¿QUÉ ES PSICOLOGIA DEL AUTO-CONOCIMIENTO?
Para comprender cómo se puede definir la psicología es
necesario darse cuenta de que la psicología nunca ha existido bajo su propio
nombre, excepto en tiempos modernos.
Por una u otra razón siempre se ha sospechado de
tendencias equivocadas o subversivas de la psicología, ya sean religiosas,
políticas o morales, y por lo tanto ha tenido que usar diferentes disfraces.
Por miles de años la psicología existió bajo el nombre de
filosofía.
En la India todas las formas de Yoga, que son
esencialmente psicología, se describen como uno de los seis sistemas de
filosofía.
Las enseñanzas Sufíes, que ante todo son psicológicas, se
consideran en parte religiosas y en parte metafísicas.
En Europa, hasta no hace mucho tiempo, en las últimas
décadas del siglo diecinueve, muchos trabajos sobre psicología eran
considerados como filosofía.
Y a pesar de que casi todas las subdivisiones de la
filosofía, tales como la lógica, la teoría del conocimiento, la ética, la
estética, se referían al trabajo de la mente humana o de los sentidos, la
psicología era considerada como inferior a la filosofía y como relacionada sólo
con los lados más bajos o más triviales de la naturaleza humana.
Paralelamente a su existencia bajo el nombre de
filosofía, la psicología existió aún por más tiempo conectada con una u otra
religión.
Esto no quiere decir que la religión y la psicología
alguna vez fueron una y la misma cosa, ni que la conexión entre religión y
psicología fuera reconocida.
Pero no hay duda de que casi todas las religiones
conocidas desarrollaron uno u otro tipo
de enseñanza psicológica conectada a menudo con cierta práctica, de manera que
el estudio de la religión, muy frecuentemente, incluía en sí mismo el estudio
de la psicología.
Hay muchos trabajos excelentes sobre psicología en la
bastante ortodoxa literatura religiosa de diferentes países y épocas.
Por ejemplo, en los primeros tiempos del Cristianismo,
había bajo el nombre general de Philokalia una colección de libros de
diferentes autores, usado en la actualidad en la Iglesia Oriental,
especialmente para la instrucción de los monjes.
Durante el tiempo en que la psicología estuvo conectada
con la filosofía y la religión, también existía bajo la forma de Arte.
La Poesía, el Drama, la Escultura, la Danza, y aun la
Arquitectura eran medios de transmisión del conocimiento psicológico.
Por ejemplo, las catedrales góticas eran en su sentido
primordial tratados de psicología.
En la antigüedad antes de que la filosofía, la religión y
el arte adoptaran formas separadas, bajo las cuales las conocemos ahora, la psicología
había existido en forma de Misterios, tales como los de Egipto y de la antigua
Grecia.
Posteriormente, luego de la desaparición de los
Misterios, la Psicología existió en forma de Enseñanzas Simbólicas, las que
algunas veces estaban ligadas a la religión de la época y otras no, como en los
casos de la astrología, la alquimia, la magia; y entre los más modernos, la
Masonería, el Ocultismo y la Teosofía.
Aquí es necesario notar que todos los sistemas
psicológicos y doctrinas, tanto los que existen o los que existieron
abiertamente como los que fueron ocultos o disfrazados, pueden dividirse en dos
categorías principales.
Primero: los sistemas que estudian al hombre tal como
ellos lo encuentran, o tal como ellos suponen o lo imaginan ser.
La psicología «científica» moderna, o lo que se conoce
bajo este nombre, pertenece a esta categoría.
Segundo: los sistemas que estudian al hombre no desde el
punto de vista de lo que es, o de lo que parece ser, sino desde el punto de
vista de lo que puede llegar a ser; esto es, desde el punto de vista de su
posible evolución.
Estos últimos sistemas son en realidad los originales, o
en todo caso los más antiguos, y sólo ellos pueden explicar el origen olvidado
y el significado de la psicología.
Cuando comprendamos la importancia del estudio del hombre
desde el punto de vista de su posible evolución, comprenderemos que la primera
respuesta a la pregunta: ¿qué es psicología? debería ser que la psicología es
el estudio de los principios, leyes, y hechos de la posible evolución del
hombre.
Aquí, en estas conferencias, hablaré sólo desde este
punto de vista.
Nuestra primera pregunta será:
¿Qué quiere decir la evolución del hombre?, y la segunda:
¿se requieren condiciones especiales para ello?
Con respecto a modernos y ordinarios puntos de vista
sobre el origen del hombre y su previa evolución, debo decir ante todo que no
pueden ser aceptados.
Debemos darnos cuenta de que no sabemos nada acerca de su
origen y que no tenemos pruebas de la evolución física o mental del hombre.
Por el contrario, si tomamos la humanidad histórica, es
decir, la humanidad de los últimos diez o quince mil años, podemos encontrar
señales inconfundibles de un tipo de hombre superior, cuya presencia se puede
establecer ante la evidencia de monumentos antiguos y conmemorativos que la
humanidad actual no puede repetir o imitar.
