DEBE SER
MEZCLADO CON LO QUE HACE, Y NO SERÍA NEGATIVO.
Si siempre se recordara a sí mismo, nunca se
identificaría, y si nunca se identificara nunca sería negativo.
Esto significa simplemente que si viviéramos en el nivel
del Tercer Estado de Conciencia nunca nos identificaríamos y nunca seríamos
negativos.
Pero el Hombre está dormido.
La gente vive en el Segundo Estado de Conciencia —el así
llamado Estado de Vigilia— y no sabe que esta es la prisión dentro de la cual
vive sin saberlo, quizá desconcertada por lo que sucede, pero sin ver la causa
de todo lo que ocurre.
Pensar acerca de la vida de esa manera activa según lo
que enseña el Trabajo en lugar de hacerlo de la otra manera, nos hace ver que
luchar fragmentariamente con ésta o aquella emoción negativa es lo mismo que
tratar de leer un diario en un huracán.
En la atmósfera que rodea la tierra por encima de cierta
altitud no hay tormentas.
Ocurre lo mismo con nosotros.
Si pudiéramos alcanzar la altitud de conciencia
perteneciente al estado de Recuerdo de Sí, de Conciencia de Sí y de Percepción
de Sí, se viajaría por encima de las inevitables y naturales tempestades que
pertenecen al nivel inferior de conciencia.
Ser negativo es pecar contra el Trabajo.
Es no dar en el Blanco.
¿Lo siente así?
Puede, y por cierto debe hallar e inventar para usted
mismo maneras de cercar con artificio las emociones negativas.
Hallar algo que requiera una atención dirigida es una
manera, si es capaz de hacerlo.
Otra es rememorar y recordar y retroceder en el tiempo a
similares ocasiones previas —a condición de tener una memoria-Trabajo basada en
una genuina auto-observación y no la mera y acostumbrada memoria ilusoria y
embustera—.
Vigilar un estado es siempre útil —si se puede hacerlo
sin unirse a dicho estado—.
Otra manera es ver lo que nos hizo negativos —si se puede
hacerlo—.
Esa clase de esfuerzos nos hacen más conscientes y esto
siempre ayuda porque nos pone en las mejores partes de los centros, en lugares
menos bajos en la ciudad interior de uno mismo.
Es preciso sentir que se está equivocado si uno es negativo
—sentirlo realmente— no porque nos lo dijeron sino porque se lo ve por sí
mismo.
Sin ese sentimiento todo lo que se hace es inútil y
meretricio y artificial.
El verdadero Camino para escapar a esto es el Recuerdo de
Sí.
Maurice Nicoll
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