domingo, 3 de junio de 2012

LA OBSERVACIÓN DE SI – PARTE VI -


LA OBSERVACIÓN DE SI – PARTE VI -

Uno de los objetivos de la auto-observación radica en hacernos sentir distintamente nuestra propia existencia.

Somos arrastrados por la marea de la vida en estado de sueño.

No sentimos nuestra existencia mucho más que una maquina.

Pero aunque nos hayamos dormido y nos asemejamos a maquinas, hay una gran diferencia.

Una maquina no puede llegar a ser consciente de sí misma pero nosotros sí.

Ahora bien, a no ser que nos observemos a nosotros mismos seguiremos haciendo la misma cosa una y otra vez sin saber que lo estamos haciendo.

SOLO UNA MEMORIA ESPECIAL PUEDE MOSTRARNOS NUESTRA MECANICIDAD.

Algunas personas creen aun que por medio de la auto-observación pueden detener de golpe o cambiar lo que observan.

Les aseguro que es imposible.

Pero una OBSERVACIÓN DE SI CONTINUADA hará que nos demos cada vez más cuenta que siempre hacemos esto o que siempre hacemos aquello, o que siempre reaccionamos de este modo o de otro modo.

La memoria especial se ha formado.

Es por eso por lo cual el Trabajo diré que la auto-observación ha de ser imparcial.

Es, como enseña el Trabajo, dejar penetrar un rayo de conciencia —a saber, de luz— dentro de uno mismo.

Revela gradualmente, pero no critica.

Pero se necesita mucho tiempo antes que ese rayo de luz que la auto-observación dejo penetrar pueda conducir a un cambio interior en uno mismo.

No hay que pensar que la simple observación momentánea de un estado negativo puede imposibilitar ser negativo otra vez.

Entre las muchas ideas que tuve, atinentes a la auto-observación, una se destaca, en mi memoria. Una vez dije a Ouspensky algo parecido a lo que sigue:

"¿Cree usted que la comprensión de que estamos siempre repitiendo nuestra conducta, nuestras emociones, nuestros pensamientos, a los que consideramos conscientes, llega a ser desagradable solo cuando nos damos cuenta que somos maquinas?

Cada persona cree actuar conscientemente en todo momento, pero cuando se da cuenta que es la maquina, no ella, lo que la hace actuar como hace, esta idea le disgusta."

Entonces le dije:

"¿Acaso por esa razón el Hombre tiene un odio fundamental en sentir que es una maquina?"

Me contesto con estas palabras:

"Es exactamente el punto. Un hombre que se considera a sí mismo consciente en todo lo que hace o piensa o siente, recibe un gran choque cuando se da cuenta que no es nada sino una maquina que siempre se comporta automáticamente de la misma manera."

El Trabajo nos enseña que el Hombre no nació siendo una maquina sino que llego a serlo sin saberlo.

Si se da cuenta que todo lo que dice, piensa y siente es el obrar de la maquina en él, aborrecerá ser una maquina y deseara ser algo diferente.

Esto le da fuerza.

Pero solo la observación de si durante largo tiempo nos muestra que nos comportamos mecánicamente — como maquinas— y que lo estuvimos haciendo durante años y años.

Es entonces cuando el cambio es posible en un profundo sentido porque el amor de si debilita y así la fuerza se libera y no queda ligada al “amor de sí”.

Ahora bien, observen sus centros.

Observen cómo se comportan mecánicamente en cada centro.

Además, observen sus "Yoes" más mecánicos: moran en la parte más mecánica de los centros.

Reparen en ellos y sigan haciéndolo.

Algo se modificara gradualmente.

La auto-observación es el cuchillo que separa, que elimina, lo que una persona toma por ella, de lo que es verdadero.

Todo lo verdadero conduce al Yo Real: todo lo falso conduce a la Falsa Personalidad.

Pero es el disgusto de ser mecánico lo que procura la fuerza para separarse de lo falso.

La ilusión de ser consciente nos lo impide inteligentemente y nos mantiene dormidos.

El amor de si no nos permite comprender que no somos conscientes.

Así justificamos toda nuestra conducta.

Maurice Nicoll

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