EL CENTRO MOTOR - NUESTROS HÁBITOS -
¿El centro motor consta de tres partes?
Si, de hecho cada centro consta de tres partes: La parte
interior, la parte media y la parte externa.
De cada centro sólo conocemos una parte.
Sin embargo, la observación de sí mismos nos demostrará
muy pronto que la vida de nuestros centros es mucho más rica, o en todo caso,
que contiene mucha más posibilidades de las que pensamos.
¿El centro motor está repleto de hábitos?
Los tres centros están repletos de hábitos y un hombre
jamás puede conocerse hasta haber estudiado todos sus hábitos.
La observación y estudio de éstos es particularmente difícil
porque para verlos y “constatarlos”, es necesario escapar de ellos, liberarse de ellos aunque sea tan
solo por un momento.
¿Un hombre puede observar un hábito?
Mientras un hombre está gobernado por un hábito
determinado, no puede observarlo; pero desde su primer intento de combatirlo,
por débil que éste sea, lo siente y repara en él.
Por eso para observar y estudiar los hábitos es necesario
tratar de luchar contra ellos.
La lucha contra los pequeños hábitos es muy difícil y
fastidiosa, pero sin ella es imposible la observación de sí.
¿Tenemos hábitos motrices?
Si, desde su primera tentativa de estudiar su actividad
motriz elemental, el hombre tropieza con sus hábitos.
Por ejemplo, puede querer estudiar sus movimientos, puede
querer observar como camina.
Pero nunca lo logrará por más de un instante, si sigue
funcionando de la manera habitual.
En cambio, si comprende que su manera de caminar está
constituida por cierto número de hábitos: pasos de cierta longitud, un cierto
porte, etc. Y si trata de cambiarlos, es decir caminar más o menos rápido,
alargar más o menos el paso, será capaz de ver en sí mismo y estudiar sus movimientos
mientras camina.
Si un hombre quiere observar mientras escribe, debe tomar nota de
la manera en que sostiene el lápiz y
tratar de tomarlo de otro modo; entonces se hace posible la observación.
¿Cómo debemos estudiar los hábitos?
Para observar un hombre debe tratar de no caminar de
manera habitual, de sentarse en forma desacostumbrada, debe permanecer de
pie cuando normalmente se sienta, sentarse cuando está acostumbrado a estar de
pie, realizar con la mano izquierda los movimientos que acostumbraba hacer con
la mano derecha y viceversa.
Todo esto le permitirá observarse y estudiar los hábitos
y asociaciones con el centro motor.
¿El centro motor imita?
Una de las principales propiedades del centro motor es su
capacidad de imitar.
El centro motor imita lo que ve sin razonar.
Este es el origen de las leyendas que existen sobre la
maravillosa “inteligencia” de los animales, o sobre el “instinto” que reemplaza
a la inteligencia para permitirles realizar toda una serie de acciones
complejas y perfectamente adaptadas.
¿El hombre ordinario es esclavo de su cuerpo?
Si, es esclavo de su cuerpo aunque llegue a la conclusión
de que el trabajo sobre sí es indispensable.
No solamente es esclavo de la actividad visible y
reconocida de su cuerpo, sino esclavo de sus actividades invisibles y no reconocidas
y son éstas las que más particularmente lo tienen en su poder.
Por consiguiente, cuando el hombre decide luchar para
liberarse, debe combatir antes que nada contra su propio cuerpo.
¿Cuál es uno de los defectos del funcionamiento del
cuerpo?
Les hablaré ahora de cierto defecto del funcionamiento
del cuerpo que es indispensable corregir en cualquier caso.
Mientras persista no puede hacerse ninguna clase de
trabajo, moral o espiritual, de manera correcta.
Recordarán que cuando hablamos del trabajo de la “fábrica
de tres pisos” (que es el hombre), les explique que la mayor parte de la energía
elaborada en la fábrica se DESPERDICIA totalmente, sobre todo en TENSIÓN
MUSCULAR INÚTIL.
