LA DOCTRINA DE LOS MUCHOS "YOES"
Lo que sigue a
continuación es un comentario, que se refiere a la idea de los diferentes
"Yoes"en nosotros.
Como saben ustedes, en este sistema de enseñanza, el
hombre no es considerado como una unidad.
La falta de unidad en el hombre es la fuente de todas sus
dificultades y penas.
El cuerpo del hombre es una unidad y trabaja como un todo
organizado a menos de estar enfermo.
Pero la vida interior del hombre no es una unidad y
carece de organización y no trabaja armoniosamente como un todo.
El hombre, respecto de su estado interior, es una
multiplicidad, y desde un ángulo de esta enseñanza, se habla de esta
multiplicidad interior en términos de "Yoes" o egos en el hombre.
El hombre no tiene un "Yo" permanente sino una
multitud de diferentes "Yoes" que a cada momento se hacen cargo de él
y hablan por él como si fuera con su voz: y desde este punto de vista se
compara al hombre con una casa en desorden en la cual no hay amo sino multitud
de sirvientes que hablan en nombre del amo ausente.
Como ustedes probablemente saben, el mayor error que se
puede cometer es suponer que los otros poseen o que se tiene, un "Yo"
permanente e inmutable.
El hombre nunca es el mismo por mucho tiempo.
Está cambiando continuamente.
Pero imaginar que si una persona se llama Jaime es
siempre Jaime, es completamente falso.
Ese hombre a quien llama Jaime tiene en él otros
"Yoes", otros egos, que se hacen cargo de él en diferentes momentos,
y aunque Jaime no guste de la mentira, otro "Yo" en él —llamémoslo
Pedro— gusta de la mentira y así sucesivamente.
Tomar otra persona como una sola y misma persona en todo
momento, suponer que es un único "Yo", es abusar de ella y al mismo
tiempo es abusar de uno mismo.
Una multitud de diferentes personas vive en cada uno de
ustedes.
Estos son todos los diferentes "Yoes" que
pertenecen a la personalidad, que es preciso observar, y tratar de conocer, de
otro modo ningún conocimiento de sí es posible —es decir, si uno busca en
verdad el conocimiento de sí y no invenciones e imaginaciones acerca de uno
mismo.
Ninguno de ustedes tiene un "Yo" verdadero,
permanente, inmutable.
Ninguno de ustedes tiene una verdadera unidad de ser.
Todos ustedes no son sino una multitud de personas
diferentes, algunas mejores y otras peores, y cada una de estas personas —cada
uno de estos"Yoes" en ustedes— en ciertos momentos se hace cargo de
ustedes y les hace hacer lo que quiere y decir lo que desea y sentir y pensar
como siente y piensa.
Pero ya conocen todo esto y ahora quiero hablarles más
detalladamente de la doctrina de los muchos "Yoes" en el hombre y
darles algunas ideas acerca de su profundo sentido y significación.
Si alguno de ustedes no puede comprender lo que sigue, se
debe a que no tienen aun suficiente práctica de la observación de si, en cuyo
caso es preciso tener paciencia y esperar un poco, o porque, si hace mucho que
están ustedes en el trabajo, no han empezado a observarse, seriamente todavía,
es decir, no han comenzado el trabajo sobre si y quizá ni siquiera pensaron
seriamente en lo que significa.
En este último caso, lo único que les puedo decir es que
deben tratar realmente de hacer un esfuerzo para comprender lo que significa,
mediante una cabal observación de si, tan pronto como sea posible, porque el
tiempo cuenta en el trabajo, y las oportunidades tienen tendencia a disminuir
si no se las aprovecha cuando es posible, porque está en la verdadera
naturaleza de las cosas llegar demasiado tarde para que se produzca un cambio
interior, el cual solo es posible mediante la observación de sí y el conocimiento
de sí que derivan de él.
Mientras un hombre siga considerándose como uno no puede
cambiar.
Pero, ¿acaso han pensado por sí mismos, por qué esto es
así?
Todos ustedes saben que este trabajo consiste en hacer
que un hombre piense por sí mismo, y que prestar atención a las ideas de este
sistema sin pensar en ellas por uno mismo y de este modo incorporarlas, es pura
pérdida de tiempo.
El trabajo no es algo externo, sino interno, y la gente que
imagina que el trabajo, como organización externa, le hará progresar, esta
tristemente equivocada acerca de su significado.
