LA OBSERVACION DE SI – PARTE V -
Hablaremos otra vez acerca de la observación de sí.
Es una de las prácticas centrales del Trabajo.
A no ser que se practique la auto-observación, el Trabajo
no sirve de nada a una persona.
Se puede tener diagramas de distintos colores y todo lo
demás, pero a menos que una persona se observe a si misma todo es inútil.
Ahora bien, todos ustedes han oído hablar de la
observación de sí.
Si, es muy cierto, pero esta meramente en la memoria
externa —es decir, en el Centro Formatorio (parte exterior del centro
intelectual)—.
Se puede escuchar el Trabajo muchas veces y pensar que no
es nada sino la constante repetición de las mismas cosas.
Para el Centro Formatorio y su memoria esto es muy
cierto.
Es decir, la misma cosa una y otra vez.
Si una persona es superficial cree comprender el Trabajo
simplemente porque recuerda, por ejemplo, que la auto-observación es necesaria
y es, de hecho, el punto de partida de la enseñanza del Cuarto Camino.
Pero ¿empezó dicha persona a practicar la
auto-observación en lo que respecta a sí misma?
Si no lo ha hecho, nunca comprenderá por que el Trabajo
se inicia con la auto observación.
Nuestra memoria externa —es decir, la memoria
perteneciente a la parte puramente formatoria del Centro Intelectual— no
producirá cambio alguno en nosotros.
Solo cuando una persona aplica el conocimiento del
Trabajo a si misma este puede cambiarla.
Ante todo tiene que recibir el Trabajo en su memoria
externa, pero si lo deja estar allí nada sucederá.
El Trabajo ha de volverse emocional. Tiene que afectar la
parte emocional, de otro modo, como dije, permanece simplemente en la parte
formatoria —pero debe comenzar en la parte formatoria—.
Esto significa que es preciso conocer el Trabajo en la
memoria externa o parte formatoria de uno mismo, pero la comprensión depende
al menos del trabajo de dos centros.
La parte formatoria es meramente un grabador de lo que
hemos oído.
Tiene la enseñanza del Trabajo.
Pero esta enseñanza del Trabajo sobre un pizarrón puede
compararse al agua.
Nuestra tarea finca en convertir el agua en vino.
Ahora bien, si se practica en realidad la
auto-observación, se empieza a convertir el agua en vino.
Pero a fin de hacerlo hemos de entender que el
conocimiento formatorio del Trabajo no es suficiente.
Todas las ideas del Trabajo pueden llegar a ser vivientes
—si se las practica, si se las aplica a uno mismo—.
Como de costumbre, les hare la misma pregunta: ¿se han
observado hoy a sí mismos?
Es preciso comprender que el Hombre mecánico no se
observa a sí mismo y puede haber un hombre mecánico que hasta conoce
formatoriamente el Trabajo y se considera un profesor en la materia y sin
embargo nunca ha practicado una sola jota de él.
En realidad, nunca pensó en observarse a sí mismo —esto es,
nunca se le ocurrió que las ideas que había recibido en su parte formatoria
tenían que APLICARSE en la práctica a sí mismo—.
En suma, nunca se le ocurrió observarse a sí mismo.
Por ejemplo, tomemos una persona imaginaria que está
llena de ENVIDIA.
Desde luego, como es un hombre mecánico NEGARA que
alguna vez tuvo envidia, aunque otras personas se hayan dado cuenta de ello.
Supongamos que la gente diga a esa persona hipotética que
es muy envidiosa, ¿cuál será el resultado?
Simplemente un, momento de ira y una negativa.
Por eso el Trabajo dice que solo DÁNDOSE CUENTA de
estas cosas por medio de la auto-observación el hombre puede cambiar.
Tiene que ver por si mismo que es envidioso.
Pero si observa que es envidioso, ¿no ven lo que le va a
suceder?
Se ha percibido por sí mismo, se ha empezado a ver por sí mismo sin compulsión
alguna que está lleno de envidia y que toda su vida ha sido gobernada por esta
desagradable y limitadora emoción negativa.
Pero no hay fuerza en la tierra proveniente de fuera que
le haga ENTENDER que este es el principal obstáculo a su desarrollo
interior.
Ahora bien, el Trabajo dice que la auto-observación deja
penetrar un rayo de luz en las tinieblas interiores.
¿Que son esas tinieblas interiores?
Todo cuanto PRESUPONEMOS
SER, todos nuestros retratos de nosotros mismos,
todos los papeles que hemos representado automáticamente en la vida, toda la
auto-justificación que nos impide vernos como somos realmente —estas son
nuestras tinieblas interiores, la persona que no vemos ni sospechamos ser—.