Esta tensión muscular inútil absorbe una enorme cantidad
de energía.
Y en el trabajo sobre sí, primeramente se debe poner
atención a esto.
Es indispensable establecer que el aumento de la producción
no debe tener ningún sentido, mientras no se haya detenido EL DESPERDICIO.
Si la producción se acrecienta, sin que se frene o se
haga algo para poder poner fin al desperdicio, la nueva energía producida
aumentará únicamente este desperdicio inútil y hasta podrá hacer surgir fenómenos
malsanos.
Previamente a todo trabajo físico sobre sí mismo, el
hombre debe entonces aprender a observar y a sentir su TENSIÓN MUSCULAR; debe
ser capaz de soltar los músculos cuando sea necesario, es decir, antes que nada
relajar la tensión inútil de los músculos.
¿El relajamiento muscular en qué forma repercute en el
sueño?
El relajamiento muscular tiene una inmensa repercusión en
el sueño verdadero y a cualquiera que hiciera seriamente estos ejercicios no
tardaran en darse cuenta de que dormía mucho mejor, necesitando menos horas de
sueño.
¿El hombre es incapaz de cambiar la forma de su
pensamiento y de su sentimiento, mientras no haya cambiado su repertorio de
posturas y de movimientos?
Exacto, el hombre es incapaz de cambiar su forma de
pensamiento y de sentimiento mientras no haya cambiado su repertorio de posturas
y de movimientos.
Las formas de pensamiento y de sentimiento se pueden
llamar las posturas y los movimientos del pensamiento y del sentimiento, y cada
uno tiene un número determinado de ellos.
Todas las posturas motrices, intelectuales y emocionales
están LIGADAS entre sí.
El análisis y el estudio coordinados de nuestros
pensamientos y sentimientos por un lado, y de nuestras funciones motrices por
el otro, muestran que cada uno de nuestros movimientos, voluntarios o
involuntarios, es un pasar INCONSCIENTE de una postura a otra, ambas igualmente
mecánicas.
¿Nuestros movimientos no son voluntarios?
Es una ilusión creer que nuestros movimientos son
voluntarios; todos nuestros movimientos son automáticos. Y nuestros
pensamientos, nuestros sentimientos también lo son.
El automatismo de nuestros pensamientos y de nuestros
sentimientos corresponde de manera precisa al automatismo de nuestros movimientos.
El uno no se puede cambiar sin el otro.
De manera que si la atención del hombre se concentra,
digamos, en la transformación de sus pensamientos automáticos, los movimientos
y actitudes habituales intervendrán en seguida en el nuevo curso del
pensamiento, al imponerle las antiguas asociaciones rutinarias.
En las circunstancias ordinarias, no podemos imaginar cuánto
dependen unas de otras nuestras funciones intelectuales, emocionales y
motrices, a pesar de que no ignoramos cuánto pueden depender nuestros humores y
nuestros estados emocionales de nuestros movimientos y de nuestras posturas.
Si un hombre toma una postura que en él corresponde a un
sentimiento de tristeza o de descorazonamiento, puede estar seguro entonces de
sentirse rápidamente triste o descorazonado.
El cambio deliberado de postura puede provocar en él,
miedo, nerviosismo, o por el contrario, calma.
Pero, como todas las funciones humanas –intelectuales,
emocionales y motrices- tienen su repertorio bien definido y reaccionan
constantemente las unas sobre las otras, el hombre nunca puede salir del círculo
mágico de sus posturas.
Aun si un hombre reconoce estos vínculos y emprende la
lucha para liberarse, su voluntad no es suficiente.
Debe comprender que este hombre tiene la voluntad justa
para gobernar un solo centro por breve instante. Pero los otros dos centros se
oponen, y la voluntad del hombre en un principio nunca es suficiente para
gobernar tres centros a la vez.
Se necesitan esfuerzos conscientes y padecimientos
voluntarios para gobernar en un momento dado los tres centros a la vez.
Maurice Nicoll
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