LA CONSIDERACIÓN EXTERNA PARTE –IX-
CONSIDERACION INTERNA Y CONSIDERACION EXTERNA IX— SOBRE
SER PASIVO
PARTE I. DE LA IDENTIFICACION CONSIGO MISMO
Para ir de una habitación a otra, no podrá hacerlo si
está atado a alguna cosa en la primera habitación.
Supongamos que está atado a su sillón.
Le será imposible moverse, excepto arrastrando el sillón
al cual está atado.
Y si la puerta es estrecha, será incapaz de cruzarla.
Y es preciso imaginarse que estamos atados a muchas cosas
que nos impiden pasar a un nuevo nivel de ser.
Recuerdo, en una oportunidad, que el Sr. Ouspensky nos
dijo que nos asemejábamos a hombres que llevaban una enorme cantidad de
abrigos.
Dijo que era necesario quitarse esos abrigos uno tras
otro.
De otro modo nuestro tamaño nos impediría cruzar la
puerta.
Una persona que cree en sí misma, en su virtud y merito,
es demasiado voluminosa en el sentido psicológico.
Por eso no puede pasar por la "puerta estrecha"
—o a través del "ojo de una aguja".
“Es un camello”.
“El camello” es una criatura voluminosa y empecinada.
Claro está, se alude a una persona que psicológicamente
es un “camello”.
En los Evangelios, una persona muy identificada consigo
misma es llamada un “hombre rico”.
Tiene una firme idea de su valor.
Cree que sabe, tiene la certeza de poder hacer y está
segura de que lo justo y lo injusto son evidentes para él.
Tal persona está muy identificada consigo misma.
Este es el “hombre rico” de los Evangelios de quien
Cristo dijo que sería más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que
a un rico entrar en el Reino de los Cielos.
En el caso que presentan los Evangelios, “el hombre rico”
creía poseer la bondad y haber obtenido mucho mérito de todo lo que había
hecho.
Estaba identificado consigo mismo.
De modo que todo lo que hacía iba a la parte equivocada
de sí.
Debido a ello.
Cristo le dijo:
"Anda, vende lo que tienes".
El rico se fue triste, porque tenía "muchas
posesiones" —es decir, estaba identificado consigo mismo y con su valor.
Empero, no estaba tan identificado consigo mismo como el
fariseo que rogaba, diciendo:
"Dios, te doy gracias porque no soy como los otros
hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos
veces a la semana; doy diezmos de todo lo que gano", mientras que el
publicano rogaba:
"Dios, se propicio a mí, pecador".
El fariseo es un ejemplo extremo de identificación
consigo mismo.
Hemos de entender claramente que un hombre puede ser muy
bueno en la vida y cumplir con su deber y seguir fielmente todo cuanto se le
enseña y hacer frente al peligro con heroísmo y empero ser “el hombre rico” de
los Evangelios.
Significa ello que está identificado consigo mismo y con
todo cuanto hace y está satisfecho de sí.
Ahora bien, han de saber que en El Trabajo una frase dice
que a no ser que el hombre llegue a la etapa en que comprenda su nadidad, le
será imposible cambiar.
Empezar a darse cuenta de la propia nadidad como
experiencia práctica es empezar a dejar de ser un "hombre rico".
En otras palabras, es empezar a dejar de identificarse
consigo mismo.
PARTE II.
Hablaremos ahora de la identificación consigo mismo desde
diferentes lados.
Empecemos por decir que donde se está identificado
consigo mismo, allí no se puede ser pasivo consigo mismo.
Estar identificado consigo mismo significa que se está
atado a algo en si a lo cual se considera como si fuera uno mismo.
Supongamos que está atado a la idea de que es una persona
verídica.
Esto significa que está atado a esa IMAGEN DE SÍ MISMO.
Se imagina a sí mismo, para sí mismo, como si fuera
siempre verídico.
Por eso dondequiera este, por así decirlo, lleva consigo
esta IMAGEN.
No tiene existencia alguna fuera de ella.
Es esa imagen.
Lo acompaña a dondequiera vaya, aun cuando no diga la
verdad.