Con respecto al hombre prehistórico o a esas criaturas de
aspecto parecido al hombre y sin embargo, al mismo tiempo, tan diferentes de
él, cuyos huesos se encuentran en yacimientos del período glacial o pre
glacial, podemos aceptar la muy plausible idea de que esos huesos pertenecen a
un ser bastante distinto del hombre, que pereció hace mucho tiempo.
Al negar la evolución anterior del hombre, tenemos que
negarle cualquier posibilidad de evolución mecánica futura; es decir, una
evolución que se desarrolle por sí sola, de acuerdo con las leyes de la
herencia y de la selección, sin esfuerzos conscientes del hombre, y sin una
comprensión de su posible evolución.
Nuestra idea fundamental va a ser que el hombre, tal como
lo conocemos, no es un ser completo; que la naturaleza lo desarrolla sólo hasta
un cierto punto y que luego lo deja, para que siga desarrollándose por sus
propios esfuerzos e iniciativas, o vivir y morir tal cual nació, o degenerar y
perder su capacidad de desarrollo.
En este caso la evolución del hombre querrá decir el
desarrollo de ciertas cualidades y rasgos interiores que generalmente
permanecen sin crecer y que no pueden desarrollarse por sí solos.
La experiencia y la observación muestran que ese
desarrollo es posible sólo en ciertas condiciones determinadas, con esfuerzos
de cierta clase por parte del hombre mismo, y con ayuda suficiente de aquellos
que comenzaron antes un trabajo similar y que ya han obtenido un cierto grado
de desarrollo, o por lo menos cierto conocimiento de los métodos.
Tenemos que comenzar con la idea de que sin esfuerzos es
imposible la evolución; sin ayuda, igualmente, es imposible.
Después de lo cual tenemos que comprender que, en el
camino del desarrollo, el hombre tiene que hacerse un ser diferente, y tenemos
que aprender y comprender en qué sentido y en qué dirección el hombre tiene que
hacerse un ser diferente; es decir, qué significa ser un ser diferente.
Luego tenemos que comprender que no todos los hombres
pueden desarrollarse y llegar a ser seres diferentes.
La evolución es cuestión de esfuerzos personales, y en
relación con la masa de la humanidad la evolución es una rara excepción.
Puede parecer extraño, pero debemos darnos cuenta de que
no sólo es rara, sino que cada vez está llegando a ser más y más rara.
Por supuesto, surgen muchas preguntas de lo dicho
anteriormente:
¿Qué significa que en el camino de la evolución el hombre
tiene que llegar a ser un ser diferente?
¿Qué quiere decir un "ser diferente"?
¿Cuáles son las cualidades o rasgos interiores que pueden
ser desarrollados en el hombre, y cómo se puede lograr?
¿Por qué no se pueden desarrollar todos los hombres y
llegar a ser seres diferentes?
¿Por qué tal injusticia?
Trataré de contestar a estas preguntas y comenzaré por la
última.
¿Por qué no se pueden desarrollar todos los hombres y
llegar a ser seres diferentes?
La respuesta es muy sencilla.
Porque no lo quieren.
Porque no saben nada acerca de ello y, aunque se les
diga, sin una larga preparación, no podrán comprender lo que significa.
La idea principal es que para hacerse un ser diferente un
hombre debe quererlo mucho y por muy largo tiempo.
Un deseo pasajero o vago, basado en el descontento con
las condiciones exteriores, no creará el impulso suficiente.
La evolución del hombre depende de su comprensión de lo
que puede conseguir, y de lo que tiene que dar para ello.
Si el hombre no lo quiere, o si no lo quiere con
suficiente intensidad, y no hace los esfuerzos necesarios, nunca se
desarrollará.
De manera que en esto no hay injusticia.
¿Por qué debería tener lo que no quiere?
Si al hombre se le forzara a convertirse en un ser
diferente, cuando está satisfecho de lo que es, esto si sería entonces
injusticia.
Ahora preguntémonos qué significa un ser diferente.
Si consideramos todo el material que podamos conseguir,
que se refiera a esta proposición, encontramos la afirmación de que al hacerse
un ser diferente el hombre adquiere muchas nuevas cualidades y poderes que no
posee ahora.
Esta es una afirmación común encontrada en toda clase de
sistemas que admiten la idea de un crecimiento psicológico o interior del
hombre.
Pero esto no es suficiente.
Aun la descripción más detallada de estos nuevos poderes
no nos ayudará en forma alguna a comprender cómo aparecen ni de dónde vienen.
En las teorías generalmente conocidas falta un eslabón,
aun en aquellas que acabo de mencionar que están basadas en la idea de la
posibilidad de evolución del hombre.
La verdad es que antes de que el hombre adquiera nuevas
facultades o poderes, que no conoce ni posee ahora, tiene que adquirir
facultades y poderes que tampoco posee, pero que se arroga a sí mismo; es
decir, que cree que las conoce y que las puede usar o controlar.
Este es el eslabón que falta, y éste es el punto más
importante.
Por el camino de la evolución, que ha sido descrito como
un camino basado en el esfuerzo y en la ayuda, el hombre debe adquirir
cualidades que cree que ya posee, pero sobre las cuales se engaña a sí mismo.
OUSPENSKY
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