Recuerde que usted no es lo que imagina ser. Lo que
imagina ser en el Trabajo se llama el "Yo" Imaginario.
Recuerde que toda la enseñanza esotérica dice que NO
nos conocemos a nosotros mismos.
El Trabajo dice que en lugar del conocimiento de si
tenemos el "Yo" Imaginario —es decir, lo que imaginamos acerca de
nosotros mismos y que en realidad no corresponde a lo que somos ni a nuestra
manera de comportarnos—
Ahora bien, ¿qué es ese rayo de luz que penetra en
nuestras tinieblas interiores a través de la práctica de auto-observación?
Este rayo de luz es la conciencia.
Si un hombre envidioso llega a ser consciente a través de
la auto-observación de que es envidioso, se produjo un acrecentamiento de su
conciencia, pero si se presupone y se justifica a sí mismo, su consciencia
permanece a un nivel mecánico que en la práctica significa que sigue durmiendo
para consigo mismo.
El objeto de la auto-observación es el conocimiento de
conciencia, porque si es emocional el hombre llega a ser consciente del hecho
que es envidioso y su posición es infinitamente mejor de lo que era antes.
¿Por qué?
Porque su conciencia se ha acrecentado.
Ha llegado a ser consciente de sí mismo como envidioso.
Y esto significa al punto que puede empezar a trabajar
sobre su envidia y percibirla actuar mientras que antes era inconsciente de ese
factor en sí mismo.
El Trabajo dice que sin auto-observación un hombre no
puede moverse de donde está.
Toda persona está situada en cierto nivel y para moverse
de un nivel a otro un hombre debe llegar a ser más consciente de si por medio
de la auto-observación.
Claro está, un hombre de reducido ser no puede observarse
a si mismo porque no es capaz de soportarlo.
Pero el Buen Amo de Casa que tiene un Centro Magnético
será capaz de hacerlo.
Los vagabundos, los lunáticos, la gente satisfecha de si,
auto complaciente, las gentes que no tienen sentido de algo más grande que
ellas mismas, no serán capaces de observarse a sí mismas.
La posesión de un Centro Magnético significa que un
hombre, una mujer, que son Buenos Amos de Casa, se dan cuenta aun antes de
haber conocido el Trabajo que hay algo más grande que ellos mismos.
Pero un hombre mezquino, envidioso, no será capaz de
admitir que hay algo más grande que sus auto-emociones, su autocomplacencia, su
egoísmo.
Ahora bien, un hombre que empieza a observar algo en si
mismo comienza a separarse de ello.
Dar por supuesto que se es perfectamente justo significa
que se está completamente identificado con uno mismo.
Desde luego, tal persona no es egoísta, no se sale
siempre con la suya, etc.
Pero una vez que empieza a observarse a sí misma
correctamente, llega a dividirse en dos.
El Yo observante la observa y se siente diferente de
ella.
Este es el punto de partida de este Trabajo.
Por ejemplo, yo puedo observarme a mí mismo siendo
envidioso sin saberlo.
Me tomo a mi mismo envidiando como yo mismo sin darme
cuenta por un instante que era envidia.
Pero ahora puedo verme a mí mismo envidiando como algo
distinto de mi Yo Observante —en suma, he establecido algo en mi mismo que no
es mi si ordinario—.
En este caso, puedo dejar lugar a otras personas en el
sentido que al ver y conocer mi propia envidia, no las critico como haría si
solo las hallara culpables de ser envidiosas y las juzgase sin ver mi propia
envidia.
Ahora bien, cuando usted llega a observarse a sí mismo
hasta cierto punto, atrae la influencia del Trabajo, que tiene mucho poder para
cambiarlo.
Este poder del Trabajo empieza a actuar sobre el Yo
Observante —si ha reparado en el diagrama— no en Nicoll en mi caso, sino en el
Yo Observante.
Esto construye el Mayordomo Delegado y atrae finalmente
al Yo Real o Amo.
Es preciso comprender, al hablar a personas que en la
vida nunca se han observado a sí mismas, uno se enfrentara con ciertas
dificultades al cabo de un tiempo porque no entienden de qué se les habla.
En suma, dan por sentado lo que creen ser y justifican
todo cuanto hacen, sin observarse nunca a sí mismas.
Están llenas de críticas por el comportamiento de los
demás, como en la vida lo son todas las gentes.
Esta es una de las dificultades que todos debemos
enfrentar en el Trabajo.
Ahora bien, cuanto más se observa uno a sí mismo, menos
se halla culpable al prójimo.
Y esto es el principio de "ama a tu prójimo como a
ti mismo" — no en un sentido sentimental, sino de un modo cierto.
Maurice Nicoll
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