Carece de importancia para la imagen que tiene de sí
mismo y a la cual está firmemente pegado.
Si las circunstancias le hacen sentir momentáneamente que
en alguna oportunidad no fue tan franco, empezara en seguida a JUSTIFICARSE a
sí mismo y a explicar y a discutir hasta que se sienta otra vez cómodo
interiormente y en paz con la imagen que lo domina.
Esto es estar identificado consigo mismo.
Es un ejemplo que pertenece a la clase de identificación
con imágenes de sí.
Desde luego, las imágenes son innumerables.
Pero todos tienen alguna imagen especial de sí con la
cual se identifican.
Uno de los orígenes de nuestra falta de armonía interior
y de nuestros estados negativos radica en las imágenes.
Cuando se toca una imagen, por así decir, mostramos
nuestra susceptibilidad ya sea por la depresión, ya sea por la cólera, en suma,
por un estado negativo.
Cuando llevamos muchas imágenes, la identificación
consigo mismo es muy fuerte.
Y cuanto más nos identificamos con nosotros mismos, más
expuestos estaremos al enfado, al desaliento, al desengaño.
Por supuesto, no solo las imágenes hacen que una persona
este expuesta a todos estos trastornos.
Pero las imágenes son en nosotros una fuente de
inestabilidad.
Las imágenes se forman con LA VANIDAD Y LA IMAGINACIÓN —es
decir, pertenecen a la Falsa Personalidad, que es un "Yo" Imaginario.
Y nos identificamos en especial con todo cuanto pertenece
a la Falsa Personalidad.
Si pudiéramos ver por medio del discernimiento directo
que no somos en absoluto como nos imaginamos, entonces el poder de la Falsa
Personalidad se debilitaría.
Por una parte perderíamos, aunque en realidad ganaríamos
mucho más.
Pero siempre nos defendemos a nosotros mismos, aun cuando
nos damos cuenta de que no tenemos razón.
Ello se debe a que dos gigantes llamados ORGULLO Y
VANIDAD no nos permiten ceder —al menos a los otros.
Y por esa razón solo la observación de si puede ayudamos.
Solo uno mismo, viéndose, puede ceder a sí mismo.
Así es preciso que se produzca UNA DIVISIÓN en uno mismo
entre el lado observante y el lado observado.
Y al comienzo, todo debe ser observado pasivamente, y
colocado a la luz de la conciencia sin critica alguna.
Si se ha forjado la imagen de que siempre dice la verdad,
es preciso que observe durante un largo periodo cuantas veces miente.
Solo LA COMPRENSIÓN INTERIOR destruirá el poder de la
imagen con la cual se ha identificado y de la que ha sido esclavo.
PARTE III.
"Mientras un hombre siga considerándose como una
persona nunca podrá mover de donde está."
Sí, pero ¿por qué?
Por estar entonces tan completamente identificado consigo
mismo.
Su trabajo solo empieza cuando siente dos hombres en sí
mismo.
Uno de ellos es pasivo y este es el hombre que observa:
el otro es activo y este es el hombre observado.
El hombre activo se llama a sí mismo Yo.
El hombre pasivo es el comienzo del camino que lleva al
verdadero Yo.
Es débil durante mucho tiempo y no puede hacer nada.
Pero a medida que el sentimiento del "Yo" es
extraído del hombre activo, el hombre pasivo se fortalece hasta que llega el
momento en que llega a ser activo y el hombre activo, pasivo.
Es decir, tiene lugar una inversión y lo interior
controla lo exterior, no lo exterior a lo interior.
Comprendámoslo más claramente.
Mientras una persona se siga tomando como una no puede
llegar a ser diferente.
¿No ven el porqué?
No puede cambiar, porque está identificada consigo misma
y toma todo en ella como si fuera ella misma.
Sus pensamientos, opiniones, estados de ánimo,
sentimientos, sensaciones, de hecho, todo lo toma como Yo.
Dice Yo a todo “ELLO”.
Recordaran lo que el Trabajo dice sobre la
identificación.
Citare unas pocas frases: "La identificación es una
cualidad tan común que para los fines de la observación es difícil separarla de
cualquier otra cosa.
