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LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO - Maurice Nicoll -
LA ESENCIA Y EL VIAJE DE RETORNO
Ahora bien, ya que la Esencia desciende de un "plano
superior" y por último se encierra en un cuerpo de sangre y carne, en el
Hombre la octava ascendente debe existir en relación con este descenso.
Aquí se sostiene la idea que la Esencia, por haber
descendido, debe ser capaz de re-ascender —esto es, de desandar el camino de su
descenso—.
Si la Esencia re-asciende y el centro de gravedad de la
conciencia de un hombre y de su ser estuviesen verdaderamente en la Esencia en
lugar de estar en la Personalidad, luego el re-ascenso de la Esencia seria
asimismo el ascenso del hombre al nivel de su origen.
Sería el viaje de retomo.
Esa idea del "viaje de retorno" se menciona en
varios lugares en la antigua literatura esotérica, como en el Himno de la
Vestidura de Gloria en los escritos gnósticos, y hay obviamente una referencia
en la parábola del Hijo Prodigo en los Evangelios (Lucas, XV 11-32).
El Hijo Prodigo, que con toda probabilidad era un hombre
que había satisfecho todos los deseos de su amor de sí y encontró que todo
sabia a nada y nada era real —tal vez haya sido un multimillonario— es descrito
como alguien que "VUELVE EN SÍ".
Se dio cuenta de una manera u otra que no seguía un buen
rumbo y que había llegado al fin de las cosas.
Todo carecía de sentido, como suele ocurrir cuando el
único objeto de la vida es la satisfacción del “amor de sí” y sus ambiciones.
Por eso dice, luego de haber vuelto en sí:
"Me levantare e iré a mi padre, y le diré: Padre,
erre el blanco."
Así se levanto y se llego a su padre.
No quiere decir su padre terrenal.
Su padre se regocija y dice:
"Hagamos fiesta, porque este mi hijo muerto era, y
ha revivido; se había perdido, y es hallado."
Habrán de ver la significación de estas palabras, muerto
y perdido.
Cuando un hombre vuelve sobre sus pasos y, dejando a la
Personalidad tras él, empieza a moverse en dirección a la Esencia, deja de
estar muerto o perdido.
Buscando el desarrollo de la Esencia por medio del hombre
interno, y alejándose de las falsedades e insinceridades y profesiones hueras
del hombre externo, empieza a estar vivo en lugar de estar muerto —
interiormente, en espíritu—.
Ya se da cuenta de lo que tiene que hacer, de lo que en
él es espurio, de lo que tiene que observar y lograr que se vuelva cada vez más
consciente y de aquello sobre lo cual debe trabajar, y de aquello de lo cual
debe despojarse y dejarlo tras sí.
Ya no está más perdido, andando a la deriva y sin meta
alguna a través de los años.
Ahora tiene un rumbo. Ha partido para un verdadero viaje.
Es un viaje muy largo, pero no tardara en sentir que
recibe ayuda.
Por eso en la parábola se dice:
"Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue
movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le beso."
La frase "cuando aún estaba lejos" indica que
el viaje desde la Personalidad a la Esencia es muy largo.
La misericordia y el ser bien recibido señalan la ayuda.
Ocurre como si el Trabajo estuviese hablando, y diciendo
que cuando un hombre vuelve verdaderamente en sí —esto es, cuando se recuerda a
sí mismo y se reconoce— sabe que no es la persona que siempre pretendió ser, o
aquella que ha tomado por sí mismo, y que ha seguido un rumbo equivocado y
trata de mantenerse en el.
Es curioso que esa parábola es llamada la del Hijo
Prodigo. .
¿De qué era prodigo?
Algunas personas dicen seriamente que se refiere al
dinero.
Lo toman sensual, literalmente, e imaginan que fue usada
por padres avaros que se alimentaban de algarrobas.
Habrán notado que la palabra "Prodigo" no
aparece en la parábola.
Es en realidad una parábola acerca de un hombre que, por
más que haya tenido éxito, descubre que LA VIDA NO LE DIO LO QUE ESPERABA y, al
darse cuenta que debe tener otro origen que la vida, lo cual no tiene sentido
tomado por sí mismo, y debe hacer otra cosa además de vivir, emprende el camino
para librarse de toda la falsedad que la vida y sus modalidades han depositado
en él, y despojarse de todas las actitudes que su vanidad y sus ilusiones sobre
si mismo han forjado en él.
Es en realidad una parábola acerca del retorno al origen
de uno mismo —
El hombre ha descubierto su verdadero origen.
Ha descubierto su Esencia.
Maurice Nicoll
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