El hecho mismo que el trabajo empiece con la observación
de sí es suficiente para mostrar que exige un esfuerzo personal de cada
individuo y solo cada uno de ustedes puede observarse a sí mismo y nadie puede
hacerlo por ustedes.
Ahora bien, solo a través del esfuerzo de la observación
de si un hombre llegara eventualmente a darse cuenta de que no es uno y así
podrá destruir la ilusión de que es un individuo permanente que no sufre cambio
alguno.
Porque mientras un hombre sustente esa ilusión de que es
siempre una y la misma persona, no puede cambiar y, como ustedes saben, la
finalidad de este trabajo es producir un cambio gradual en nuestra vida
interior.
De hecho, la totalidad de este trabajo se fundamenta en
la idea de que el cambio de si o la transformacion de uno mismo es una
posibilidad definida en todo ser humano y es la verdadera meta de la
existencia.
Pero el punto inicial de este cambio de si permanece
oculto mientras el hombre siga sustentando la ilusión de que es uno.
El hombre debe comprender por si mismo que no es uno sino
muchos y solo lo puede lograr mediante una imparcial observación de sí.
Más, por mucho tiempo, la ilusión de que es siempre una y
la misma persona luchará con sus tentativas imparciales de observación de sí y
le imposibilitará comprender la significación de sus observaciones.
Tratará de encontrar excusas y de justificarse y así de
aferrarse a la idea de que verdaderamente es uno y posee una individualidad
permanente y que siempre sabe lo que está haciendo y pensando y diciendo y que
siempre tiene conciencia de sí y control de si en todo momento.
Le será muy difícil admitir que esto no es así: Y por
otra parte, es perfectamente inútil que pretenda creer que no es uno y no vea
por sí mismo la verdad de ello.
Es parte del conocimiento de este sistema de enseñanza el
que el hombre no es uno sino muchos.
A menos que un hombre vea la verdad de este conocimiento
aplicándolo a sí mismo, mediante el trabajo sobre su ser, no llega a
convertirse en comprensión.
Un hombre puede decir: "Sé que no soy uno sino
muchos —el trabajo lo dice así"—.
Pero esto no es nada.
El conocimiento sigue siendo externo al hombre mismo.
Pero si lo aplica a través de una larga observación de si
empieza a ver su verdad, entonces dirá:
"Comprendo que no soy uno sino muchos" y esto
es una -cosa muy diferente.
El conocimiento habrá dado su fruto en él, y no será ya
más mero conocimiento, sino comprensión, porque el hombre ha aplicado el
conocimiento a si 'mismo y por su intermedio ha trabajado sobre su propio ser.
Y recordarán ustedes como en este sistema se hace
hincapié en la diferencia entre conocimiento y comprensión y cuantas veces se
dijo que en nuestra época el conocimiento es diferente de la comprensión,
porque el hombre desarrollo únicamente el lado del conocimiento y no el
correspondiente lado del ser.
Cuando un hombre empieza a observarse a si mismo desde el
ángulo de que no es uno sino muchos, comienza a trabajar sobre su ser.
No puede hacerlo si permanece bajo la convicción de que
es uno, porque entonces no será capaz de separarse de sí mismo, porque
considerara todo en él, cada pensamiento, estado de ánimo, sentimiento,
impulso, deseo, emoción, y así sucesivamente, como él mismo —es decir, como
"Yo"—.
Pero si empieza a observarse a sí mismo, entonces, en ese
momento, llegará a ser dos —una parte que observa y una parte que es
observada—.
Y a menos que se divida, de este modo y luche por hacer
que esta división sea cada vez mas distinta, nunca será capaz de moverse de
donde esta, porque, al tomar siempre todo lo que sucede en él como si mismo,
dirá "Yo" a todo y así todo será pues "Yo" en él, y al
identificarse con todo lo que le sucede, y al tomar todo como "Yo",
hará imposible todo cambio, pues todo se esconderá tras la ilusión del
"Yo" y seguirá viviendo en él.
De hecho, la multitud de personas que están en un hombre,
la multitud de separados "Yoes" en él —tanto los útiles como los
inútiles— tendrán iguales derechos y serán igualmente protegidos por él porque
le será imposible distinguirlos uno del otro ya que los considera todos como si
fueran él mismo.
Esta es simplemente una manera de exponer la situación
dentro de un hombre que permanece convencido de que es uno.
