LA OBSERVACIÓN DE SI – PARTE VI -
Uno de los objetivos de la auto-observación radica en hacernos
sentir distintamente nuestra propia existencia.
Somos arrastrados por la marea de la vida en estado de
sueño.
No sentimos nuestra existencia mucho más que una maquina.
Pero aunque nos hayamos dormido y nos asemejamos a
maquinas, hay una gran diferencia.
Una maquina no puede llegar a ser consciente de sí misma
pero nosotros sí.
Ahora bien, a no ser que nos observemos a nosotros mismos
seguiremos haciendo la misma cosa una y otra vez sin saber que lo estamos
haciendo.
SOLO UNA MEMORIA ESPECIAL PUEDE MOSTRARNOS NUESTRA
MECANICIDAD.
Algunas personas creen aun que por medio de la
auto-observación pueden detener de golpe o cambiar lo que observan.
Les aseguro que es imposible.
Pero una OBSERVACIÓN DE SI CONTINUADA hará que nos
demos cada vez más cuenta que siempre hacemos esto o que siempre hacemos
aquello, o que siempre reaccionamos de este modo o de otro modo.
La memoria especial se ha formado.
Es por eso por lo cual el Trabajo diré que la
auto-observación ha de ser imparcial.
Es, como enseña el Trabajo, dejar penetrar un rayo de
conciencia —a saber, de luz— dentro de uno mismo.
Revela gradualmente, pero no critica.
Pero se necesita mucho tiempo antes que ese rayo de luz
que la auto-observación dejo penetrar pueda conducir a un cambio interior en
uno mismo.
No hay que pensar que la simple observación momentánea de
un estado negativo puede imposibilitar ser negativo otra vez.
Entre las muchas ideas que tuve, atinentes a la
auto-observación, una se destaca, en mi memoria. Una vez dije a Ouspensky algo
parecido a lo que sigue:
"¿Cree usted que la comprensión de que estamos
siempre repitiendo nuestra conducta, nuestras emociones, nuestros pensamientos,
a los que consideramos conscientes, llega a ser desagradable solo cuando nos
damos cuenta que somos maquinas?
Cada persona cree actuar conscientemente en todo momento,
pero cuando se da cuenta que es la maquina, no ella, lo que la hace actuar como
hace, esta idea le disgusta."
Entonces le dije:
"¿Acaso por esa razón el Hombre tiene un odio
fundamental en sentir que es una maquina?"
Me contesto con estas palabras:
"Es exactamente el punto. Un hombre que se considera
a sí mismo consciente en todo lo que hace o piensa o siente, recibe un gran
choque cuando se da cuenta que no es nada sino una maquina que siempre se
comporta automáticamente de la misma manera."
El Trabajo nos enseña que el Hombre no nació siendo una
maquina sino que llego a serlo sin saberlo.
Si se da cuenta que todo lo que dice, piensa y siente es
el obrar de la maquina en él, aborrecerá ser una maquina y deseara ser algo
diferente.
Esto le da fuerza.
Pero solo la observación de si durante largo tiempo nos
muestra que nos comportamos mecánicamente — como maquinas— y que lo estuvimos
haciendo durante años y años.
Es entonces cuando el cambio es posible en un profundo
sentido porque el amor de si debilita y así la fuerza se libera y no queda
ligada al “amor de sí”.
Ahora bien, observen sus centros.
Observen cómo se comportan mecánicamente en cada centro.
Además, observen sus "Yoes" más mecánicos:
moran en la parte más mecánica de los centros.
Reparen en ellos y sigan haciéndolo.
Algo se modificara gradualmente.
La auto-observación es el cuchillo que separa, que
elimina, lo que una persona toma por ella, de lo que es verdadero.
Todo lo verdadero conduce al Yo Real: todo lo falso
conduce a la Falsa Personalidad.
Pero es el disgusto de ser mecánico lo que procura la
fuerza para separarse de lo falso.
La ilusión de ser consciente nos lo impide
inteligentemente y nos mantiene dormidos.
El amor de si no nos permite comprender que no somos
conscientes.
Así justificamos toda nuestra conducta.
Maurice Nicoll
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