El hombre está siempre en un estado de identificación, y
por esa razón no puede recordarse a sí mismo... "
La identificación es uno de nuestros más terribles
enemigos.
Es necesario ver y estudiar la identificación en uno
mismo hasta sus mismas raíces.
La identificación es el principal obstáculo que se opone
al recuerdo de sí.
Un hombre que se identifica con todo es incapaz de
recordarse a sí mismo.
Con el fin de recordarse a sí mismo es preciso no
identificarse.
Pero con el fin de no identificarse, un hombre ante todo
no debe estar identificado consigo mismo.
Es preciso que recuerde que hay DOS en él, uno que solo
puede observar al principio y otro que se hace cargo de él en todo momento y
habla en su nombre y se llama a sí mismo Yo.
Es preciso que trate de no identificarse con ese otro
hombre que lo controla, y sentir que es diferente de él y que hay otro en él.
Pero a menos que esta separación se haga y se haga
continuamente, sigue siendo un sólo hombre y nada puede cambiar en él."
El Trabajo enseña que el estado del hombre es tal que se
identifica con todo.
Por ejemplo, un hombre se identifica con su conocimiento.
Una persona tiene una clase de conocimiento, tal como el
conocimiento del mundo, otra tiene el conocimiento de una ciencia, una tercera
el conocimiento de la cocina, una cuarta el conocimiento de los negocios, una
quinta el conocimiento de los libros, etc. Pero en cada caso una persona se
identificara con su conocimiento.
Es sabido como choca la gente que tiene conocimientos
similares y como, en el llamado mundo culto, existen toda clase de celos
fundados en la identificación.
Los médicos, por ejemplo, nunca están de acuerdo los
cocineros, ni los literatos, ni los soldados, ni los pastores, de acuerdo los
cocineros, ni los literatos, ni los soldados, ni los pastores, ni las madres.
Quizá recuerde el momento, en su niñez, en que empezó a
identificarse con el conocimiento y que contento se puso cuando le dijeron algo
que los otros no sabían y sintió como una especie de poder.
La identificación confiere un sentido de poder.
Claro está, no era el conocimiento lo que le interesaba,
sino el hecho de que podía "exhibirlo".
Consideremos ahora el tema de la identificación con el
Centro Intelectual.
Entre otras cosas existen aquí actitudes, opiniones y
pensamientos.
¿Sabe usted, o más bien ha observado, que está
identificado con sus opiniones?
Esta es otra forma de identificación consigo mismo.
Desde luego, una opinión no es uno mismo, sino algo por
completo distinto.
Pero si está identificado, el sentimiento de
"Yo" se pega a la identificación.
Quizá cree no tener opiniones.
En todo caso, todos tenemos pensamientos.
¿Puede decir Yo a sus pensamientos?
O más bien, ¿dice invariablemente Yo a sus pensamientos?
Por cierto, si cree que todo en su mundo interior es Yo,
no puede dejar de hacerlo.
Pero asimismo puede decir que en el mundo exterior todo
es usted mismo.
A veces se tienen pensamientos muy deprimentes y
complejos.
Si uno se identifica con ellos, ejercen todo su poder.
Entonces esta uno identificado con los propios
pensamientos.
Pero es muy posible no identificarse con los propios
pensamientos.
De hecho, es muy necesario aprender a hacerlo, y lo más
pronto posible.
Ayuda mucho en el trabajo sobre si, y también en todo.
Es imposible detener los pensamientos.
Se puede intentarlo, solo como un mero ejercicio de
observación de sí.
Pero se puede aprender a no identificarse con los
pensamientos, y es preciso empezar por la observación de ellos.
La observación de algunos pensamientos es muy
interesante, pues son pensamientos enmarañados, complejos, pesados con los
cuales es muy peligroso identificarse.
Si no se identifica con algo en sí, empieza a liberarse
del poder' de la identificación.
La próxima vez hablaremos mas sobre la identificación
consigo mismo en lo concerniente al Centro Intelectual y luego sobre la
identificación con los demás centros.
Maurice Nicoll
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