Ahora bien, un hombre no puede empezar a cambiar mientras
no sea capaz, debido a la observación de si, de decir: "Esto no es
Yo".
Tan pronto como empiece a decirlo internamente a algo que
observa en él, empieza a separarlo de si mismo.
Es decir, comienza a extraer el sentimiento de Yo de si,
y eventualmente resulta, y muchas veces después de una lucha, que lo que ha
observado empieza a apartarse de él y distanciarse, en su mundo interior.
Pero esto es imposible 'si cree que lo que ha observado
es él mismo, porque entonces seguirá siendo "Yo" en él, y
"Yo" no puede cambiar "Yo", pues entonces no habría
posibilidad de separación y seguiría unido con lo que ha observado, por tomarlo
como "Yo" —es decir, él mismo— en lugar de tomarlo como Yo en él.
Cuando un hombre está pensando cree que él está pensando.
Pero nuestros pensamientos surgen al azar, a menos que
pensemos profundamente y con atención, lo cual rara vez ocurre.
Los pensamientos que cruzan nuestra mente provienen de
los diferentes "Yoes" en nosotros.
Supongamos que un hombre se dé cuenta de que tiene
pensamientos negativos acerca del trabajo o acerca de una persona o que algo ha
sucedido.
Supongamos que toma esos pensamientos como si fueran
suyos —como él— es decir, como Yo" y supongamos que se siente incomodo a
causa de ellos.
Se dice a sí mismo:
"En verdad, no debo pensar, de esta manera".
Esto puede dar resultado o no.
Pero lo importante es que está cometiendo el error de
tomar todo lo que sucede dentro de él, como si mismo, como Yo.
Si se observa correctamente, se da cuenta de que esos
pensamientos no son él, sino que provienen de un "Yo" negativo en él,
de lo cual quizá ya esté enterado.
Supongamos que conoce perfectamente este "Yo"
en él.
Reconoce en seguida que este "Yo" está hablando
en él y comunicándole sus pensamientos a través del centro mental y agitando al
mismo tiempo una clase particular de emoción negativa.
Ni por un instante toma a este "Yo" negativo
como él mismo sino que lo ve como algo separado de sí mismo.
De resultas de ello lo que dice no tiene poder alguno
sobre él, porque está separado de sí mismo.
Pero si se abandona al sueño, si deja de estar consciente
de lo que está sucediendo en él y de los "Yoes" que están cercanos a
él cae bajo su poder, identificándose consigo mismo, imagina que es él quien
está pensando de este modo.
Al hacerlo, fortalece el poder que este "Yo"
negativo tiene sobre él —porque, como es sabido, sea cual fuere la cosa con la
cual nos identificamos, al punto tiene poder sobre nosotros, y cuanto más nos
identificamos con algo, tanto más esclavos somos de esa cosa.
Con respecto al trabajo mismo, nuestras tentaciones están
exactamente en los "Yoes" negativos —es decir, en los
"Yoes" que odian el trabajo porque su vida en nosotros está amenazada
por él.
Esos "Yoes" negativos dan nacimiento a cierta
clase de pensamientos actuando sobre el centro mental y usando el material
almacenado allí en forma de rollos.
Si aceptamos estos pensamientos, esos "Yoes"
negativos que están en ese momento trabajando en nosotros seremos incapaces de
librarnos de sus efectos.
El primer efecto que producen es hacernos sentir una
pérdida de fuerza.
Cada vez que sentimos una súbita pérdida de fuerza,
prácticamente se debe siempre a la acción de un "Yo" negativo que ha
iniciado un tren de pensamientos de nuestros recuerdos y, por una cuidadosa
selección de su material, presenta algo en una falsa luz y es preciso recordar
que todos los "Yoes" negativos solo mienten, del mismo modo que las emociones
negativas solo deforman todo, como, por ejemplo, la emoción del recelo.
A menos que podamos observar la acción del "Yo"
negativo en el centro mental, logrará poder sobre nosotros.
Lo logrará instantáneamente si lo tomamos como
"Yo", como nosotros.
Pero si vemos que es un "Yo" que trabaja en
nosotros, no podrá hacerlo.
Con el fin de comprender que es un "Yo" en
nosotros, debemos haber llegado ya a la certeza, por el trabajo practico sobre
nosotros, de que existen en nosotros muchos "Yoes" diferentes, y que
no somos uno, sino muchos.
Maurice Nicoll
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